En un domingo marcado por la celebración del día del niño, el Teatro Caupolicán fue la sede del festival que reunió a diferentes exponentes del género urbano. La parrilla oficial contaba con nueve artistas del trap nacional y neoperreo, sin embargo, el escenario también abrió el paso a la amistad, la pasión y nuevas generaciones que con sus sonidos transformaron el recinto rápidamente en una maratónica pista de baile.
“Firebo1” fue el encargado de animar el ambiente mientras niños, adolescentes y adultos esperaban pacientemente para ver a sus artistas. El ambiente permitió que músicos como ”Ryodan” o “Jay Ferragamo” hicieran de las suyas mostrando sus canciones al público en la previa del evento. Con una mezcla de temitas de reggaetón old school y hits actuales, Dj Lizz calentó motores en la espera del primer show oficial que anunció las pantallas.
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El show de inicio tenía que tirar la casa por la ventana. Tomasa del Real era una de las artistas más esperadas. Con tres discos bajo el brazo y ajena al concepto de trap que planteaba el festival, con sus ritmos y movimientos fue capaz de hacer bailar a cualquiera.
El neoperreo, concepto que la ha llevado a triunfar en el extranjero, es una mezcla exótica de reggaetón con letras que pueden ser polémicas, por lo tanto, al cantarlas en vivo se desarrolla una atmósfera donde si no se comprende el concepto se puede quedar descolocado.
Junto a Dj Sustancia, Tech Grl, DJ Lizz o Alexa Glam, Tomasa del Real se apodera del escenario bailando, con el celular en mano graba a su público y la performance de sus acompañantes que bailan sin ningún tipo de pudor, rozando sus cuerpos al ritmo de canciones como “Barre con el pelo” o “Quiere que me tape”, disfrutando y guiando su propia fiesta.
Haciendo un repaso por sus clásicas canciones o cantando su hit “Y dime”, Tomasa del Real demuestra por qué es considerada un tesoro en el extranjero. Si bien en Chile representa una escena especial independiente, tiene su propio público dispuesto a cantar y disfrutar sus canciones, brindándole su apoyo y valorando que la cantante oriunda de Iquique luche por innovar en ese espacio en la escena que ganó con esfuerzo, que la mantiene en la palestra y le permitió hacer vibrar por alrededor de cuarenta minutos al público que llenó cada espacio del Caupolicán.
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Si bien el festival nunca expuso a su público el orden de artistas, tras finalizar cada show la pantalla principal anunciaba quién sería el próximo. Para hacer más amena la espera, Dj Lizz con su traje color flúor se apoderó durante toda la jornada del escenario con sus mezclas, evitando el silencio y manteniendo al público en un ambiente donde el baile y las risas eran lo primordial.
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El show de Tomasa del Real o la presencia de Lizz fueron diferentes a las propuestas presentadas durante la jornada, sin embargo, no fueron impropias del evento. El neoperreo cautivó y sorprendió a aquellos que desconocían sus ritmos, demostrando por qué hace ruido y dejando en claro que llegó para quedarse.
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