“Imploding the Mirage” de The Killers: Razones para esperar

¿Te acuerdas de la última vez? Cambios de vestuario de su vocalista, confeti hasta por si las moscas y una puesta en escena digna de su origen, Las Vegas. Casi dos años y medio desde la última presentación de The Killers en tierras nacionales, ante un mar de fanáticos en la última jornada del Lollapalooza 2018. Un contexto en el que Flowers, Vannucci y compañía se sienten cómodos, del cual no parece haber fecha para volver a repetir.

Hoy por hoy, el distanciamiento social no obsta a encontrar otras formas de acercarse. Pero justo cuando el panorama de la música en vivo se parece cada vez más a una donde solo transita una bola en el desierto, los hijos ilustres de Las Vegas vuelven a la carga con Imploding the Mirage, su sexto disco.

“Implosionar el espejismo”, ese es el concepto que se enmarca tras el arte de Thomas Blackshear, donde dos nubes abrazadas contrastan entre la tormenta y el arcoiris. Un concepto que es fenómeno común en el paisaje de Nevada que juega con manifiestos religiosos y la mitología de Ícaro de alcanzar el sol, empujar los límites y las emociones que rodean la nostalgia.

Tras un Battle Born (2012) y un Wonderful Wonderful (2017) que pasaron más desapercibidos que dentro de los favoritos de la fanaticada, la agrupación sigue el camino seguro de consolidar un estilo propio. Como factor esencial aparece el hecho de haber grabado en Utah, lugar donde el vocalista declara haberse enamorado de la música.

“Imagina esas canciones tocadas en vivo”. Es un comentario que resuena en las redes y videos de la banda tras el lanzamiento. Y claro, es imposible no jugar al show-ficción: visualiza la puesta en escena cuando comience el show. El escenario apagado y un contraluz dirige las miradas a la clásica K ornamental o a la silueta de Brandon Flowers, mientras entona los primeros versos de My Own Soul’s Warning. Luego viene el crescendo, y cuando la melodía rescatada del recetario de The War on Drugs estalla, venga el confeti y las luces. Vuelva la parafernalia, que tanto bien nos hará luego de tantas emociones confinadas.

Es que este, uno de los cuatro singles que adelantó la agrupación semanas antes de su estreno, evoca los dos ejes de esta nueva entrega: fuerte presencia de sintetizadores y una arquitectura que retoma las lógicas de Hot Fuss, Sam’s Town y Day & Age. Coros pegajosos, bajo un espectacular registro vocal, que se repiten en My God (que incluye la colaboración de Weyes Blood que le suma tintes más eclesiásticos), y en Caution que de seguro entrará en los setlist.

Otro aspecto que la agrupación toma como bastión es apoyarse en el sonido ochentero. La notable Fire in Bone, Dying Breed y la propia Imploding the Mirage rescatan elementos de Talking Heads y Bruce Springsteen, uno de los reyes de Brandon. Sellado todo bajo la participación de Lindsey Buckingham en la grabación del álbum y k.d. lang en Lighting Fields.

Así, en diez canciones buscan “destruir una visión falsa para entregar luz tras la oscuridad, superar la tristeza y dar paso a la celebración”. Una fiesta que, al parecer, tomará tiempo en retomar, pero llegará y se espera, tal como se expresa en Fire in Bone y Running Towards a Place, la unidad se mantenga a pesar de la adversidad.

Quizás en esta placa no encontremos un Mr. Brightside o un Someboy told me que marque generaciones. Sin embargo, Imploding the Mirage es un trabajo sólido que acumula comentarios positivos, tanto de su fanbase como de la crítica. Con altos aciertos que estos últimos esperan escuchar bajo la espectacularidad de su puesta en vivo. Porque en tiempos tan turbulentos, The Killers nos regala un decálogo para luchar con la impaciencia, porque hay motivos para esperar.

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