Vinilos, poleras… y una larga bufanda roja con letras negras con el título “Que me parta un rayo” son parte del decorado inicial de esta noche de martes, la gran noche de Christina Rosenvinge.
La española ya es una amiga más de la casa, con visitas continuas en festivales y shows especiales, como aquel recordado encuentro íntimo en Las Majadas de Pirque en el verano del 2019. Pero en esta ocasión, no es un nuevo disco la excusa de la visita, sino la nostalgia: la celebración de los 30 años de su primer álbum solista, cuando se lanzó como Christina y los Subterráneos.
Aquella ópera prima está compuesta por una breve colección de canciones (solo 10), pero que calaron hondo en los adolescentes latinoamericanos en la década de los 90. Por esto, lo de esta jornada va más allá del mero hecho de disfrutar un show en vivo. Es revivir situaciones, desempolvar fotos de cámara de rollo y recordar a los amigos que estaban presentes cuando sonaban en la radio cassette temas como “Voy en un coche” y “Mil pedazos”.
Gran parte de ese público que conoció a Christina por la radio en esos años repletó el Teatro Coliseo, que se vio colmado cuando ya estaba sobre el escenario la joven Olivia García, una inquieta artista nacional que viene haciendo ruido desde el 2019 con bellos cortes pop como “Me pregunto” y “Pa poderte invocar”.
Puntual, a las 21:00 horas, Rosenvinge se hizo paso por el escenario en medio de una ruidosa intro por parte de su banda, con su tradicional look de camisa y corbata, abriendo el karaoke con la icónica “Tú por mí”.
Al evitar decorados o pantallas led con imágenes, la sensación de estar viendo a la misma Christina en 1993 era inevitable. Más aún con este repertorio, que parece no haberse desteñido en nada con el paso de los años. Las oportunas acotaciones de la artista hicieron más especial la noche.
Tras el bloque dedicado al disco completo, interpretado en otro orden, la española despachó dos temas más de aquellos Subterráneos: “Mi habitación” y “Pálido”, de su segunda placa, Mi Pequeño Animal, un álbum que desconcertó a algunos, pero sumó otro puñado de fieles oyentes, quienes la siguieron también cuando se atrevió a girar con nombre y apellido. Precisamente, como bis, Christina presentó algunos de los éxitos de sus últimos años.
Fotografía por: Gary Go
Aunque pudo parecer corto el show para muchos, nada sobró ni faltó, y alcanzó hasta que dos afortunados seguidores pudieran cantar con la artista el último tema del setlist: “Anoche (El puñal y la memoria)”.
Como regalo, la artista invitó al público a compartir un rato en el after party que se armó, a cargo de Selector con una buena selección de singles sesenteros en vinilo. De forma similar al show de Kings of Convenience en noviembre pasado, algunos pudieron bailae cerca de la propia Christina y hablar con su banda, en una instancia única cuya entrada es sólo evitar sacar el celular. Son cosas que hay que vivir de verdad.