La suave sinceridad de “Trino” de Dulce y Agraz

Dulce y Agraz es un nombre que se viene repitiendo desde hace un buen tiempo en medios musicales y en carteles de tocatas. No obstante, no me había detenido a escuchar su trabajo (Singles y un EP), quizás porque mis intereses musicales van por otro lado. Por este motivo, reconozco que Trino (2018), es mi primer acercamiento a la música de Daniela González; ¡y vaya que primera experiencia!

Dulce y Agraz creó Trino (su debut en LP) con pinzas, se nota que es un disco ensamblado con tiempo y dedicación. Se nota en la perfecta coherencia de dos elementos fundamentales: primero, letras cuidadas donde no se escatima en la poética pluma de González, pero sin quitar esa sinceridad viseral. Líricamente, no se anda con rodeos y trata los temas de manera enérgica y emocional, sin perder el factor metafórico. Y segundo, el exquisito trabajo sonoro de instrumentos y voces. Ya en Renacer, el track de apertura, se recibe al auditor con una juego vocal que engancha desde el primer segundo.

Trino es un disco de pop ecléctico, en el que en sus once canciones conviven guitarras, pianos, percusión electrónica, baladas, canciones casi bailables y colaboraciones de artistas tan diversas como Princesa Alba (Nada que temer) y Natisú (Bajo tus ojos). Los recursos sonoros y estilísticos son diversos pero dosificados en cantidades justas. Mención aparte para las voces, que me volvieron loco. Hay un esmero en utilizar la voz como un instrumento más, generando capas y momentos ambientales de ensueño.

Así, destaco la exquisita melodía vocal en cálida cadencia de La Distancia, que permite el aflorar la nostálgica letra del tema; la guitarra marcando y arpegiando en la preciosa balada Súbitamente; el dramático piano de No me alcanza, que juega con una trabajo vocal sobresaliente; y el crescendo espacial de Duele.

Para finalizar, Trino es un trabajo sólido y que tiene dos virtudes fundamentales: está hecho con mucha cabeza y con mucho corazón. Se nota un trabajo reflexionado, un disco pensado para ser un buen material pop. Se aprecia también la valentía de tomar muchos elementos sonoros e incluirlos de manera armoniosa. A la vez, es un álbum visceral y cargado de emociones, en el que en cada canción se plasma con sinceridad ideas y sentimientos. Trino, en fin, alcanza ese exquisito equilibro entre la calidad artística y la expresión honesta de su creadora.

 

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