Lollapalooza Chile 2016: Sí, estamos cambiando

Lollapalooza Chile vivió su sexta edición durante el reciente fin de semana. Dos jornadas redondas de once horas a pura música que marcan el inicio de una nueva etapa del festival, dominada por los sonidos urbanos y electrónicos, orientados a un público en su mayoría juvenil.

Con un line-up que dejaba varias dudas, la cita supo salir adelante y coronar otra exitosa versión. Eso sí, cambios en la organización del festival junto a varios ratos en que los shows no atraían la atención suficiente -en especial el sábado- decepcionó a varios parroquianos de Lollapalooza. Pero en lo general, el festival dejó muy satisfechos a las 140 mil personas que llegaron al Parque O’Higgins a disfrutar de una nueva fiesta musical.

Sábado 19

La jornada empezó con problemas en los accesos del festival, desatando el caos entre los asistentes. Los que pudieron entrar, tuvieron la dicha de escuchar un pequeño tributo a dos grandes de la música fallecidos hace poco: en el VTR Stage (tarima norte) sonó Let’s Dance mientras se proyectaba una imagen en blanco y negro de David Bowie, y luego, en el Itaú Stage (Sur) sonó Ace of Spades de Mötorhead en honor a Lemmy Kilmister.

En en éste último escenario y pasadas las 12:40, dieron inicio al festival los nacionales de Ases Falsos. En su segunda pasada por el festival (antes tocaron como Fother Mockers en 2011), la banda liderada por Cristóbal Briceño se vio tímida -quizás por la polémica de las últimas semanas- y enfocados en mostrar un setlist con sus grandes éxitos. Eso, hasta que el cantante rompió el hielo lanzándose al público en Pacífico.

De ahí para adelante, agarrarían confianza con el público que comenzaba a llenar el escenario. Pero lo feo vendría al final: la banda, con retraso al inicio del show por la apertura de puertas, se pasó del tiempo establecido en un par de minutos, por lo que el roadie Michel Mora avisó a Briceño de la situación y la banda comenzó a interpretar Simetría, su mayor hit.

A la mitad de la canción, la producción cortó el show apagando la amplificación y de inmediato comenzó el show de Movimiento Original en el escenario norte. La banda, aún con el sonido de retorno, siguió tocando el tema mientras el público que quedaba coreó la letra y simulaba la percusión mediante aplausos. La polémica no fue profundizada por parte de producción del festival ni del grupo, pero sí tuvo repercusión en las redes sociales.

Terminado Movimiento Original, con gran afluencia de público en su segundo show en el festival (antes tocaron en 2014), comenzó Javiera Mena en el Itaú Stage. Un espectáculo cargado a sus hits y de formula similar al que con éxito triunfó en el Festival de Viña semanas atrás. La cantante brilló con EspadaOtra era, y Luz de piedra de luna, siendo acompañada siempre por sus cuatro bailarinas que potencian el espectáculo.

Eagles of Death Metal debutaron en el país con ruidoso show de otro nivel. Los norteamericanos que fueron protagonistas de la tragedia de Le Bataclan durante los atentandos de París en noviembre pasado, cumplieron con el show estipulado antes del hecho. Un espectáculo potente, cargado de riffs distorsionados provenientes de las raíces bluseras en que la banda se inspira.

Luego, en el escenario sur, comenzó su show el guitarrista de The Strokes Albert Hammond Jr. El hijo del legendario baladista inglés y segundo al mando en la banda neoyorquina interpretó un setlist dominado en su totalidad por su trabajo como solista. Canciones melodiosas, pero que cuya amplificación fue saturada a más no poder (similar a lo que ocurrió con Julian Casablancas en 2014).

Tras esto, el equipo de Rata cumplió uno de sus sueños infatiles: ver a Cachureos en vivo en Kidzapalooza. El espectáculo estuvo cargado con los temas que popularizó el programa en los 90′, con el Tío Marcelo a la cabeza y Horacio “Pelao” Saavedra en las bases. No hubo gran novedad, salvo una nuevo tema: Si yo fuera presidente. Una especie de canción protesta marcada por los tambores y con una letra bastante politizada. Palo para Bachelet.

