Desafíos y promesas asomaban en el horizonte de Lollapalooza Chile 2024. Nuevos espacios de sombra, más horas de música y nuevos sectores para empinar el codo aparecían como las grandes novedades en una nueva versión del festival. Y los artistas, por supuesto.
Una jornada que puede considerarse como la más variopinta de las tres que harán la fiesta en el Parque Bicentenario de Cerillos. Los escenarios principales cargaban con distintos estilos, que fueron confluyendo hasta llegar a dos “extremos” musicales que lograron convivir: la euforia ya madura de Limp Bizkit y el perreo estrafalario de Feid.
Pero Lollapalooza partió en altos decibeles. Machuca, uno de los estandartes del punk nacional, fue el encargado de dar el vamos al festival desde el Banco de Chile stage. Minutos después el indie se tomaba el epicentro del parque con la propuesta dream pop de la mexicana Bratty mientras que, en paralelo, Ceaese comenzaba a llenar de ritmo el incesante Perry’s stage.
Párrafo aparte para El Significado de las Flores, la banda oriunda de Valparaíso era la encargada de abrir el escenario Lotus, quizás de menor convocatoria, pero no menos interesante en cuanto a propuestas. Y así lo hicieron notar Bruma, Acacia, Chaleco y Maletas, quienes desplegaron su enérgica presentación, con llamativas visuales y un feedback constante del público que vino por el “ruok”.
Corrían las primeras horas y la música en español era la gran protagonista de los escenarios principales. Desde Gale, que sorprendió con un cover de Shakira, pasando por Kenia OS, Jessie Reyes y el indie británico de Dayglow, quienes amenizaban el paulatino ingreso del público. Como ya es costumbre de los viernes, la masa apareció con fuerza cerca de las cinco de la tarde.
En aquel horario, Hozier congregó a un número importante de fanáticos, quienes pese al calor, entonaron con fuerza “Take me to the Church”. En medio de la presentación muchos alzaron sus miradas hacia el cielo, pero no por motivos religiosos. Aviones de la FACH pintaban el cielo de Cerrillos con increíbles piruetas que no dejaron indiferente a nadie, ni siquiera a Akriila.
Fernanda Sepúlveda sonó bajo un sol imponente en el Perry’s Stage. Bajo el lema “Hot gays listen to Akriila”, subió a varios artistas nacionales de la movida urbana con los que tiene colaboraciones, como: Young Cister, Kid Voodoo, Soulfia y Facebrooklyn. Akrii conectó desde la humildad y la sinceridad de quien arranca una carrera meteórica antes de sus 20’s, con una fanaticada considerable que, a esa hora de la tarde, tuvo la suerte de presenciar el show de aviones acrobáticos en la proximidad del escenario mientras sonaba “Tú no”, “sol & prada”, “arreglo floral”; entre otras. Así fue como quedaron sellados en el cielos de Cerrillos los sonidos disruptivos del trap y reggaetón que propone la artista maipucina, subrayando en rojo que este es uno de sus mayores hitos en lo que va de su carrera.
El Alternative Stage llamó la atención durante la jornada por dos motivos. El primero, por la inconfundible carpa que lograba proteger del sol al público, y además por la imperdible secuencia de shows que albergó durante el día. El vocalista de Zoé, León Larregui, deslumbró a sus fanáticos sin recurrir al efecto nostalgia, dando a conocer su material solista. Minutos después, la intensidad se tomó el escenario con los enérgicos Pierce the Veil que hasta confeti levantaron, y que luego el viento hizo transitar.
La euforia continuó, y tocaba el turno para unos viejos conocidos. El Mató a un Policía Motorizado saldó una de las deudas que le quedaba con Chile y fue parte de Lollapalooza por primera vez. La nostalgia eufórica de los argentinos se intensificó con los últimos rayos de sol que lograron traspasar la carpa y pintar de naranjo las primeras filas. Una postal insuperable para comenzar a superar el calor. Santiago, por su parte, continuó junto a su banda repasando éxitos de sus últimos tres álbumes, para terminar a lo grande con “Mi Próximo Movimiento”.
