Jorge González en el Liguria: Crónica de un regreso secreto

Las noches de música en vivo en el Liguria suelen ser parecidas: alguien pasa el dato, eso circula, se viraliza secretamente y llega hasta algunos indicados que llenan el patio interior del local de un momento a otro.

Así fue como lo quiso González y así pasó: sin anuncios y ante un público que no superaban las 150 personas, entre colegas músicos, familiares, actores de televisión, parroquianos tradicionales de este bar restorán de Manuel Montt, cercanos y fans, el músico puso todas sus energías para darse el gusto de cantar y, de paso, rejuvenecerse con eso que sabe mejor hacer, logrando algo digno de análisis médico. La rigidez y complicaciones que pudieron notarse al momento de subirse al escenario, parecían desvanecerse a punta de melodías y canciones que lo ponían en un trance ideal.

Este “momento de amor” (como dijo Marcelo Cicali, dueño de la casa al iniciar la noche) se vivió como se debía: sin celulares, ni cámaras de fotos (que se dejaban en la entrada) para que todos estuvieran concentrados en lo que pasaba adelante y vivir la experiencia sin problemas, ni estímulos extra.

Comenzando con “Trenes” y ante una enorme ovación, Jorge González realizó su primer concierto propio y de larga duración en más de un año -desde febrero de 2015 cuando sufrió el accidente isquémico cerebeloso que lo dejó fuera de los escenarios, hasta su concierto homenaje en noviembre pasado- con una entereza y una recuperación notoria, con menos dificultades en el canto de lo que se le había visto y una mayor plenitud.

Una buena parte de esto es gracias al apoyo de los amigos de su banda (Gonzálo Yañez, Jorge Delaselva, Pedropiedra, Felipe Carbone y Eduardo Quiroz), quienes han estado durante todo este tiempo ensayando con Jorge en su departamento, compartiendo gustos y chistes propios, algo que quedó en claro con el semi-cover de “Knockin’ on Heaven’s Door” de Bob Dylan, reinventada con una graciosa letra en español y un coro inspirado en la versión Top Forry de Yayo, “No me toques el Toor”.

La voz de Jorge se mostró más plena, con notorios avances de lo que se escuchó en el Movistar Arena, y que calzaba bien para la interpretación del repertorio que tocó: un resumen de sus últimos dos discos (“Libro“, 2013 y “Trenes“, 2015), una vacilona versión de “La Cumbia Triste”, más dos emotivas piezas de su debut solista como son “Mi casa en un árbol” (donde bromeó nuevamente con “una casa en un árbol / donde no me joda nadie / con una selfie / y duerma mi siesta”) y “Más palabras”, cerrando con dos clásicos que hicieron que todos sacaran la voz: “Tren al sur” y “El baile de los que sobran”.

Un show que fue un éxito en muchos sentidos. Curiosamente, nunca antes González había hecho un show acústico con sus músicos, y el formato le sentó bastante bien. Además, fue un gran golpe de energía tanto para él, como para los cientos que han seguido su carrera todos estos años y su recuperación con la esperanza de poder compartir nuevos momentos de comunión con su música. Jorge nos demostró otra vez que tiene la fuerza de los grandes, que es posible salir adelante siempre y que la mayoría de las veces, la cura está en nosotros mismos. Y así, como le ha pasado a tantos otros con esas letras y melodías, son sus canciones las que salvan su vida.

Jorge González
Bar Liguria, martes 26 de octubre de 2016

1. Trenes
2. Hay que creer
3. Nada es para siempre
4. Una noche entera de amor
5. Nunca te haría daño
6. Yo no estoy en condiciones
7. No me toques el toor / Es muy tarde
8. La cumbia triste
9. Mi casa en el árbol
10. Más palabras
11. Tren al sur
12. El baile de los que sobran

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