De los archivos LaRata , encontramos una vieja columna escrita por el cantante chileno Luis Dimas para la revista Ritmo de la Juventud (edición No.78, publicada el 28 de febrero de 1967), en la que profundiza sobre el respeto con sus pares.
¿Han sentido alguna vez el vulgar, primitivo y odioso impulso de escupir a una persona en la cara? Si les ha ocurrido, traten de dominarlo. Es la ofensa más grande que se puede infligir a un ser humano, a la par de ser algo grosero. Hago este alcance, porque un día yo lo hice y creo que nunca dejaré de lamentar el haberlo hecho. Avergonzado les confieso, que cada vez que me acuerdo de esto, siento que he traicionado a mi difunto padre, quien siempre me dijo: “Lo más importante en la vida, es el respeto a tu prójimo, no importa quien sea”.
Ustedes se dirán: “Algún motivo habrá tenido”… Es claro que lo tuve: Gratuitamente, una persona me ofendió e insultó a mi madre y, como no podía darle su merecido (iba en camioneta con respetables amigos y me dirigía vestido impecablemente a una actuación), caí instintivamente en la ofuscación y, cuando partía la camioneta, le escupí lleno de odio y rencor. Reconozco que en mi vida me había sentido tan mal y avergonzado de mí mismo, que es lo peor. A esa persona, amén de perdonarle sus ofensas, (se quería lucir delante de un grupo) le pido que me perdone a través de estas líneas, que estoy escribiendo precisamente para hablar sobre el respeto.
La base de toda relación humana es el respeto. Respetemos a nuestros padres. NO LES JUZGUEMOS, ya que no tenemos derecho a hacerlo. Y si la vida no nos ha dado padres (o no nos dan buen ejemplo), al menos respetemos la voluntad de Dios, que más adelante EL nos compensará.
Respetemos las actividades de nuestro prójimo y sus ideas. Ningún ser humano es superior o inferior, si cumple a conciencia sus deberes en la vida: ser útil a la sociedad y ser útil a sí mismo. Esto no quiere decir que en la vida, no hay jerarquía, lo que quiere decir es que, en la proporción del miedo, la educación, todo ser humano tiene que respetar, ANTES DE ESPERAR EL RESPETO DE LOS DEMÁS.
Entre nosotros, los artistas, en vez de mirarnos con recelo (manera elegante de decir envidia), respetémonos. No miremos por debajo del hombro a un compañero por el hecho que no tiene gran popularidad, ya que ésta es efímera y lo único que perdura es el TALENTO.
Sabido es que algunos directivos de fuentes de trabajo artístico, en Chile (aunque parezca paradojal al amigo extranjero), no tienen el más mínimo de los respetos para con el artista chileno y les ofrecen salarios y arreglos francamente humillantes. No importa, sigamos respetando a esos señores con la esperanza de hacernos respetar, al menos en un 10 por ciento, en relación a los artistas extranjeros que ganan sumas fabulosas en Chile y que ven en nuestra maravillosa tierra, un Paraíso, en donde los únicos que no tienen categoría, para un sector desafortunadamente grande, son los valores locales.
Por último, respetémonos a nuestros mismos y, NO NOS ENGAÑEMOS, ENGAÑANDO A LOS DEMÁS.
A título personal, si alguien se ha sentido ofendido por alguna palabra o alguna acción mía, alguna vez, sinceramente, PERDÓN. Al fin de cuentas, soy humano.
Iba a firmar estas líneas, cuando un amigo que sabía lo que estaba escribiendo, me preguntó: “¿Sabes de alguna forma para propagar el respeto en nuestro tiempo, donde contrariamente al adagio, TODO LO QUE BRILLA ES ORO, y ya no se respeta lo verdadero y autentico?”. Le contesto: “No soy sociólogo para dictar fórmulas al respecto, pero supongo que existe una llave siempre sonriente que abre varios caminos. En esta llave se leen las siguientes inscripciones: “PERDÓN, POR FAVOR, GRACIAS Y PERMISO”…
A uds.., de mi parte, ¡Gracias por todo!.