“The Head on the Door”: 35 años del álbum que llevó a The Cure al éxito internacional

Alabado por los críticos como una demostración de madurez musical, el LP marcó un antes y un después en el sonido y la discografía de la agrupación inglesa, otorgándoles su primera irrupción dentro del top 75 en Estados Unidos. Hoy está de aniversario y repasamos su historia.

Llegando a mitades de los 80, la llamada era dorada de la música estaba alcanzando su punto álgido. El mismo año 1985 vio el nacimiento de álbumes hoy icónicos: The Smiths consolidaba su espacio en la música alternativa con “Meat is Murder”, el único LP de la banda que llegó al primer lugar en el ránking británico; Prince daba un dramático viraje hacia la psicodelia en su “Around The World In a Day”, el esperado sucesor de “Purple Rain”; New Order distorsionaba los clubes con el agresivo pero bailable “Low-Life” y, así, una larga lista de lanzamientos importantes, entre los cuales se posiciona “The Head on the Door” como el inicio de un nuevo horizonte musical para Robert Smith, uno en el que lograría mezclar de manera orgánica la gótica melancolía de sus primeros trabajos con la accesibilidad de los sonidos más animados y más pop de la época.

En la película Sing Street (2016), la canción “Inbetween Days” juega un rol importante para Conor, el protagonista, quien encuentra en la música la valentía para enfrentarse a una vida en la que debe lidiar con sus problemas familiares mientras se baraja entre un amor no correspondido y la búsqueda de identidad. “Ellos son happy-sad”, le dice su hermano mayor, mostrándole el vinilo de “The Head on the Door”, un término que el mismo Lol Tolhurst —ex-tecladista y fundador de la agrupación— utilizaría para describir el estilo de la banda en una entrevista para Culto de La Tercera: “esa es la música que hizo The Cure: happy-sad”.

Y es que no hay mejor forma de definir el sonido que la agrupación abrazaría en “The Head on the Door”. Desde el primer corte hasta el último, el hilo conductor de la música te atrapa, pese a que cada canción es un mundo diferente, y te hace pensar en que sí, efectivamente, es una mezcla perfecta de lo triste y lo feliz. Un disco para, como dice cierta canción de Teleradio Donoso, “llorar bailando”.

Tras el éxito nacional que les brindó la psicodelia a veces bailable de “The Top”, en el que Smith tocó casi todos los instrumentos, los excesos del Top Tour habían quebrado la formación de la banda: Andy Anderson, entonces baterista, fue despedido tras destrozar una habitación de hotel y Phil Thornalley, encargado del bajo, terminó renunciando debido al estrés de la gira. Así se iniciaba una nueva era para la agrupación de Robert Smith, marcada por el ingreso de Boris Williams al mando de las baquetas y el retorno de Simon Gallup, ex-miembro fundador, tras las cuatro cuerdas.

Alabado por su naturaleza multifacética, el álbum condensa dos fuertes y contrastantes influencias: “Kaleidoscope”, de Siouxsie and the Banshees, y “Dare”, de Human League. ¿El resultado? Una eficaz y potente fusión de post-punk y new wave. Smith diría a la revista Melody Maker, semanas antes del lanzamiento, que quiso hacer de “The Head on the Door” un LP lleno de “sonidos y colores distintos”, lo que inmediatamente se evidencia en la primera triada de canciones que nos introducen al disco.

Desde el incesante rasgueo de guitarra, acompañado por un punteo muy New Order —según los críticos de la época— de “Inbetween Days”, pasando por la sutileza oriental de “Kyoto Song” hasta la aflamencada “The Blood”, se nota una diferencia abismal entre esta banda y la que años atrás había deleitado al underground inglés con tracks como “A Forest”, “Faith” o la archiconocida “Boys Don’t Cry”.

El disco está lleno de grandes y pequeñas diferencias entre canción y canción. “Six Feet Under” baila al compás de un prominente y juguetón piano, “Push” corre y se distorsiona, se mueve con una energía por la que muchos consideran que es el mejor track del álbum. “Close to Me” es, hasta el día de hoy, un clásico indiscutido en el catálogo de la banda, seguido inmediatamente por “A Night Like This”, la mezcla perfecta de todo lo que buscaba alcanzar Robert Smith cuando decidió unir a Siouxsie y Human League en el mismo disco.

Luego, finalizando el ciclo, se produce un evolucionado retorno a las raíces en “Sinking”, siniestra y ambiental canción que evoca los momentos más sombríos de la trilogía “Seventeen Seconds” – “Faith” – “Pornography”, cuya oscuridad se vería replicada años más tarde en “Disintegration”, el álbum que los catapultó a la fama máxima.

Hoy, 35 años desde su lanzamiento, “The Head on the Door” se mantiene tan fresco y vigente como lo fue el día de su publicación, entregando, en casi 40 minutos, una aventura por la oscura fascinación post-punk de lo happy-sad y la exploración artística. ¿Cuál es tu canción favorita del álbum?

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