Pablo Ilabaca reflexiona sobre “Canciones para Conversar con la Muerte”, canción por canción

Pablo Ilabaca siempre se ha mostrado inquieto, en búsqueda de experimentar. Tras su salida de Chancho en Piedra, intensificó su aventura en proyectos paralelos y nuevas aventuras. Una de ellas es su primer álbum como solista “Canciones para Conversar con la Muerte”.

Haciendo un alto en proyectos como su seudónimo Jaco Sánchez, Sour Times, Pillanes o las presentaciones con 31 Minutos, el músico decide lanzar este compendio de diez canciones bajo su nombre. Esto, porque las canciones y el concepto de la muerte son bastante personales. Todo lo que conlleva dejar este mundo lo ha intrigado desde sus días como marrano bajo títulos como Lophopora”, “De la Claridad a Nuestro Sol“, “Bailo con los Muertos” (como Jaco Sánchez), entre otras.

“No puedo negar el interés de hablar del mito que es la muerte, porque nadie sabe lo que pasa. Lo único certero es que dejamos de respirar y tener consciencia de nuestro cuerpo. Siempre me ha interesado porque siento una conexión con ese mundo. Sé que cuando llega es dolorosa, pero estoy tratando, a mis 45 años, de tener una mirada distinta. Es algo que me pasa desde niño. Es inexplicable, pero sincero”, señala.

Ilabaca afirma que su leit motiv, más allá de la muerte, tiene relación los procesos de transformación. “Es la muerte y la vida, del proceso de cambiar a otro estado, otra vibración. No busco romper el tabú sobre la muerte, quiero conversarlo. Creo que es totalmente ingenuo y egoísta pensar que no te vas a morir. Considero importante conversarlo como artista, proponer un tema, desarrollar distintos ensayos musicales y crear arte”.

Te invitamos a revisar, canción por canción, el XTrack de “Canciones para Conversar sobre la Muerte”, el disco debut de Pablo Ilabaca como solista.

Teniente 1945

Esta canción significa mucho para mí porque trata de la historia de mi abuelo. Mi mamá tenía dos años cuando falleció. Siempre sentí que a ella le faltó que su papá le dijera una cosa bonita, o acurrucarla. Quien habla es justamente mi abuelo, como fantasma acariciando a su esposa diciéndole que, si bien no volverá al hogar, siempre estará con ella. Es una canción romántica paranormal. Es la más antigua del disco y una de las más queridas.

Es bien fuerte, de hecho me emocioné al hablarlo porque es difícil. Mi mamá la escuchó y lloraba. Es un tema familiar.

Lo grabamos el 2015 y a Martín Benavides lo llamé para grabar el théremin, él es uno de los mejores theremistas del mundo. Luego, terminó siendo el productor de los otros ocho temas que grabamos entre el año pasado y el 2021. Fue un flujo energético importante. Tiene que ver con las consecuencias de las amistades, cómo uno forja camino con la gente indicada. También con el respeto por el trabajo y el oficio.

Mi Viejo

Tiene que ver con dos cosas. Primero con mi papá. Siempre había sido muy femenino a la hora de hacia quién escribía las canciones: mi mamá, mi abuela. Pero a mi padre nunca le había dedicado una pieza musical y este era el momento. Tenemos la suerte de tenerlo con nosotros aún.

Segundo, el 2018 estaba de gira con 31 Minutos en México. Una noche estaba en el cementerio de Oaxaca, y vi a la orquesta en el panteón tocando este tema, de Piero. De hecho, el sample que aparece al principio fue una grabación que hice con el teléfono. Sentí el flechazo de inmediato, lo tengo impregnado en mi ADN y decidí grabarlo con un arreglo bastante similar a la que escuhé en Oaxaca.

The Morning After

Me motivó mi pareja, quien escribió este tema y habla en inglés, y la compusimos entre los dos. Para mí no fue tan difícil interpretarla aunque no hablo muy bien en inglés (risas). Es distinto hablar a interpretar. Fue una conexión inmediata con el piano. Es una canción romántica, nostálgica. Tiene que ver con esas noches que están llenas de todo. Y bueno, trata sobre la mañana después.

Quería lograr trasladar una orquesta de la década de los ’20 en esta canción. Logramos armar algo así con los invitados: está Titae (contrabajo), Felipe Metraca (Como Asesinar  Felipes – batería), Martín Benavides (armónica, piano y acordeón), Ed Neidhart (La Brígida Orquesta – clarinete).

Casimiro Vico, Pésimo Actor

Es una obra del dramaturgo Armando Moock, y mi amiga Elisa Zulueta me invitó a musicalizar el radioteatro que armó en noviembre pasado. Es la historia de un actor frustrado, desastre, y que una compañía de teatro lo engaña para robarle y así instalar una propia. Es pésimo actor, fracasa, quiebra y pasa sus últimos días en la bancarrota.

El sentir nostálgico es un tema compuesto junto con Martín Benavides, y le venía muy bien al disco. Habla sobre los sueños que no se realizan, el fracaso. Este es parte de la transformación del éxito, por lo que trata sobre la temática general del disco. Me encanta esta pieza musical, la encuentro dulce, me evoca a un tiempo pasado, a una infancia y personas que ya no existen. Por eso la decidí incluir.

Todo el Mundo Querrá Partir

Toda la música de los Chancho en Piedra la compusimos con mi hermano Felipe. Esta es mía, la hice cerca del 2000, y como no tenía un espacio personal la dejé para el grupo.

“Hay que aprovechar sin parar, dispuesto a evolucionar. Para comprender este viaje que tienes que emprender cada personaje que habita un cuerpo hablará con la muerte al fin”. Es la Muerte la que te dice no es tan terrible morirse, que no le tengas tanto miedo.

