En mi niñez, Mekano definía la moda, la música y los estereotipos. Ahora, hay una gran cantidad de referentes que podrían hacer que mirar al pasado parezca innecesario. Sin embargo, Alba Farelo (Bad Gyal) logró traer de vuelta los 2000 con una visión única que cautivó a miles de personas en Chile y, en especial, anoche con su show en el Movistar Arena.
Es que Bad Gyal representa a toda una generación que creció en esa época, con recuerdos de infancia marcados por esos tiempos. Y me atrevo a comentar que fuimos niñas, niños y niñes algo raros. Tal como diría en su single “Flow 2000”, con el que abrió su show: “Me dice que soy como rara”. Claro está, identificada hasta la médula, porque fui una niña apartada por sus pares de la básica. Sí, a pesar de saberme todas las coreografías de Mekano y ver sus teleseries. No era suficiente, y nunca lo fui para esas personas.
Pero esta vez hubo una diferencia. Porque aunque la extrañeza sea subjetiva, ya que múltiples experiencias desdibujan sus órdenes, me sentí en casa. Me sentí comprendida. Entonces reflexiono que la norma parece ser sólo para unxs pocxs, aunque a menudo generalicemos. Es cuestión de observar más allá de la superficie, de profundizar y conversar sobre nuestras pasiones y de aquello que no es tan evidente a simple vista.
Perdón, me da nostalgia esta época del año (diciembre), y me embargan los recuerdos. Lo que me hace recordar que hace un tiempo escribía sobre el concierto más xulo que el Movistar haya conocido y hoy escribo sobre el más icónico que ha bailado sobre su Arena. Idílico por lo demás, y ciertamente pasional, encendido y prendío. Una lección de cómo hacer un show donde eres el centro de atención y lo das.
Es que Bad Gyal es como la Kathy Barriga de Mekano, pero ella es la protagonista que sí querríamos ser. Porque además de estupenda, siempre ha reconocido sus influencias musicales y del territorio de dónde proviene, con humildad. No, y como si eso fuera poco, tuvo una actuación digna de halagos, porque como ella nadie a llenó tanto de sensualidad y carisma ese recinto. A través de su coquetería y prestancia nos hizo levantar la mano batiendo los dedos en señal de aprobación. En ese momento, sentí que ella era capaz de todo, de mover una y otra y otra vez su culo, desde España hasta Chile, PERIODT.
¿Pero estamos hablando de la misma persona que tiene canciones que sólo hablan de dinero, sexo y relaciones amorosas?
Transitando por los imaginarios de las letras de Bad Gyal
Es un hecho que si analizamos detenidamente las letras y sólo eso, podemos decir que Bad Gyal es directa y va directo al grano; o sea, al pan, pan y al vino, vino, así tal cual. Sin embargo, acá me quiero detener, en las palabras, porque si de hay algo que me siento cómoda hablando, es de esto. Y sí, sus canciones no se adentran en viajes astrales, no relatan experiencias densas, ni levantan consignas monumentales, pero personalmente no busco eso en su música; si lo deseara, cambiaría la lista de reproducción, simple.
Encuentro identificación con Bad Gyal como la mujer fuerte que a veces deseo ser. En ocasiones, siento que he relegado mi prioridad personal por la de otrxs; y en otras, derechamente, me han hecho bullying. Por eso, al menos durante los cuatro minutos que dura “Fiebre”, bailo hasta el suelo y canto a toda garganta, transformándome en la diosa que marca el ritmo. Y poco a poco reclamo más propiedad sobre mi ser, haciendo caso omiso a las expectativas externas y al sistema que nos manda otra cosa. Porque sí, estudié 5 años para hacer esto (una frase que les decían un montón a les periodistas de farándula en los 2000, cuando existía Mekano).
Y hablando de la icónica influencia de los programas de televisión en Chile en esa época, cuando liberar nuestras cuerpas implicaba bailar frente a la televisión, ocultos muchas veces de lxs padres. ¿Les conté lo cómoda que me sentí en el concierto? Sí, es que presencié a muchas personas entregándose por completo. Me encontraba total y completamente en mi zona de mayor comodidad. Además, en el escenario se unieron Polimá Westcoast y Standly para interpretar “Barcelona” junto a Bad Gyal, lo que me lleva de vuelta al tema inicial de este párrafo.
Esto me recuerda algo más, perdón por desviarme, pero es una idea que siempre he expresado y también he escuchado: el aguante de las mujeres y las disidencias en la escena urbana de este territorio está arremetiendo con todo. Como si hubiéramos vislumbrado las posibilidades, porque, por supuesto, todas pueden y tienen el potencial. Pero más aún porque lo están demostrando, cada una a su propio estilo. Es cosa de ver cómo Akriila teloneó este show. Eso era impensable en los 2000, cuando la industria aún estaba fuertemente dominada por hombres.
Es por eso que no puedo no quedarme con este último pensamiento. No quiero irme con la sensación de que todo es flor de comparaciones positivas. Me preocupa que aún haya personas que se enorgullecen de los estereotipos. Es que no dejo de mirar alarmada las afirmaciones que inocentemente esgrimen que sólo se puede lograr ese éxito siendo bella y delgada. Hay mucho trabajo más de por medio que sólo el de ella por su físico, no desmerezcamos. Además, encajar con los estándares, supone ser una cuerpa privilegiada en este sistema, mi amor, que no se nos olvide.
Gracias mi gente bella por demostrar que ustedes son su propia obra de arte. Y esto se lo digo a lxs asistentes para ir finalizando este texto. Me encantó ser parte de un grupo que se preocupó de darle un significado a su forma de vestir y que disfrutó cada momento del concierto cantando con el corazón abierto. Verles me llenó de confianza, incluso me hizo reflexionar sobre el pasado, pero para tomar impulso. Agradezco especialmente a las corporalidades disidentes por ayudarnos a adoptar nuevas narrativas que celebran la autenticidad, reconociendo la importancia de lo que cada unx es y siente, PERIODT.
Bad Gyal en Movistar Arena – Setlist
