Con un interesante y variado line up, Fauna Primavera prometía una jornada inolvidable. Sin embargo, semanas antes del esperado día, sufrieron la baja de dos artistas de peso: Cuco y Deerhunter. Aun así, el festival convocó a gran cantidad de público y el objetivo lo cumplieron.
A pesar de que las puertas abrieron al mediodía, la mayor cantidad de público llegó unas horas más tarde. Producto de esto, los primeros artistas en presentarse no tuvieron la convocatoria esperada… aunque todo fluyó igual. IARAHEI en el Red Bull Stage y Barbagallo en el Vans Stage fueron los encargados de dar el puntapié inicial al festival.
Los 27 grados que se sentían en Espacio Broadway fueron de ayuda para los locales de comida y tragos, los que se vieron repletos por personas que trataron de saciar la sed y el hambre que aquejaba a la hora de almuerzo, a pesar de los elevados precios y las largas filas. Sin duda, el punto más criticado de la jornada festivalera.
Mientras algunos disfrutaban de la oferta culinaria, otros se entretenían en los stands de las distintas marcas asociadas al festival. Una rueda de la fortuna era lo más llamativo, tratando de imitar a la típica postal de Coachella. Una versión mucho más limitada, por cierto.
Por otra parte y lo más importante, la música. En el Ballantine’s Stage se vivía un descontrol total con la presentación de Playa Gótica, mientras que Gianluca ponía de su flow en el Red Bull. Dos exponentes de la música nacional dando el toque de chilenidad al festival.
La fiesta chilena venía también de la mano de Javiera Mena. Cerca de las siete de la tarde, la cantante se subió al escenario principal con su místico show, lleno de éxitos y referencias astrales. “Dentro de ti“, “Otra era“, “Espejo” y hasta un cover de “Mujer contra mujer” (Mecano) fueron parte del repertorio de la cantante, quien se encontró con un público acorde a su estilo: jovial y enérgico.
Y mientras Mena hacía bailar a sus fanáticos, la argentina radicada en España Nathy Peluso ponía el sandungueo en otro escenario, el que se hizo chico con la cantidad de gente que llegó.
Con un traje verde fosforescente, la “sandunguera” cautivó a los cientos que llegaron al Red Bull Stage. A “la reina de la vigilia” no le faltó “corashe”.
Cuando la tarde se hacía notar, fueron varios los sorprendidos con el frío que se sentía en el lugar. Fue ahí cuando At The Drive In se encargó de poner a saltar a todo el público y subir la temperatura.
La banda se refugió en el pasado e hicieron un guiño a cuando los llamaban a ser “los reemplazantes de Nirvana” y con un show que rescataba la potencia del punk -poco visto en estos tiempos-, los de Texas deslumbraron a sus fanáticos.
La nostalgia llegó de la mano de Death Cab For Cutie. Cientos de treintañeros se pegaron al escenario principal para escuchar la voz de Ben Gibbard interpretar éxitos como “I Will Follow You Into The Dark“, la que fue interpretada en acústico y sacó más de una lagrimita en el público. Show poco dinámico, con falta de interacción con el público, pero con un sonido impecable y apegados a su melancólica esencia.
Ya era tarde, el frío dolía en las piernas y las voces se agotaban. La espera terminaba y los platos fuertes de la noche estaban a minutos de aparecer. En el escenario de Vans, en medio de luces de neón, humo y un fondo infinito, aparece MGMT. Con un show de 1 hora y 15 minutos, el dúo de synth pop se tomó Espacio Broadway, repasando éxitos como “Kids” y “Electric Feel” y presentando material de su última producción como “Little Dark Age” y “When You Die“. La psicodelia sigue viva.
Sin embargo, cuando faltaban unos 15 minutos para que finalizara el show de los estadounidenses, el público comenzó a dejar el Vans Stage. Todas las miradas se ponían ahora en lo que venía en el otro escenario principal. Porque como se escuchó entre susurros en la espera, “los otros shows parecieron ser solo teloneros”.
Miles de fanáticos que esperaban en la reja desde el mediodía, encontraban ahora la recompensa: en un enterito de seda blanco, tal como una pintura renacentista, saltaba al escenario Lorde, desatando la locura en su fanaticada.
La neozelandesa volvía a Chile tras cuatro años desde la última vez, cuando, con solo 17 años, se presentó en Lollapalooza Chile. Ahora, más madura y con dos discos bajo el brazo, aterrizó en la región para presentar el show más destacado de la jornada de festival.
Visuales que jugaban con las sombras de la artista y un cuerpo de baile entonado con sus movimientos rítmicos llenos de energía y al mismo tiempo elegantes fueron la tónica de la presentación. Sin embargo, fueron solo complementos al repertorio que presentó en Espacio Broadway, el que contó con éxitos de Pure Heroine (2013) y Melodrama (2017), y que fue la mezcla perfecta entre fiesta y emoción. Dicho repertorio, entonado bajo una delicada voz, que se equilibraba entre altos y bajos, era capaz de entregar energía a los fanáticos de primera fila y a los que estaban más atrás. Todos entraron en sintonía.
Con palabras en español en agradecimiento a su fanaticada -llenas de completa devoción- y canciones sorpresas -como “Writer In The Dark“-, la neozelandesa brilló en el escenario de Ballantine’s, dejando a su público más que satisfecho, con el que se notó una conexión desde los primeros minutos del show. Esa confidencia fue materializada cuando se le cantó, al unísono, un improvisado “Feliz cumpleaños”.
Para terminar, el lado B del festival se vivió a la salida y parecía ser lo mismo de adentro: tacos kilométricos, problemas en la entrada y salida de vehículos y Carabineros controlando el tránsito.
Así terminaba Fauna Primavera 2018, con una mezcla de sonidos que convenció, mas no así la organización. Es necesario un cálculo estimado de asistentes para que la fiesta se lleve en paz y sea posible transformar Espacio Broadway en un “perfect place(s)”, como diría la estrella de la jornada.
Fotos por Jacqueline Riveros (@j.riverosph) y Marco Jiménez (@e.fimer.o)
