Todos sueñen con el cielo: las dos noches de Bandalos Chinos en Quilpué

Después de un exitoso debut en el Teatro Coliseo, en Santiago, la gira de Bandalos Chinos continuó en la región de Valparaíso. El lugar que recibió a los trasandinos fue el Trotamundos Terraza de Quilpué en doble jornada.

Bastante temprano, Goyo y su combo llegaron a montar los equipos. Una mesa de ping-pong los esperaba para calmar cualquier nervio. El calor y los mates acompañaron la jornada.

Fotografía: @ale.cadiz

Mientras tanto, cerca de las cinco de la tarde, los primeros fanáticos comenzaron a hacer la fila para ingresar al local. Una confusión de la productora los llevó a pasar la sobremesa del almuerzo dominical esperando entrar mientras adentro probaban sonido.

Casi dos horas después, Mariana Montenegro subía al escenario para motivar a los asistentes con su propuesta solista que rodeaba el electro-pop junto a enérgicas coreografías. Además, invitó a cantar a su hermana Natalia y a De Lein.

Pasadas las 20:30 horas, Goyo Degano (voz), Matías Verduga (batería), Maxi Sayes (percusión) Iñaki (guitarra) y Salvador Colombo (teclados) y “El Lobo” Nicolás Rodríguez (bajo), junto a Ine Maguire (coros) y Baltazar Clusellas (saxo) saludaban a un público efeverscente y libre de mascarillas. “Mi fiesta”, “Sin Vos No Puedo” y “Una Propuesta”, temas de su último disco Big Blue, abrieron el show.

Durante dos horas, la banda repasó sus tres discos, junto a otros singles como “Isla”, “Dije tu nombre” y “Nunca estuve acá”. Degano mostraba sus dotes de frontman, entre pasos de baile y entregándose a la primera fila del local.

Repitiendo el setlist de su presentación en Santiago, los trasandinos afianzaron una complicidad que creció durante la pandemia, se acrecentó en el Ritual Fest y parece confirmarse en este tour. “No nos vamos ni cagando” sonó con fuerza en los últimos minutos del primer show.

Bandalos Chinos decidió aprovechar la mañana del lunes para pasear por Valparaíso y Viña del Mar. Visitaron playas y cerros antes de prepararse para la segunda función que estuvo más clara con los horarios, y que mantuvo a Mariana Montenegro como antesala.

Esta vez el show comenzó a las 9:30 de la noche, un público nuevo esperaba impaciente por los argentinos, muchos de ellos viajaron desde Santiago. “¿Cuántos estuvieron ayer? Para que no hagan spoiler”, advertía Goyo Degano confirmando que el setlist del Teatro Coliseo sería el oficial para todas las fechas en Chile.

“Dientes blancos, cheques en mis bancos. El mundo se posa para mí”, recitaba Salvador Colombo en medio de una colorida “Paranoia Pop”. Una complicidad de estilos, guiños a Charly, Spinetta y una espontaneidad contagiosa fueron los elementos que solidifcaron un show que en lo técnico no tuvo pifias. A veces, el respetable sonaba más fuerte, sobre todo en “Departamento” y “Vámonos de Viaje”, dos de los caballitos de batalla. El “No nos vamos ni cagando se volvió a repetir”, junto al “Mijito Rico” que le dedicaron a Goyo por partida doble.

Cantando en fila y al unísono el coro de “Que lindo es acordarme de vos”, Bandalos Chinos cerró el telón de su paso por la quinta región. Tras el aplauso de las casi 500 personas en cada jornada, la agrupación trasandina tomó la van para madrugar y emprender rumbo a Concepción. Al bajar, Goyo Degano sostenía con fuerza un vinilo de Corazones, el disco de Los Prisioneros que recibió de regalo.

“Noche en la Ciudad” es el penúltimo track de ese álbum, que escapa del leit motiv de un Jorge González destrozado emocionalmente, y recuerda el lado más crítico de sus composiciones, pero también invita a bailar y soñar con el cielo entre miles de emociones.

Esa misma sensación se vivió durante dos noches en Quilpué. Saltos, gritos, linternas encendidas y coros eufóricos materializaron años de espera para que Bandalos Chinos visitara Chile, y especialmente la quinta región. Mientras todos los asistentes vuelven a trabajar, los argentinos seguramente pondrán play a “Tren al Sur” al acercarse a Concepción, para su último show en nuestro país.

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