Fiesta Grado 3: una colorida (y calurosa) maratón de nostalgia

Por Scarlett Orellana, Constanza Rodríguez y Gerardo Aliaga

Sin ser Marty McFly ni mucho menos contar con una máquina del tiempo, miles de personas parte de la generación de transición regresaron por un día a esos años de gloria para vivir un carrete eterno digno de los 90’s y 00’s. Tres días seguidos de fiesta en tres ciudades distintas suponía un desafío no menor, pero a la vez, un reencuentro con las canciones que marcaron una época.

Grado 3 en Concepción: el carrete eterno de una generación que no olvida

Foto: Benjamín Neira (@p4rasyt0_)

La primera escala recayó en Concepción, el pasado viernes 12 de enero. La promesa de una jornada inolvidable estaba latente en todos los espectadores, quienes desde muy temprano hicieron filas para poder hacer ingreso al Espacio Marina. Outfits de la época, sombreros de vaquero, lentes de sol llamativos y bastante color, fueron signos visibles de que la entrega por parte de los presentes iba absolutamente en serio. 

El pop punk de Gufi fue el encargado de darle el vamos a la fiesta. “La Historia De Juan”, “Punk Superstars” y “Solo Dios lo Sabe” encendieron a todo un público que pese al hostigante sol regresó la misma energía que emanaba del escenario. 

Foto: Benjamín Neira (@p4rasyt0_)

Diversas máscaras de uno de los bateristas chilenos más queridos- y no, no estamos hablando ni de Juanita Parra, ni de Pancho Molina- daban por adelantado quienes serían los siguientes en tomar la batuta. Ciro Longa saludaba a todo el público desde la pantalla  junto al resto de Tronic que ya estaba ubicado en el escenario y entre chispas cantaron sus mejores éxitos.  Durante su presentación agradecieron el apoyo y comentaron su asombro al ver generaciones más jóvenes coreando sus canciones y usando los característicos atuendos de la banda.

Foto: Benjamín Neira (@p4rasyt0_)

“Maldito Amor” fue cantado por todos y como si fuera poco, Supernova regaló un emotivo cover de “Inevitable” de Shakira, que hizo a todos sacar su lado más melancólico y romántico. El bloque nacional continuó y fue cerrado por nada más ni nada menos que Glup.

Foto: Benjamín Neira (@p4rasyt0_)

“Mi Destino”, “Asi Es La Vida” y “Enamorado De Ti” fueron los primeros temas que marcaron un show que sería inolvidable. En un momento, la gran pantalla se transformó en un verdadero karaoke y Koko Stambuk en el protagonista. “Boys Don´t Cry” sonó haciendo alusión a su último álbum “Dancing Queen Karaoke Club”.

Si con el descenso del escenario de Koko en “Freebola” y su intento de subirse a la barricada con micrófono en mano ya había dejado a todos eufóricos, con lo que hizo después definitivamente lanzó la casa por la ventana. Solo bastó con que emitiera su interés de que alguien cantara con ellos una última canción para que en un abrir y cerrar de ojos diez personas estuvieran arriba del escenario y vivieran “Grado 3” de principio a fin, verso tras verso. Sin duda, una verdadera y auténtica fiesta como antesala a su show en el Festival del Huaso de Olmué.

Foto: Benjamín Neira (@p4rasyt0_)

El segundo bloque se acercaba con el paso de los minutos y mientras unos se preparaban, otros sacaban sus pasos prohibidos. Con la animación de Citrola se buscó a la chica y el chico techno entre los presentes, en donde los valientes que subieron a la improvisada pista de baile no dudaron en dejar la vergüenza de lado para dar lo mejor de sí frente a miles y miles de personas. 

King África y El Símbolo hicieron gozar a todos en sus respectivos momentos. La memoria muscular parecía no fallar en ninguno de los asistentes con cada coreografía que podríamos jurar que los hizo recordar esos carretes de juventud. Ya para las nueve de la noche todos coreaban “De Música Ligera” mientras esperaban los últimos dos shows de esa extensa jornada.

