Rancid en Lollapalooza 2017: Un lugar a donde ir

Corrían las 19:15 del primer día del Lollapalooza 2017, y tal cómo lo anunciaban las pantallas laterales del VTR Stage, el vocalista Tim Armstrong se hizo presente en el escenario y dio paso al esperado debut de Rancid en Chile. 

La banda comenzó su show con “Radio”, tema en el cual la rasposa voz de Armstrong proclama «if you want to get the feeling and you want to get it right, then the music gotta be loud, for when the music hit I feel no pain at all» («si quieres obtener aquél sentimiento y lo quieres obtener bien, entonces la música deberá sonar fuerte, para que cuando me pegue, no sienta dolor alguno»). No es coincidencia que este haya sido el tema elegido por la banda para dar inicio a su presentación; con tan solo una canción, los asistentes al evento –y sobre todo los fanáticos más acérrimos de la banda– fueron sometidos a una catársis colectiva en la cuál olvidaron momentáneamente todas sus penas, y se entregaron de forma casi inmediata al punk-rock de la banda oriunda de Berkeley, California.

Tras aquél gran inicio, la voz de Armstrong dio un paso al costado para que Lars Frederiksen, segundo guitarrista de la banda, cantara gran parte de “Roots Radicals”. A esta altura, el público estaba más que prendido, y con el tema “Journey to the End of the East Bay” ya se apreciaban algunos pequeños círculos de mosh. Cuando “Maxwell Murder” sonó por los parlantes del Parque O’Higgins, ya no había duda alguna que el llamado primer mosh de verdad del Lollapalooza había iniciado, y no tenía cómo parar. El público presente comenzó a corear «¡olé, olé, olé. olé! ¡Rancid, Rancid!» y era algo completamente merecido. Rancid es citada junto a The Offspring y Green Day como una de las bandas encargadas en popularizar al punk-rock, y era la única de la trinidad que no había marcado presencia en Chile. Luego de “The 11th Hour” y “East Bay Night”, Frederiksen quedó solo en el escenario y aseguró que no pasarán 25 años más para que la banda vuelva al país, y dio paso al tema “Last One to Die”, tema que antes dedicaba a los miembros Metallica, pero en esta ocasión decidió dedicárselo por completo a los roadies de la banda liderada por James Hetfield, y a sus mismos compañeros de viaje.

Terminado aquél homenaje, la imponente batería de Branden Steineckert dio paso a “Dead Bodies”, canción con la cual terminó de consolidarse el mosh pit más grande que se ha visto hasta la fecha en la edición nacional de este festival. Los temas que le siguieron, como “Salvation”, “Bloodcot”, y “I Wanna Riot”, no hicieron más que acrecentar el fervor del público por brindar golpes y patadas por doquier. Si alguna vez alguien llega a decir que el público del Lollapalooza no está dispuesto a recibir bandas emblemáticas de la escena punk-rock internacional como se debe, por favor, muéstrenle el registro audiovisual del concierto que brindó Rancid el año 2017. Si hay algo que igualó la energía demostrada por Armstrong y compañía, fue la excelente disposición que tuvo el público a moshear junto a sus letras.

La tarde ya pasaba a ser noche, y los primeros acordes de la algo-más-tranquila “Old Friend” comenzaron a calmar al público, pero contrario al refrán, luego de la calma vino la tormenta; temas como “St. Mary”, “Tenderloin”, “Olympia WA.”, “Honor Is All We Know”, e “It’s Quite Alright” además de ser los encargados en incluir la voz de Matt Freeman, bajista y co-fundador de la banda, en el show, fueron el empujón final que permitió al círculo de mosh que se formó al inicio de la presentación continuar hasta el final del show. La oscuridad de la noche ya se había apoderado por completo del recinto, y “Fall Back Down”, uno de los más grandes clásicos de la banda, fue la encargada de iniciar el fin de todo. Un último «¡olé, olé, olé. olé! ¡Rancid, Rancid!» de los agradecidos asistentes dio paso a un algo agotado Frederiksen corear «¡olé, olé, olé. olé! ¡Time Bomb, Time Bomb!», anunciando así el penúltimo tema de la jornada: “Time Bomb”. 

Como es de saber, todo lo bueno llega a su fin, y el tema elegido por la banda para finalizar su primera presentación –ojalá de muchas– en Chile fue “Ruby Soho”, uno de sus mayores éxitos, y probablemente el punto más alto en uno de los shows más energéticos que se ha visto hasta la fecha en el Parque O’Higgins. Decir que algunos de sus clásicos como “Hyena”, “Red Hot Moon”, “Corazón de Oro” fueron algunas de las grandes ausentes en el setlist de los californianos sería pecar de lleno. Si bien los chicos salvajes de Duran Duran fueron los grandes triunfadores de esta edición, el show de Rancid se ganó el título de haber sido, sin lugar a dudas, el concierto más punketa que se ha visto en la historia de Lollapalooza Chile. Así como Armstrong proclamaba en el primer tema: «when I got the music, I got a place to go» («cuando tenga música, tendré un lugar a dónde ir»), Rancid le demostró a los asistentes al evento –y sobre todo a sus fanáticos más acérrimos– que, incluso para moshear, la edición nacional del Lollapalooza puede ser aquél lugar a dónde ir.

Setlist

    1.  Radio
    2.  Roots Radicals
    3.  Journey to the End of the East Bay
    4.  Maxwell Murder
    5.  The 11th Hour
    6.  East Bay Night
    7.  Last One to Die
    8.  Dead Bodies
    9.  Salvation
    10.  Bloodclot
    11.  I Wanna Riot
    12.  Old Friend
    13.  St. Mary
    14.  Tenderloin
    15.  Olympia WA.
    16.  Honor Is All We Know
    17.  It’s Quite Alright
    18.  Fall Back Down
    19.  Time Bomb
    20.  Ruby Soho

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