Para 1988, La Última Tentación de Cristo se convirtió en una de las películas más polémicas de su tiempo. Creada por Martin Scorsese, su cinta poco convencional provocó grandes controversias que incluso el papa Juan Pablo II intentó boicotear su exhibición.
El filme, basado en el libro del griego Nikos Kazantazkis, contó entre sus filas con personalidades como Willem Dafoe en el rol principal de Jesús, David Bowie tras el papel de Poncio Pilatos y al mismísimo “hombre de los mil rostros” a cargo de la banda sonora.
Peter Gabriel, que por ese entonces ya gozaba de una prominente carrera solista, se embarcó en el viaje musical de la muerte y resurrección del personaje occidental que definió el calendario.
La tarea de musicalizar los días finales del hijo de Dios no fue nada fácil. Es por eso que a principios de la década de los 80, Gabriel tras aceptar el desafío de Scorsese se concentró en formar un mestizaje cultural para expresar la muerte y resurrección de Cristo.
Pakistán, Egipto o Marruecos fueron parte de las naciones que recorrió tratando de encontrar el sonido idóneo para su proyecto.
“La Última Tentación de Cristo fue crear algo que tuviera referencias a esa época y a esa parte del mundo, pero que tuviera su propio carácter y que de alguna manera fuera atemporal” escribió Gabriel en su sitio web en torno a Passion, disco publicado en junio de 1989, un año después del estreno de la cinta.
Los 21 temas que componen la banda sonora logran impulsar la trama de la cinta que propone la condición humana de Cristo.
La mezcla de sintetizadores, los coros oníricos junto a ritmos étnicos propios de África y Medio Oriente, permiten transitar por los estados anímicos de los personajes, logrando interpretar el viaje personal de Jesús por su propia espiritualidad.
Cabe destacar que más de veinte instrumentos nativos fueron usados para el desarrollo de la placa según consigna UCR, entre ellos el Doudouk armenio (utilizado para armonizar otras películas como Gladiador) o la flauta turca Ney, todos estos interpretados por músicos nativos reconocidos mundialmente.
Otro dato no menor es que el nombre que recibe el disco es producto de la censura que recibió la película en su tiempo, cambiando el título original del filme para poder publicar el largaduración en países que declinaron a exhibir una cinta que iba ‘en contra los principios de la Iglesia Católica’.
En el caso de Chile, La Última Tentación de Cristo recién pudo ser exhibida a mediados del 2000.
Passion es una de los trabajos más extraños en la discografía del inglés, permitiendo sentir un toque divino durante los tránsitos y caminos en una historia que independiente a las creencias de los seres humanos sigue vigente, todo gracias al estilo de Gabriel.
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