Casi una década de espera. Los fans de Radiohead esperaron pacientes, cual Penélope a su Odiseo, repasando canciones y viendo los shows que los británicos daban alrededor del mundo. La fecha, tan añorada, finalmente llegó y los de Oxford pisaron el Estadio Nacional en marco del Festival SUE, acompañados por los nacionales Föllakzoid, Junun (el proyecto de música del mundo de Jonny Greenwood) y Flying Lotus.
El público no flaqueó en ningún momento. La cancha palpitaba cada instante de los shows previos con el ánimo inquebrantable, ese que solo tienen los que han soñado esperanzados un momento de catarsis. Föllakzoid tuvo un show correcto, lleno de experimentación y desplante. No obstante, el público prendería con Junun, dada su animada música de la India, el carisma de sus integrantes y, también, por el hecho de tener a Jonny Greenwood en el escenario. Flying Lotus supero las expectativas de muchos. Personalmente no soy muy fan de ese tipo de música pero el sólido show de luces, las transiciones entre canciones y el júbilo del músico en el escenario contagió a todos los asistentes. Una previa digna para lo que todos esperábamos.
Radiohead llegó al escenario de manera puntual. Y cuando recién pasábamos de las nueve de la noche, el sobrecogedor piano de Daydreaming incendió los corazones de todos. Los soñadores, casi cincuenta mil esa noche, por fin veían su añoranza cumplida. Ful Stop seguiría con la fiesta, enérgica y radiante. Airbag, luego, se anunciaba con la estridente y afilada guitarra de Jonny Greenwood, que rasgando acordes, cortaba el aire ya frío.
Myxomatosis y When I End and You Begin fueron un combo de energía. Todos los cuerpos de la cancha se volvieron uno solo, saltando, gritando y cantando, dando la vida. All I Need representó una pausa, un instante de emoción, de manos unidas y coros. Radiohead era todo lo que necesitábamos en ese momento, cuando Pyramid Song irrumpe con un llamado a la introspección. El silencio se mantuvo luego de Everything in This Right Place, momento en que Let Down acariciaba con manos etéreas los rostros de todos, cerrando nuestros ojos para sólo cantar y sentir.
Street Spirit (Fade Out) fue un momento de conexión absoluta, coreada por todos. Se le sucedieron una batería de temas que dejó a muchos al borde de perder el aliento: Bloom, Identikit, Weird Fishes/Arpeggi y The Numbers. 2+2=5 jugó con sus pausas e intensidades, logrando la locura total mientras Thom “pedía atención” como disco rayado. Las guitarras seguían siendo protagonistas en Bodysnatchers, para dar paso Idioteque y su esquizofrenia electrónico-apocalíptica. Si la era del hielo había llegado, poco duró con el calor que el público generaba esa noche en el Nacional.
Para el primer encore, Radiohead nos pegó un balazo en el pecho con Fake Plastic Trees. En ese momento, escuché muchos comentarios de: “Ahora puedo morir tranquilo”, y vaya que dio esa sensación. The Bends y Feral seguirían la fiesta, para continuar con Lotus Flower, donde un Thom Yorke descontrolado se desarmaría bailando sobre el escenario. Exit Music (For a Film) haría llorar a más de alguno en la cancha del Nacional, siendo Reckoner una continuación perfecta. Los de Oxford no dejaban nada al azar, el setlist fue elegido con pinzas.
El gran final, en el segundo encore, Nude dejaba a todos con un nudo en la garganta, para que luego, Paranoid Android abriera los siete sellos. Mientras el público en su totalidad coreaba “Rain down, rain down”, sentíamos como la despejada velada se nublaba y diluviaban emociones, con los brazos hacia el cielo. Sólo faltó que se cayeran las estrellas. Karma Police sería el cierre perfecto, la banda se despedía de un público que, aunque satisfecho, quería más. Ya terminado el show, mientras se prendían las luces como los ojos al amanecer, los fans se negaban a despertar. “For a minute there I lost myself, I lost my self” coreábamos acapella. Fin del show y fin del sueño. Era hora que los soñadores salieran regocijados a vivir el primer día de sus días.
Si te lo perdiste o quieres revivirlo, te dejamos el concierto acá abajo.