“The New Abnormal” de The Strokes: insoportablemente vivos

Vivos, insoportablemente vivos. El silencio discográfico en The Strokes se acaba con el lanzamiento de The New Abnormal, un álbum que superó las expectativas que tenía con él. Sus últimos trabajos han sido intentos de renovación que no salieron tan bien, así como espacios en que la creatividad de la banda quedó en jaque. Sin embargo, en The New Abnormal se muestran evidentes signos de recuperación y un frescor que aporta nuevos bríos al grupo.

The adults are talking es mitad humana, mitad máquina. Orgánica y metronómicamente electrónica a la vez. El juego de guitarras y la melodía vocal del estribillo respiran una urbanidad neoyorkina que sabe a nostalgia. Selfless recuerda al sonido de canciones más contemplativas como Is this it Ask me anything. Es bastante carismática.

Brooklyn Bridge to Chorus entra bailable, con un bajo marcando y unos sintetizadores dando brincos. Las reminiscencias a New Order llegan hasta el momento en que The Strokes arremete con sus características guitarras. Luego, un quiebre y de regreso a la pista de baile. Interesante dinámica. Bad Decisions muestra, en cambio, unos neoyorkinos más ortodoxos en cuanto a sonido se trata, recordándonos su mejor forma, por allá a principios de los 2000.

La segunda parte del disco es más bajaEternal Summer no convence demasiado. Excesivamente larga para tan pocos elementos interesantes. Siento que se repite demasiado hasta el punto de perder el rumbo de algunas buenas ideas. At The Door es intimista y sintetizada pero no muy destacable. Mientras que Why are sunday’s so depressing y Not the same anymore tienen buenos momentos y ganchos sonoros en melodías vocales y guitarras especialmente, pero no son de lo mejor del álbum.

Ode to the Mets es un enorme cierre. Nuevamente The Strokes logra recuperar su identidad y también ir hacia adelante. Es el mejor ejemplo de como tomar el sonido que manejas desde hace 20 años y darle una vuelta con elementos nuevos para la banda. Este track crece, florece a medida que Julian se confiesa, siendo la instrumentación quien acompaña esa “demolición controlada” que es la emoción de Casablancas. Nostalgia del futuro en el final de The New Abnormal.

Esperaba un disco flojo y resultó en una agradable sorpresa. Con más aciertos que desaciertos, The Strokes abre (espero) una nueva etapa en una carrera que ya los tenía relegados a un segundo plano. Hay elementos de riesgo que, aunque algunos funcionaron y otros no, demuestran que el grupo sigue vivo e interesado en producir el mejor material posible. Entusiasma la sintonía entre el pasado glorioso de los “salvadores del rock” y apuestas más contemporáneas, así como la complementariedad que se generó en las composiciones. Ni Hammond ni Casablancas se “arrancan con los tarros” al instante de definir un sonido y eso es satisfactorio.

The Strokes vuelve con buena salud al ruedo. Es un buen primer paso para recomenzar, revisar y corregir.

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