Con puntualidad inglesa, Niños del Cerro y una ruidosa presentación dieron la bienvenida a las 18:00 horas a los privilegiados primeros asistentes al inicio oficial del festival Primavera Sound, reconocido evento barcelonés que este año pone su primera piedra en este lado del mundo.
El llamado Road to Primavera significó un apronte, un ápice de lo que se verá en la semana del 7 al 13 de noviembre en distintos puntos de Santiago con una serie de artistas que se destacan por no quedarse en el formato habitual del pop en forma y fondo. Letras complejas o secuencias de acordes impredecibles, pero con una base que las hace memorizables para miles de oyentes.
En esa lógica, el quinteto de La Florida jugó de local y se aseguró un show en la línea de lo que se espera de un festival de este estilo: apostaron por mostrar su nuevo disco, el denso y recomendable Suave Pendiente, lanzado hace sólo días (14 de octubre), y que ya es conocido por sus cercanos por la serie de singles que se adelantaron. Así, fueron muy recibidas canciones como “Tentempié”, “Daniel” y “Mamire”, aunque “Sísifo” se llevó todos los aplausos.
Media hora después fue el turno de Cat Power, una artista a quien el paso de los años la ha convertido en una figura tan enigmática como magnetizante, que sorprende cada cierto tiempo con discos de una pasión desbordante.
A pesar de que usar dos micrófonos le produjo algunos incómodos acoples, arrastrando en parte los problemas de sonido que afectaron el sonido de Niños del Cerro, esto no empañó un show que resultó un hermoso reencuentro con su fanaticada local, que disfrutó cada minuto de su set, siempre generoso en covers escogidos con oído clínico, y cerrando con la memorable “The Greatest”.
En los alrededores del Movistar Arena, el ambiente era de fiesta. Con un promedio de edad superior al de otros festivales (Lollapalooza, Fauna Otoño), las activaciones tradicionales del recinto convivieron con la terraza del lugar, donde muchos lamentaron la restricción de poder salir con cervezas en mano. ¿Será que aún no es el momento o el recinto no lo permite? Esperemos que sea esto último.
De la calma al terremoto: de la dulce voz de Chan Marshall pasamos al volumen ensordecedor de Jack White, quien como es habitual, subió los amplificadores a 11 y no dejó a nadie indiferente con una presentación en la que los tracks más recientes de su discografía (pertenecientes a Fear of the Dawn y Entering Heaven Alive, ambos editados con pocos meses de diferencia este 2022) no destiñen entre las más coreadas y esperadas por el público: todo lo de The White Stripes, empezando por “Black Math”, tercera en el setlist y que hizo sucumbir la cancha del Movistar, más otras como “Ball and Biscuit”, “Icky Thump”, la adorable “We’re Going To Be Friends”, “Steady, As She Goes” (un pequeño recuerdo de The Racounteurs) y, por supuesto, “Seven Nation Army”, que nos hizo dar cuenta de lo contundente de su set: una hora 15 minutos que pasó volando.
El contraste del exageradamente estimulante show de White, con atractivas visuales y el buen uso del juego de luces -que también aportó bastante a los shows de Cat Power y Niños del Cerro-, fue la simpleza de Pixies, quienes dejaron que su leyenda hablara por si sola.
Sin más apoyo que las pantallas laterales del escenario, y ocupando solo el centro del escenario, el icónico cuarteto comandado por Black Francis dio en el gusto a los fans con un repaso general de toda su primera etapa, con especial énfasis en Doolittle con 9 temas, más una repetición de la tremenda “Wave of Mutilation” en su versión lenta (o UK Surf como se conoce oficialmente), además de breves pinceladas de su actividad actual, como el single “Human Crime” y “There’s a Moon On”, única muestra de su reciente álbum, Doggerel. Aunque malas no son, el peso de su trabajo anterior significan en la práctica un breve descanso para la gargante ante los temas que vienen a continuación.
Asimismo, frente a la poca interacción del líder con el público, el guitarrista Joey Santiago, el baterista David Lovering, y en especial, la bajista Paz Lenchantin generaron momentos de conexión involidables para quienes esperaron varios años para verlos por primera vez, o reencontrarse con ellos, en el caso de quienes pudieron disfrutar de sus anteriores pasos por Chile (como aquel recordado show en el día en que fueron rescatados los 33 mineros, 13 de octubre de 2010, cuando tocaron un tema precisamente 33 canciones).
Y si de éxitos se trata, la noche cerró en alto con la banda desprendiéndose de sus temas más conocidos: “Here Comes Your Man” y “Where Is My Mind?”, tan coreadas como grabadas por los asistentes. Con “Winterlong” (cover de Neil Young, lanzado como lado b del single “Velouria” en 1990), los estadounidenses pusieron fin a una jornada que ratificó la llegada de Primavera Sound a Chile como una cita imperdible para oídos inquietos y que, en su arranque, aportó más ansias para conocer las sorpesas que nos traerá el evento en tres semanas más.