Aquaman: salir a flote

Como la gran mayoría de las historias de superhéroes, la trama tiende a ser un poco obvia, no obstante, el mundo de Aquaman que transmite el director James Wan (Saw, El Conjuro y Rápidos y Furiosos 7) es tan maravilloso, que logra mantenernos atentos en sus escenarios marinos tecnológicos, llenos de criaturas que desearíamos que existieran en la vida real.

La película se centra en la historia de Arthur Curry, quien nace del romance de Alanna (Nicole Kidman) reina de Atlantis y Thomas Curry (Lou Diamond Phillips) guardián del faro. Pero como la vida no es justa, el amor entre ellos es imposible y Alanna debe volver a su mundo y Arthur queda al cuidado de su padre en la tierra. A medida que Arthur va creciendo, aprende a usar sus poderes y los utiliza para defender a humanos inocentes.

Todo marcha normal hasta que debe enfrentar a su medio hermano, el príncipe Orm (Patrick Wilson), quien decide declarar la guerra contra la tierra. Aquaman para impedirlo deberá convertirse en el heredero del trono de Atlantis (y de todos los océanos), o si no, como es costumbre en las películas de acción los mortales desaparecemos.

Para lograrlo va en búsqueda de un tridente dorado, acompañado de la princesa Mera (Amber Heard), que le otorgará el poder de ser el gran rey.

Los efectos especiales y la espectacularidad de la película te atrapan tanto, que al igual que una ola te revuelcan y te da mil vueltas, hasta que al final te devuelve y sales aturdido por tanta emoción.

De verdad cuesta creer lo enorme y alocada que resulta ser. Para hacerles una pequeña idea: hay soldados con uniformes tecnológicos, montados en tiburones y caballitos de mar, luchando en escenarios que mezclan la ciencia ficción y la mitología a la perfección.

Además de mostrar escenarios marinos, los protagonistas se mueven por el desierto del Sahara e Italia, donde ocurre la gran pelea contra el villano Black Manta, quien se une a las fuerzas de Orm para impedir el ascenso de Aquaman. Las secuencias de acción son fantásticas, muchas veces ni siquiera da para poner atención a los diálogos o a la anatomía de Momoa (Mentira).

La interpretación de Jason Momoa como Arthur Curry se agradece, porque no es el típico héroe, es un tanto irreverente y medio rockstar sin caer en estereotipos, de hecho uno de verdad le compra que no quiera ser rey y se enternece con el vínculo que tiene con su papá.

Las actuaciones de Heard como Mera y la seca de Nicole Kidman como Atlana son buenas, pero faltó un poco más de mérito a sus personajes, porque a veces quedaban como damiselas en peligro y para qué. En el rol del villano, Yahya Abdul Mateen se luce con su interpretación de Black Manta y el aclamado actor Wilem Dafoe da vida Nuidis Vulko, el entrañable asesor de Atlana y mentor de Aquaman.

Si bien la crítica especializada está divida, vale la pena verla, A pesar de que su antecesora la Liga de la Justicia no haya recibido la acogida que esperaban, a Aquaman uno le perdona que a veces caiga en cursi, porque todo eso queda atrás con las escenas espectaculares que logran el objetivo de entretener y atrapar. Recomendación: veanla en Imax.


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