Wild Nothing en Chile: Que nos devuelvan la emoción

Vas con todo el entusiasmo a un concierto de una banda que has escuchado continuamente en el año, te vas haciendo una imagen de lo que podría pasar, y hasta te resistes a llenarte de otra información para llevarte una mayor sorpresa. Con ese pronóstico, se presumía que sería una gran noche la del pasado sábado en la Sala Omnium.

Pero no pasó. Más allá del buen trato, con los maquillajes que te podían pintar en la entrada y la fotografía impresa de tu y tus amigos que te acompañaron a la jornada. Hasta ver a Juan Celofán mostrando a gusto los temas de su álbum “Tránsito” con buenos aplausos daba para imaginar una noche de lujo. Pero a Wild Nothing quizás aún le faltan algunos años de carrete. O buenas pastillas para sentir en verdad lo que pasa por sus manos.

Porque, sin duda, lo de su tercer show en Chile de estos chicos fue la pálida realidad que muchas bandas indie muestran en varios lados: esa falta de compromiso con un repertorio que podría tener más brillo si lo tocaran con ganas, con amor, con la sensación de que tocar en un país tan lejano puede ser la última vez de sus vidas.

los he visto 3 veces a estos locos pero ahora me dio la pálida por el calor de mierda #WildNothing

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La razón de su nueva visita fue “Life of Pause“, un disco consistente, lleno de temas con potencial de hits, y un ritmo contagioso que une la psicodelia de bandas como Temples y Tame Impala, con comprimidas baterías y una  vocación ganchera tipo Foster The People. Pero sus músicos parecían más preocupados de sonar bien en sus retornos, y que la hora pasara rápido. Sólo su baterista mostró signos de entusiasmo al sudar desde el principio y no dejar de marcar con fuerza el ritmo de su grupo, mientras el tecladista miraba con aburrimiento y labios de pato a la audiencia haciendo corazones con sus manos para “animar la cosa”.

El público tampoco le iba a la zaga: costaron varias canciones para que se armara algún revuelo con temas como “Makes me feel”, “Shadow” y “Paradise”, las que hicieron saltar sólo cuando llegaba el momento del coro o el pegajoso riff inicial. “You guys are amazing” atinó a decir el vocaljista Jack Tatum, como para agradecer el entusiasmo. Pero la suerte estaba echada. Fue una postal que será tan recordada como la piscola que muchos bebieron al llegar al lugar, una refrescante emoción que se desvanece cuando olvidamos que ya pasó por nuestro cuerpo.

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