Of Monsters and Men no presentó mayor novedad. Un show marcado por su folk-pop melancólico, perfecto para pegarse un relajo a las 6 PM. Los islandeses llegaron con Beneath the Skin, su segundo disco lanzado el año pasado y que ha pasado bastante inadvertido, al igual que su espectáculo. No así en 2013, cuando llegaron con su LP debut My Head Is an Animal (2011) y con el que es su mayor hit hasta el momento, Little Talks.

Tras este pequeño descanso de hora y cuarto, Kevin Parker llegó con Tame Impala para animar la tarde-noche. El mejor show del día, sin dudas. Psicodélico, enigmático y cercano, tanto así que el propio Parker contó cuánto amaba tocar en Sudamérica y se mostró bastante cariñoso con el público que repletó el VTR Stage. Puntos altos: Let It HappenElephantYes I’m Changing y el gran hit –y plagio de Pablito Ruiz– Feels Like We Only Go Backwards.

La jornada -al menos para el Team Rata- concluyó con el potente show de Gepe, encargado de cerrar el día en el Acer-Windows 10 Stage en las afueras de La Cúpula. Plagado de su reggaetón andino y los sonidos bailables, el sanmiguelino repletó el escenario gracias a un público que optó por el cantante nacional y no por los headliners del día, Jack Ü Eminem.

Domingo 20

Los norteamericanos Vintage Trouble abrieron el escenario norte tras una tranquila presentación de los africanos de Tinariwen. En tan sólo 45 minutos y siete canciones, rompieron todo lo que pudieron. El energético vocalista Ty Taylor demostró que sólo unos pocos como Mick Jagger podrían desafiarlo a un duelo de frontman’s.

Vestidos como amish y con un soul que recordaba a las iglesias protestantes afroamericanas, la banda se ganó al público, en especial durante Run Like the River, donde Taylor se abalanzó desde la mesa de sonidos hacia los asistentes, nadando literalmente hacia el escenario. Uno de los puntos altos del día.

Luego, Babasónicos se presentó en el Itaú Stage. Catorce canciones que forman parte de sus más grandes éxitos sonaron en el espectáculo, incluyendo Los calientes, ¿Y qué?Muñeco de HaitíPutita, cerrando con Carismático Yegua. Un show tranquilo, especial para corearlo, pero al que la hora y el sol no acompañaron.

Twenty One Pilots arrasó en el escenario norte, acompañados de gran parte del público juvenil que el día anterior vibró con Eminem. Un espectáculo impecable con el que dúo de veinteañeros conformado por Tyler Joseph y Josh Dun demostró ser uno de los máximos exponentes del hip hop alternativo.

Luego vino otro de los puntos altos de la jornada: Alabama Shakes. Los recientes ganadores de tres Grammy’s volvieron al festival tras su inadvertido paso en 2013, arrasando en el VTR Stage. La espectacular Brittany Howard hizo vibrar todo el Parque O’Higgins con tan sólo pronunciar el primer verso de Future People.

Acompañados de un par de coristas, la banda demostró el porqué de esta revancha con Chile. Vinieron Rise to the SunHold On, la increíble You Ain’t Alone, la premiada Don’t Wanna FightGimme All Your Love, cerrando un show redondo plagado de la fusión blues rock con el soul. Increíble.

Tras el espectacular show de los Shakes, fue el turno de Brandon Flowers. El vocalista de The Killers inició con Human, tema de su banda madre que hizo correr a gran parte del Parque O’Higgins al Itaú Stage.

Presentación bastante solista, con doce canciones de las cuales ocho son de su carrera en solitaria (incluyendo su único gran hit en esta faceta, Crossfire) y cuatro de las más populares de The Killers: la ya mencionada HumanJenny Was a Friend of MineRead My Mind y una rara versión de Mr. Brightside, más cercana al remix de Jacques Lu Cont lanzado en Sawdust (2007) y con el que desató la euforia del público en su tema final.