Me acabo de acordar de algo: en esa época estaba viendo mucho cine de Ingmar Bergman, y quedé muy impactado con El Séptimo Sello (1957). Aquí la Muerte juega ajedrez con el caballero medieval hasta que este pierde la partida y ella se lo tiene que llevar. Me fascinó esa idea con el concepto de conversar con este personaje, que justamente es lo que trata esta canción, y el disco.

No creo en la vida después de la defunción. La vida es esto: respirar, quemarte un dedo o probar una ensalada de lechuga. Yo creo en los estados de consciencia después de la vida.

Libertad para tí, Libertad para mí

Es una de las piezas muy queridas porque trata de un regocijo del alma. Es una canción de amor, cariño, esperanza y alegría compuesta para mi hija Amapola. De hecho una estrofa es para ella: “Quiero ver tu alma siempre bailar. Cuando te llevé al teatro a ensayar me dijiste que no ibas a parar”. Es la ilusión de vivir una vida bonita y libre, sin tapujos. Habla de la inclusión, el respeto y la empatía, lo que merecemos ser.

Es una de las canciones más lindas que he escrito. La quiero mucho porque siento que es una luz noble. Aquí Martín de nuevo se lució con la producción, Javiera Vinot en los coros que tiene un talento gigantesco, Titae en el contrabajo.

Ojalá que sea posible tener una sociedad empática, pero es muy difícil. Los seres humanos somos una mierda. Podemos ser luminosos, pero también detestables. Lo que más nos cuesta es ser empáticos y creo que este mundo esté casi podrido y oxidado es por culpa nuestra. Uno quiere serlo, pero a algunos les resulta mejor que a otros.

Creo en los procesos y cambios sociales para que haya una sociedad más justa y libre, pero es una tarea muy grande. Aunque si miras para atrás, hace sesenta años la segregación seguía presente en Estados Unidos. Siento que, a pesar de todo, hemos avanzado.

En el Melonal

Es un tema poderoso, muy querido y bonito. Lo siento como himno mapuche aborigen, u originario. El coro explota con frases onomatopéyicas que no entiendo, pero sé que están conectadas con algo.

Lo escribí a la infancia que tuve con mis hermanos en el campo de La Quinta de Tilcoco, la tierra de mi abuela Jacobel. Se refiere a mi tío Tito (hermano de mi mamá) quien murió de cáncer en 1994. Habla sobre lo bien que lo pasábamos con ese señor tan lindo y bonachón que tenía melonales. Habla de toda la fauna y los paisajes que vivimos en el campo.

Es una especie de muerte de los momentos de la infancia y la inocencia. Está la transformación de esta etapa para pasar a la adultez, pero también la defunción del presente, el existir del pasado y del recuerdo.

Pálida Forma Nocturna

Es el segundo single. La ultima canción que se compuso para el disco. Cumple con la influencia musical que tuve el año pasado, donde escuché mucho a Caetano Veloso. Tiene una armonía que me encanta.

Pasamos como muchos procesos astronómicos este último tiempo, y habla de la pasión que el Sol siente por la luna y de no explicarse cómo existe tanta belleza. Que él, como centro de todo, no había visto algo tan bonito. Habla de la muerte del Sol, la vida de la luna y viceversa, de este romance. Me encanta la letra de esta canción, que es una declaración de amor pero muy elegante, no hay nada inapropiado. El astro rey es bien educado ante la luna que creo que nos rige.

Me pasó algo muy extraño el año pasado: vi pasar un cometa. Entonces creo que quedé tocado con el concepto de los astros que van pasando. Como en Encuentros Cercanos del Tercer Tipo (1977), el personaje de Richard Dreyfuss habla de la forma. En Pálida Forma Nocturna también tiene que ver con ese cometa. Fue muy raro pero súper bonito.

El Guarisnaque

Por el sample de la Cantina Band arriesga demanda de Star Wars (risas). El Guarisnaque pasa piola en el concepto del disco porque,a pesar de que habla sobre tomar alcohol, pero la idea es otra. Es un rescate cultural, artístico, traer a la vida una canción que está olvidada en un vinilo de una estantería. Despertar tu cerebro para cantar un trabalenguas. Tiene muchas lecturas, y por eso la decidí incluir.

Además me faltaba algo de alegría y chispa al disco. Es un color del Chile antiguo que tiene que seguir viviendo. Como oyentes de discos nos merecemos un tema como este, porque es bien entretenido, como un vals del cono sur. Por otro lado me encantan Los Caporales, es un grupo que merece un lugar importante en nuestra música, mayor reconocimiento.

Decidí invitar a Felipe porque me encanta interpretar a dos voces con él. Creo que tiene un timbre super bonito, y a todas las viudas, viudos y viudes de mi salida de los Chancho les gustará que los dos hermanitos Ilabaca vuelvan a estar cantando juntos en una pieza.

Tonada para una Guagüita Recién Nacida

Es una pieza instrumental también muy lumniosa. Hablamos de no existir y pasar a existir. Ojalá que cada vez que llegue una guagua la pongan. La base la grabamos con Ismael Oddó en guitarra y banjo, y después grabamos el resto de los instrumentos.

A mí me gusta mucho que en Soul (2020) hablen del Great Beyond y Great Before, porque creo que es verdad. Paul Steinhardt habla de que las almas están esperando para poder habitar un cuerpo, y siento que la bienvenida al mundo es algo muy importante.

Que “Canciones para Conversar sobre la Muerte” parta con una historia sobre la tranquilidad de la muerte, para llegar al final con esta canción sobre el nacimiento confirma que el disco fue tocado por una varita mágica. Son señales.

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