Que un concierto te deje más dudas y sensaciones encontradas que un sentimiento de plena satisfacción, es que las cosas no andan muy bien. Especialmente, cuando se trata de analizar un concierto de Los Tres, una banda que siempre destacó por tener una buena performance, sonar impecable y nunca descomponerse en el intertanto del show.
El pasado jueves los pudimos ver nuevamente en La Serena, en el que fue quizás su show de menor duración de todos los que han hecho desde que regresaron el 2006. Y todo comenzó medio mal, cuando luego que Movistar mantuviera una fila para ingresar gente a un “sector VIP”, finalmente se abrieran las rejas (porque obvio, era en la playa cerca de El Faro) y todos estos tickets que cientos de personas fueron a retirar a un módulo a las 9 de la mañana, quedaron inútiles. ¿Medida anti-flaite tal vez, o simplemente torpeza por parte de los productores del evento?. Sea lo que haya sido, más por la gente que estuvo, debe haber caído como patada en el estómago para quienes ni siquiera llegaron al lugar pensando que no les iban a dejar ver la nariz a los músicos.
A las 20.00hrs, luego de una precisa y ajustada presentación de los locales JC Marino y Asociados, sonando muy bien en un escenario ajeno, sirvió para calentar los ánimos para una noche que prometía ser larga. Poco después, Tea Time entretuvo a la gente con rimas y un DJ set simpático, dando muestra de su simpatía y capacidad de llevar a las masas, funcionando como una buena previa, pero que no califica como un show en sí.
Y finalmente, Los Tres subieron al escenario con “Sudapará” que se mostró renovada. La ausencia de Angel Parra se siente, eso es inevitable y se hace patente en momentos como el sólo de slide guitar en “Camino”. Pero Sebastián Cabib, el nuevo guitarrista, sale airoso en su búsqueda de un sonido potente y que junto a Boris Ramirez (baterista de Primavera de Praga, Los Tres y Pettinellis) y el master Roberto “Titae” Lindl, hacen un grosso complemento rítmico que le da la fuerza que se extrañaba de Los Tres: la energía. Las canciones suenan más aceleradas, hay un pulso firme detrás y eso, vaya que se extrañaba.
Si hay otro tema curiosamente destacable, es el hecho de ver cómo Los Tres enfrentan su decadencia de forma digna. Todo podría ser más ingrato, pero las canciones hablan por sí mismas y siempre habrán fans dispuestos a corearlas. Por otro lado, esa potencia joven anteriormente comentada, se ve bajada de revoluciones por la poca animosidad de Álvaro Henríquez para interpretar su repertorio. “Hojas de té”, “Olor a gas” o “Tirate” hace rato que no emocionan como antes, y todo pasa en la entrega que no se justifica en lo repetido del repertorio. Hasta la nueva “Hey hey hey” resultó poco inspirada. Quizás reversionar las canciones al estilo de Bob Dylan podría ser útil. Al menos, en la sección cuequera se siente mayor emoción.
Finalmente, luego de la patada de hits, el concierto resultó ser más suelto que otras ocasiones. El hecho de tener nuevos integrantes inspira un entusiasmo interior que se agradece. Aunque, ese entusiasmo puede contraer problemas como la invitación a Tea-Time de rimar en “Déjate caer”, con desafortunadas líneas que no calzaban y que pasaron sin pena ni gloria.
Queda la esperanza en el aire de que la nueva formación de esta banda penquista, pueda resultar positiva para una banda que volvió con discos que sus mismos músicos han evitado interpretar, y que puede sorprender nuevamente como cuando Henríquez lanzó aquel notable disco solista del 2004. De otro modo, seguiremos viendo una banda sostenida en recuerdos, en modo automático y que esconderá sus frustraciones gracias a que siempre habrán miles de personas dispuestas a cantar otra vez “Déjate caer”.
Lista de temas:
1. Sudapara
2. Camino
3. La torre de Babel
4. Silencio
5. Hojas de te
6. Tirate
7. Hey Hey Hey
8. Olor a gas
9. Un Amor Violento
10. Pego el grito
11. El dueño del Barón
12. La vida que yo he pasado
13. Lágrimas negras
14. Quién es la que viene allí
15. He barrido el sol / Jefe de jefes
Bis:
16. Déjate caer
17. La espada y la pared