Foto: Benjamín Neira (@p4rasyt0_)

No llegaron a ser las 22 horas y Vengaboys salió con unos característicos outfits a encender la jornada con sus remix que no dejaron ajeno a nadie.  Miles de papeles volaron por el aire y gigantes pelotas playeras se movían de lado a lado entre el público mientras hits como “We Like To Party!” y “Boom, Boom, Boom, Boom!” sonaba. Y ni que hablar de cómo se transformó  el ambiente cuando Ilegales se tomó el escenario junto con un astronauta inflable gigante. El carrete fue perfecto para todo quien fue a bailar y a gozar, y bueno, para quien no “El Taqui Taqui” ya decía perfectamente lo que podían hacer. 

Foto: Benjamín Neira (@p4rasyt0_)

Y así fue como pasada las doce el festival llegó a su fin. Uno que duró más de diez horas y que demostró que no hay conexión más grande que compartir un recuerdo, o mejor dicho, una generación. Si bien, el 2024 recién está comenzando como para tildar esta fiesta como una de las mejores del año, de algo si que estamos seguros, pueden que existan otros eventos, pero otra cosa muy distinta es grado 3.

Grado 3 en Santiago: canciones de ayer frente a los desafíos de hoy

Foto: Gerardo Aliaga (@geraliagar)

El efecto nostalgia pega fuerte en Chile. Es cosa de recordar las rutinas humorísticas que han recibido aplausos y gaviotas en el Festival de Viña. El propio Pedro Ruminot se acordó de las canciones King África y El Símbolo en su presentación el 2020. Incluso trajo de regreso a este último a la Quinta Vergara en un cierre a lo grande. Por eso no era de extrañarse de que la convocatoria a la edición de Grado 3 Santiago fuera un éxito. Lo sorprendente es que fue desde el primer minuto.

Ya había comenzado Gufi y el público respondió. Desde muy temprano, y fuera de la tónica de otros festivales, habían repletado el parque. Muchos instalaron carpas con sus mantas para combatir un calor que se pronosticaba intenso desde el mediodía. Otros acaparaban los sectores de sombra ya establecidos, y unos más preparados instalaban gigantescas sombrillas de playa. Solo faltaban las palmeras, y un par de olas para refrescar el inicio de una jornada maratónica.

Foto: Gerardo Aliaga (@geraliagar)

Extensión que se hizo más eterna por el calor y el impresionante número de asistentes quienes desde temprano armaron filas hacia las barras y foodtrucks. Hileras que se hicieron eternas, al punto de sacrificar las siguientes presentaciones durante la tarde como Tronic y Supernova.

No obstante, habían distintas activaciones para capear la tarde. Un segundo escenario con una banda de karaokes a cargo de Diego Peralta, la aparición sopresa de La Pozze Latina, juegos arcade, puntos para tomarse fotos y la prendida fiesta de espuma lograron apaciguar la inevitable insolación. Hasta que el agua se acabó.

Foto: Gerardo Aliaga (@geraliagar)

En los primeros minutos de la presentación de Glup, el público gritaba por el elemento vital. Los músicos intentaron socorrer lanzando botellas, asimismo los guardias. Los camiones que recargaban los puntos de hidratación aceleraban de un extremo a otro para reestablecer los checkpoints para mantenerse de pie en el festival. El calor y la motivación de un público nostálgico hicieron que los litros de refresco se salieran de todo cálculo.

En lo musical, Supernova mantuvo su tradicional interacción con el público, levantando confetis y poses para fotos, además de sortear problemas de sonido para levantar el cover del éxito de Shakira. Por su parte, Koko Stambuk y su combo dieron pie a covers a su estilo, además de sus clásicos. Una fórmula que se repitiría más tarde. El frontman, además, aprovechó de referirse a la polémica sobre Peso Pluma, y defendió la música urbana.

Foto: Gerardo Aliaga (@geraliagar)

Un ser muy especial, diría que una especie de cantante argentino nostálgico de los 90’s. En realidad eso fue esta fiesta, un permanente recuerdo de las generaciones pasadas, incluso la de los artistas. Todos los discursos confluían en memorias que se hacían colectivas en el presente. Y entre los: “todo tiempo pasado fue mejor”, estuvo King África, en el lamento profuso hacia la música urbana actual. Lo mismo que Glup, pero en una onda distinta. Peyorativa por pasajes, tal vez.

