Una gira por el sol: la Revuelta de Los Tres en Santiago

Y en un instante, la Revuelta de Los Tres se vuelve realidad. Al son del ocaso capitalino tonadas cuecas retumbaban la elipse del Movistar Arena para dar inicio a un encuentro esperado por más de dos décadas. Torito Alfaro amenizó con las tradicionales cuecas, mientras que Floresalegria deleitó con su propuesta indie y pop rock, trayendo consigo la esencia independiente de los 10’s y 20’s. 

Foto: Daniel Cofré (@daniel.coffrev)

Los zapateos no fueron suficientes para que el coloso de Beauchef se hiciera notar. Un retraso de 30 minutos ponía intranquilos a los fanáticos del cuarteto penquista. Las cuatro pantallas laterales del escenario se transformaron en una caña infernal -no funcionaron en todo el concierto-. “Conecta el HDMI”, gritó un empedernido fanático. 

Pasadas las 20:00 horas, el histórico conjunto hacía su aparición. La instrumental “Follaje en el Invernadero” fue la encargada de plantar las pretensiones de la banda. Virtuosismo, sincronía y vigencia. A su vez, los hipnotizantes fills de Pancho Molina demostraron por qué esta reunión histórica, es en parte, por él. 

Foto: Daniel Cofré (@daniel.coffrev)

Después fue el turno de las enérgicas “Sudapara”, “El Aval” y “Hojas de té”, en esta última Álvaro Henriquez autorizó al público a prender todo cigarro de los chistosos- que hubiera en el lugar. Estelas de humo se levantaron desde diferentes puntos del Movistar Arena. 

El concierto avanzaba sin freno de mano, pasando por clásicos cómo “La Torre de Babel”, “Olor a gas”, “No me falles” y “Un amor violento”. Hasta que en “Claus” y “Largo” ocurre una dinámica digna de sala de ensayo. Pancho y Álvaro hicieron un cambalache. El vocalista se encargó de llevar el ritmo y Molina el groove con el bajo. 

Foto: Daniel Cofré (@daniel.coffrev)

Tras un breve receso, las cuecas y el sentido homenaje al maestro Roberto Parra se apoderaron de la elipse. “El arrepentido”, “La perra con el perro”, “La vida que yo he pasado” y “Quién es la que viene allí”, hicieron bailar, corear y zapatear al público santiaguino. La interpretación de Ángel Parra de “La perra con el perro”, al más puro estilo de su padre -al que dice cada día se parece más-, se ganó la ovación de todo los presentes.  

Foto: Daniel Cofré (@daniel.coffrev)

El bis fue un barrido de hits. En particular, “Amores incompletos” demostró por qué están en el podio de la música nacional. El desplante vocal de Álvaro, que a pesar de los años y las variaciones tonales, le da el motivo y la fuerza necesaria para que las canciones calen en lo profundo de los fanáticos. El virtuosismo de Ángel, con una sensualidad y creatividad inigualable, hacía ver fácil lo que es realmente complicado. Roberto “Titae” Lindl, infalible con sus memorables líneas de bajo y Pancho Molina que a ratos se robaba la película, no adrede, pero el swing, la correcta utilización de los platillos y los fills precisos, complementaban un sonido que nunca pudo lograr la agrupación desde su salida. “Bolsa de Mareo” es un claro ejemplo de ello.

Foto: Daniel Cofré (@daniel.coffrev)

Sin más, finalizaron con la aclamada versión de “Tu cariño se me va”, dejando más que satisfechos a la fanaticada capitalina. La vigencia y virtuosismo de Los Tres quedaron patentes a lo largo de 29 canciones y más de dos horas de espectáculo. Su desempeño en el escenario demostró una confianza aún mayor que en Collao, dejando gratas expectativas para lo que está por venir. Su calidad musical, incuestionable e intacta, deja claro que son y seguirán siendo la primera línea de nuestra historia musical

Fotografías por Daniel Cofré (@daniel.coffrev)

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