Miranda!, una vez más en el Caupolicán: Un remedio cada vez más efectivo

Fotografía por Jacqueline Riveros.

Aunque siempre es atractivo encontrarse con ese fenómeno incomparable que produce Miranda! en el público local, también surge en parte la duda sobre si habrá algo más ante la posible falta de sorpresas.

A estas alturas, con dos décadas de trayectoria, lo del dúo argentino es un show perfectamente moldeado, capaz de funcionar en cualquier lugar con un repertorio enorme que jamás podría fallar, sea en una gira de un disco nuevo o celebrando hitos pasados. Todo está probado, y aún así se quiere saber qué más puede pasar.

Su potencia en vivo es la clave de su éxito. Por eso, Ale y Juliana pueden darse el gusto de repletar el recinto de San Diego en dos jornadas consecutivas, más un show en el Monticello y otro en Concepción. Es algo que hay que ver y repetirse, por eso la mayoría no tardó en comprar los tickets e, incluso, llegar bastante temprano para asegurar un lugar cómodo.

Cada noche estuvo amenizada por Ases Falsos, quienes sabiendo que eran los encargados de encender los fuegos, se dedicaron a dar lo mejor de sí: un set ajustadísimo con seis canciones y con Cristóbal Briceño, su líder, aprovechando todo su histrionismo para mantener la atención en la previa, usando de paso los elementos del escenario de Miranda! para hacer algunas locuras. Y aunque sólo algunos corearon los temas, la mayoría disfrutó más que respetuosamente su presentación.

Pasadas las 21:30, el dúo argentino demostró una vez mas que no tienen competencia: han sabido seguir un camino en que las canciones pop con coros pegajosos y universales es ley, sin perderse en incursionar en géneros de moda o algo que escape de su identidad.

Fotografía por Jacqueline Riveros.

Realizando, de alguna forma, un camino inversamente cronológico, la banda arrancó mostrando lo más destacado de Souvenir (2021), uno de los discos mejor logrados de su carrera y que, tras acompañar a miles en el encierro, ahora alcanza su vida completa en la voz de sus fans.

Mientras las canciones y los éxitos no dejaban en paz al público, Ale y Juliana no se escondían para ir cambiando sus atuendos con percheros y espejos visibles dispuestos a cada lado del escenario, decorado a su vez por una amplia alfombra roja, una tarima y 3 pantallas gigantes. Una puesta de escena potente, como si la música ya no fuera estímulo suficiente.

Todas las piezas conectan: después de 15 canciones y una breve sección acústica, la avalancha de hits hizo sucumbir el Caupolicán en ambas noches, yendo de “Prisionero” a “Enamorada” y “Don”, con la tradicional explosión de challa (o confeti). Y para rematar todo, el bis llega rápidamente con dos recuerdos de los primeros tiempos: “Bailarina” y “Romix”, para no dejar a nadie disconforme.

¿Qué más puede pasar con Miranda!? Más allá de un show masivo en el Movistar Arena o un regreso al Festival de Viña, lo cierto es que los argentinos siempre se las arreglan para sorprender un poco más, además de asegurar que con ellos, la fiesta nunca fallará. Y eso es algo que ya pocos de su generación pueden hacerlo.

*Fotografías por Jacqueline Riveros.

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