Red Hot Chili Peppers – The Getaway (2016): no se vive del pasado

Los Red Hot Chili Peppers volvieron a las pistas de la mano de The Getaway, su onceavo disco de estudio, el segundo con Josh Klinghoffer en la guitarra, pero el primero con la producción de Danger Mouse. Quizás lo último tiene una importante cuota de responsabilidad en el sonido que trae esta nueva placa.

Sutil, melódico y con menos funk de lo acostumbrado son algunas de las descripciones que se pueden utilizar para hablar del nuevo trabajo de los liderados por Anthony Kiedis. Es que no es un disco fácil de digerir, pues en éste se puede sentir que la banda tiene un enfoque diferente. Además, en la placa existe una clara predominancia de sonidos melancólicos, lo que está reflejado en la incorporación del piano en la mayoría de las canciones presentadas.

“The Longest Wave”, “The Hunter” y “Encore” son claros ejemplos de este nuevo carácter que toman los Red Hot, ya que las tres cuentan con un ritmo calmo. “Dreams of Samurai” y “Sick Love” también son unos lentos y delicados temas, destacándose el último por la colaboración que hace Elton John con un piano que no toma el protagonismo a lo largo de la canción.

“Detroit” y “This Ticonderoga” vienen a hacer el desequilibrio y a ocupar el lugar de los temas más rockeros del disco, los que claramente deberían estar incluidos en los setlists que darán vida a su gira promocional. Un caso particular es lo que ocurre con “Go Robot”, una canción que no tiene la misma potencia que las otras dos, pero que presenta un ritmo pegadizo y más bailable que sus compañeras de tracklist.

Una nota alta -como siempre- es la que se le puede entregar a Flea, ya que en canciones como “Goodbye Angels”, en donde toma protagonismo con un outro espectacular, se puede vibrar con su potencia, haciéndonos sentir esa particular esencia que trae consigo la agrupación. También es destacable la actitud que toma Josh Klinghoffer a lo largo del disco, quien se muestra mucho más cómodo en este trabajo que en su antecesor, I’m With You, aunque sigue dejando la sensación de que puede dar más.

Este no es un disco para todo seguidor de los californianos. El tener ese toque diferente con respecto a otras propuestas de la agrupación, puede hacer que éste no caiga bien y no convenza a todos. No es un trabajo para quienes sólo anhelaban oír canciones como las pertenecientes a los clásicos Blood Sugar Sex Magik (1991) y Californication (1999).

The Getaway no se posiciona como una de las mejores entregas discográficas del grupo, pero sí ocupa un lugar entre sus discos más innovadores. Lo nuevo de los Red Hot Chili Peppers demuestra que no viven de los grandes éxitos de su pasado, sino que buscan seguir manteniéndose vigentes en lo que los ha hecho brillar: la música.

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