En medio del lujo, las fiestas en Studio 54 y las drogas se desenvolvió el diseñador de moda Roy Halston Frowick. En tan solo 5 capítulos, la miniserie de Netflix retrata el surgimiento y la debacle del soberbio estadounidense que creció en los campos de Indiana.
El mundo de la moda vivió un nuevo despertar en la década de los 60. Entre destacadas figuras como Anne Klein, Yves Saint Laurent, Calvin Klein y Stephen Burrows surge Roy Halston, quien con un talento innato, desde niño decoraba sombreros para su madre, quien enfrentaba la violencia de su esposo. Así, sus primeros acercamientos al diseño fueron los sombreros, alcanzando la fama cuando Jackie Kennedy usó uno de sus accesorios en la ceremonia de inauguración presidencial de su marido, John F. Kennedy.
Ewan Mcgregor es el encargado de personificar al ingenioso pero no menos polémico Roy Halston. Creada por Sharr Whitte y producida por Ryan Murphy (American Horror Story, Pose), la miniserie narra en apenas cinco capítulos, sin dejar atrás detalle alguno, la vida bohemia en la época junto a la evolución de los diseños de Halston.
Todo mientras la moda europea estaba en su esplendor, buscando convertirse en una fuerte competencia desde el otro lado del océano: Estados Unidos.
Su fuerte vínculo con las mujeres cobra relevancia en la fama del diseñador. La amistad con Elsa Peretti, modelo italiana y luego diseñadora de joyas para Tiffany & Co, fue un apoyo fundamental en su vida quien, además, lucía espléndidamente sus elegantes vestidos. Por cosas del azar también se hizo amigo de Liza Minnelli, cantante y actriz ganadora de un Óscar, quien pese a todas las dificultades se mantuvo siempre a su lado. Al contrario de Liza, Elsa Peretti no toleró sus malos tratos ni la altanería que lo caracterizaba.
Incluso para quienes no tienen mayores conocimientos sobre moda, la serie logra cautivar al instante. Las telas, texturas y colores sumados a la elegancia de los diseños dan cuenta del ingenio de Halston, quien nunca quedaba conforme con el resultado. Sus altos niveles de exigencia y terquedad hacían que maltratara constantemente a su equipo. La miniserie no teme en mostrar los aspectos negativos de su personalidad. Mientras más éxito tenía, su arrogancia subía de nivel.
Transitando de sombreros a vestidos y luego de vestidos a perfumes, Halston impuso tendencias con sus trench, colecciones tie dye y nuevas fragancias. Destaca el trabajo técnico en el diseño de vestuario por Jeriana San Juan, reflejando la elegancia que caracterizaba las tenidas del diseñador. Las canciones de David Bowie, Liza Minnelli, Donna Summer y Dan Hartman son algunas de las que dan vida a las pasarelas y noches de fiesta.
Los estragos del sida empezaron a notarse a finales de los 80 y Halston no se salvó de la enfermedad. Entre sus múltiples amantes y encuentros casuales con prostitutos, conoció a Víctor Hugo, gigoló venezolano que fue también amigo y asistente de Andy Warhol. Coincidencia o no, luego de conocer al joven la vida del diseñador se volvió aún más caótica.
Pese a que las críticas no lo acompañaron casi hasta el final de sus días, era su búsqueda por la autenticidad lo que evitó que siguiera las tendencias del momento. Un factor más para que fuera cayendo en el olvido, además de la adicción a las drogas que jamás admitió. Al dejar su trabajo en las manos de empresarios, poco a poco fue perdiendo el renombre que tanto le costó obtener. El descuido le costó incluso su propio nombre.
Halston es la serie perfecta para quienes gustan de las biopic y que buscan ver algo de corta duración. Como muchos artistas, Halston es un ejemplo más de una vida soberbia y sin límites que le termina costando la marca que con tanto esfuerzo llevó a la cima. Sin embargo, su legado continúa y vale la pena conocer a una de las grandes influencias de la moda estadounidense del siglo XX.
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