En ese tránsito por “La Bomba”, nos fuimos suavecito para abajo y también para arriba. Y en esos puntos álgidos, hay que decir que con su voz profunda, logró conquistar los corazones vacilones que nos encontrábamos allí. Cómo no, si en Chile ha tenido una particular recepción desde su lanzamiento “Mama Yo Quiero” y su participación en el Festival de Viña del Mar en 1995.

Foto: Gerardo Aliaga (@geraliagar)

Cuando el ambiente del dancehall, que declaraba King África como una de sus influencias, nos envolvía; llegó el turno del entretiempo y la animación llamó arriba a algunxs asistentes para el icónico concurso “Chic@ Techn@”, ahora en versión Santiago. Francamente, lo dieron todo y más. Qué icónico es siempre recordar a la Zapallito Italiano que, gracias al programa “Extra Jóvenes”, se hizo conocida bailando arriba de una tarima en 1999, sacándose prohibido tras prohibido.

Y con un: “1, 2 y 3 (…)”, nos pasamos rápidamente del Techno a El Símbolo. Con movimientos sexys nos paramos en masa para corear y bailar los clásicos. Juntxs, muy juntxs. De hecho, así fue casi la mitad del show, pues nuevamente subieron al escenario distintas personas para gozar las coreografías y levantar las manos en el parque Ciudad Empresarial.

Foto: Gerardo Aliaga (@geraliagar)

En un símil al artista anterior, hay puntos bien álgidos que nos entregó Frank Madero. Entre ellos, el creador de clásicos animó la fiesta y se prestó enormemente a la rumba que se formó, tanto arriba como abajo. Sin embargo, suele llamar la atención el humor de esa época, y es que claro, de pronto sentíamos que su forma de interactuar con las personas era muy del tipo Kike Morandé. Pero como ya estábamos ya, nos entregamos al vacile sin más. Esas reflexiones nos las permitiremos luego, comentamos.

Nos fuimos a dar unas vueltas para medir el termómetro de Grado 3 y nos encontramos con un ambiente que sólo Vengaboys podía apaciguar. Con una performance impecable (aunque con exceso de covers), lxs creadores de “We Like To Party!” encendieron aún más al público asistente. Tuvieron de todo. Pelotas en el aire. Vestimentas divinas. Remixes soñados. En fin, una actuación digna de 22 años de espera.

Foto: Gerardo Aliaga (@geraliagar)

Entonces llegamos al plato fuerte de la noche: Ilegales. Quienes incluso antes de empezar, subieron la temperatura de la fiesta con la llamativa escenografía de astronauta que asombró a Conce. La agrupación formada en la República Dominicana nos entregó mucho, pero mucho fuego en los pies, porque tal como dice su canción: “(…) el que no vino a bailar, el que no vino a gozar, que se vaya parando (…)”. Más 10 mil personas dábamos lo mejor de nosotrxs en pasos de merengue hip hop para celebrar el último show que encendió, seguramente, los recuerdos más personales de una generación.

¿En un balance? La Fiesta Grado 3 en Santiago fue increíble. Se sentía la buena onda de las personas que asistieron a darlo todo. Es que claro, un junte así, como el de ese cartel, no existen muchos. Sin embargo, no podemos dejar pasar las extensas filas que existieron para todo, y hacemos eco de esos reclamos por redes sociales, de los que la propia producción recogió el guante.

Foto: Gerardo Aliaga (@geraliagar)

Es importante que eventos tan masivos como estos cuenten con un mejor logística y sistema de ventas, pues nos parece algo terrible tener que pasar shows completos en una fila para comprar un bebestible. Más si es a todo sol. Desafíos que la misma organización prometió resolver al día siguiente en Coquimbo, permitiendo entrar con botellas y comida al cierre de la fiesta que mezcló nostalgia y harto calor.

 

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