En paralelo a la euforia del Alternative stage, 30 Seconds to Mars hacía temblar el Cenco Malls stage con una presentación que sería inolvidable para sus fans. Con un carisma inigualable, Jared Leto llevó la relación con el público asistente a otro nivel. En medio de un par de globos negros que iban y venían, entrelazando los sentires a través del aire de Cerrillos, insistó más de una vez en compartir escenario.
Primero lo hizo con sus seguidores, quienes corearon y bailaron con él un par de canciones, entre ellas “Rescue Me”. Así mismo, en “The Kill”, casi al final del show, subió a un grupo de fotógrafos que se apostaban bajo el escenario para que compartieran con él y pudieran sacar el material audiovisual que quisieran (gracias, Jared, tkm). Finalmente, en la última canción, “Closer To The Edge”, invitó a quien quisiera subirse, para cerrar con broche de oro una presentación que dió cátedra de experiencias, y de cómo hacer sentir a la audiencia algo más que euforia.
Cómo empezar con Limp Bizkit y la energía que erigieron en el Parque de Cerrillos cuando el sol caía. Tal vez así, sin más. Con un sonido impecable de principio a fin, la banda compuesta por Fred Durst, Wes Borland y compañía, dejó caer todo el peso de sus guitarras intensas y potentes voces en una performance que encendió el alma rebelde de los y las asistentes a Lollapalooza 2024. En su ya conocido infeccioso espíritu hicieron un recorrido por sus más grandes éxitos y se dieron uno que otro gustito, como cuando luego de tocar “Rollin’ (nos acordamos del Undertaker)”, dejaron correr “Rolling on the River” de Tom Harder, sacando más de una carcajada. Otro cover a “Heart Shaped Box” y cerrando con un “Vamos Chilenos” vacilado por el vocalista demuestra su magnética personalidad.
Nuevamente los extremos contrastaban pero daban lugar a lo mismo: una fiesta impedible. Bajo la carpa del Alternative Stage se desató la locura con King Gizzard & the Lizard Wizard. Los australianos saldaron su deduda con Lollapalooza, y vaya de qué forma. Sumado a su sideshow frenético del jueves en el Teatro Coliseo, su show en Lollapalooza 2024 contó con un público enardecido, dispuesto a la enérgica presentación.
Al otro extremo del parque, era momento del perreo. Unas luces en el cielo sorprendían al público, iban y venían. De repente la bandera chilena y los lentes del Ferxxo se formaron gracias a estos drones. El productor colombiano hacía historia como el primer latino en estelarizar la versión latinoamericana del festival. Acompañado de estas luces, y con una escenografía imponente silenció cualquier duda sobre su posición en el cartel.
Con un público que siguió el dresscode a cabalidad, Feid comenzó a sorprender con invitados, desde AK-420 hasta Pailita, pero la sorpresa llegaría después. Polimá Westcoast se sumó junto al Casti y el colombiano para romperla con ULTRA SOLO REMIX. En su debido momento irrumpió Paloma Mami y se creía que hasta ahí llegaría la sorpresa. Pero no. De la Ghetto entró y los gritos se elevaron para dejarnos uno de los momentos que quedará dentro de los destacados de Lollapalooza 2024.
Tras la efusividad del perreo la fiesta no podía terminar de otra forma sino que con más baile. Una de las novedades de este año fue que los últimos shows de las noches del viernes y sábado quedarán a cargo de presentaciones para mover las caderas. Meduza y un boceto de la Bresh fueron los responsables de agotar las energías de un público bastante motivado para ser viernes.
Primera jornada cumplida de Lollapalooza Chile 2024, que termina con un buen saldo en temas de accesos, baños y sombra. A pesar de lo intensa que fueron las dos caras de la jornada, no se observaron desmayos en masa como la edición pasada. Sin embargo, sí existieron reclamos sobre el Beer Garden y su entorno, acusando falta de pasto. Sin embargo, el mayor punto, además de las mejoras que funcionaron, fue la certeza de que dos mundos opuestos se complementaron con total normalidad.