Noel Gallagher nos tenía expectantes desde que apareció en el line-up. El ex Oasis regresaba a Chile por segunda vez con su proyecto solista, High Flying Birds. Tras un retraso de 20 minutos que fueron perjudiciales al final del show (estaba presupuestado una presentación de una hora y cuarto), el británico partió con Everybody’s on the Run, single de su primer disco solista y con el que prendió de inmediato a la gran masa de público que lo esperaba.

Vinieron tres canciones de su último disco, Chasing Yesterday (2015), hasta que la espectacular The Death of You and Me dio el paso a You Know We Can’t Go Back (“Tú sabes que nosotros no podemos volver”), tema que dedicó a todos los fans de Oasis. Pero tras este palo para los viudos de la banda noventera, interpretó como regalo a ellos Champagne Supernova, clásico de su ex grupo.

Siguieron Half the World AwayListen UpDigsy’s Dinner y el himno Wonderwall, todos temas de la banda que compartía con su hermano Liam y que mezcló junto a If I Had a Gun… AKA… What a Life!, puntos altos de su primer disco solista.

Pero Papá Noel, que se mostró distante con el público chileno (quizás porque el Manchester City de Pellegrini perdió ante el United el mismo día), decidió regalar un último himno a sus fans: Don’t Look Back in Anger, canción con la que se despidió antes de recomendar el show de Florence + the Machine. Sin duda, lo mejor del día.

Luego fue el turno de Mumford & Sons, uno de los cuatro headliners de ésta edición. Los ingleses llenaron el Itaú Stage, principalmente con un fanaticada femenina encantada con el folk pop que proponen. Un show de hora y media que no decepcionó, pero que dejó dudas si el cuarto gran artista del festival fueron ellos o Noel Gallagher.

Pero los ganadores del Grammy 2012 se dieron el gusto de interpretar You Really Got Me de The Kinks, en una versión muy a su estilo, con banjos y cencerros. Obviamente no dejaron pasar sus mayores hits, Awake My Soul  y I Will Wait.

Die Antwoord fue sin duda alguna, el show más bizarro y prendido del día. El trío sudafricano comandado por Ninja, Yolandi y DJ Hi-Tek cerró el tercer escenario con un público colapsado que presenció el nombre más atractivo del festival. Espectáculo genial, divido entre lo visual, las bases musicales, los efectos vocales y el rapeo de Ninja, quién no dudó en lanzarse al público varias veces y desnudarse en plena tarima, varias veces también.

Uno de los errores garrafales de la producción -y el más criticado- fue el poner a Florence + the Machine a la misma hora de Die Antwoord. Los sudafricanos terminaron 15 minutos antes de que la británica lo hiciera, por lo que muchos tuvieron que ver la mitad de uno de los shows. A pesar de eso, hubo un lleno total en el VTR Stage, donde Florence Welch iluminó la clausura del festival.

Acompañada de los otros seis integrantes de la banda, la pelirroja apareció frente a un telón de escarchas para interpretar What the Water Gave Me. Luego vinieron dos de sus hits: Ship to Wreck Shake It Out. Tras un par de temas, Welch interpretó un clásico de su repertorio: Sweet Nothing, canción de Calvin Harris en que ella colabora, además de darse el gusto de reversionar a The Beatles con All You Need is Love, en donde invitó a Felix White de The Maccabees.

De ahí vino el encore, siendo uno de los pocos artistas del festival en darse dicho privilegio. Tras estar un par de minutos fuera del escenario, la banda regresó para tocar What Kind of Man, uno de sus últimos hits. Luego vino el final con Drumming Song, del LP debut Lungs (2009), tema con el que cerraron un redondo debut en Chile. Otro de los puntos altos de la jornada.

Un festival redondo que marcó el inicio de una nueva era. Más allá de los problemas de organización en los accesos, los ya habituales conflictos de horario y las polémicas con nuevas reglas como el vaso reutilizable, Lollapalooza demostró que sigue siendo un éxito que deja satisfecho a sus asistentes. Esperemos que se siga reinventando, a la vez que los precios no aumenten por la gran demanda y que el próximo año haya un line-up mucho más potente y menos improvisado.

  • Vídeos Tame Impala/Gepe/Javiera Mena/Ases Falsos por Álvaro Donoso – Nación en vivo
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