Manuel García en una noche coquimbana

Con una cálida noche que bordeaba los 17° como contexto, Manuel García se presentó ayer 17 de Enero en el marco del ciclo de conciertos de inauguración del nuevo Pub Blumerhouse, situado justamente en el ya fallecido Pub Babylon, Barrio Inglés de Coquimbo.

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Luciendo un repertorio que comenzó con la radialmente conocida “Carcelero” de su último disco “Acuario” (2013) y sacando al máximo partido de la infraestructura y del excelente sonido y ambientación del local, el ariqueño se fue moviendo dentro de sus estilos característicos en una hora cuarenta minutos aproximada de show, donde sonaron clásicos éxitos de su repertorio como “Hablar de ti”, “Témpera”, “La Gran Capital” y la emotiva “El viejo comunista”, encantando al público con versiones algo renovadas de las canciones más esperadas por ellos, público que según el mismo artista, cantaba las canciones de su última placa con una fuerza vista por él solamente en sus presentaciones en Santiago, augurando un posible show para la región en el cual interpretará el ya mencionado disco Acuario de forma íntegra, gira la cual tiene en mente desarrollar a medida avance el 2014.

Cercano, con renovada fuerza, con una banda que cada vez suena mejor, con un fiato más y más creíble y un show un poco más preparado que anteriores ocasiones, Manuel García se llevó el esperado cariño de un público cuya edad fluctuaba desde los 18 años hasta los 40 y muchos, donde se podía vislumbrar alguna que otra familia de similares gustos musicales (al parecer heredados o inculcados vía padre-hijo o viceversa) y algún que otro grupo reducido que entonaba las archiconocidas consignas del Partido Comunista entre las últimas canciones del repertorio.

Como una simpática anécdota, he de destacar la participación de un joven del público durante la interpretación del último tema de la jornada (“El Reloj” del disco S/T del 2010), quien se subió al escenario a entonar su característico y pegajoso coro bajo la aprobación de un condescendiente Manuel García, haciendo uso de la particular energía de su edad, provocando en el público un último impulso a saltar y corear más fuerte la letra de la canción en cuestión.

Por otro lado, sin embargo, he de destacar también los puntos negativos de la noche. Si bien la espera se hizo un poco más larga de lo esperado, el Dj Set del Disc Jockey de la ocasión no hizo más que empeorar la situación, eligiendo dentro de una gran gama de canciones (casi infinita en estos días) las que peor iban al caso;  se sabía que luego del show del Ariqueño la noche caía bajo el control de la Sonora Barón, pero no era necesario poner un excesivo número de temas clásicos de discoteques a las más de doscientas personas que esperaban ver con ansías al primer artista de la noche. Lo más ad-hoc hubiera sido calentar los motores con un poco de música chilena, más acorde al estilo de Manuel García, y no tratar de encender la mecha de un público que a los minutos iba a estar a punto de soltar las lágrimas entonando “Hablar de ti”.

Finalmente, cabe mencionar la lenta atención para quienes sólo deseaban preparar las gargantas con el delicioso hidromiel nocturno previo al show, los que llegaron a formar una fila de casi media hora de duración, con un personal que poco y nada sabía de los precios de los alcoholes y una cajera que no hacía nada más que ralentizar las cosas con poco ágiles maniobras de dinero y manipulación de la máquina en cuestión.  De esto cabe esperar que se aprenda. Errar es humano. Pero dos veces sería algo totalmente nefasto.

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