Sus letras hicieron sonrojar a más de alguno por los niveles de honestidad. Lo llamaban el “Sinatra de España” y se llevó la primera Gaviota de Plata otorgada fuera de la competencia en el Festival de Viña de 1981. Dio forma a decenas de clásicos que han sido cantados desde los 70 tanto en fiestas y matrimonios, como en la cocina de la casa.
La voz de Camilo Sesto se apagó definitivamente este 8 de septiembre. Aunque su muerte ha sido inesperada, llevaba más de una década girando por el mundo con una gira de despedida que se resistía a finalizar.
A lo largo de su intensa y extensa trayectoria, este artista valenciano las hizo todas: ganó premios, discos de platino, triunfó en mercados como Estados Unidos y Japón, intentó grabar discos en inglés y estelarizó musicales, siendo su versión de la ópera rock Jesucristo Superestrella uno de los mayores logros de su historia.
En Chile se hizo conocido tanto por los notables shows en Viña como en estelares de los 80 y 90. Incluso, aunque su calidad vocal ya era cuestionada, repleta cada uno de sus shows en el Movistar Arena en la última década, logro que pensaba repetir en el Casino Monticello en febrero de este año, concierto que fue cancelado así como otros en Latinoamérica, lo que ya daba cuenta de su frágil estado de salud.
Desde mediados de los 80, Sesto decidió cultivar un bajo perfil, y solo se dejaba mostrar para revivir “Fresa Salvaje”, “¿Quiéres ser mi amante” y “Jamás”, entre otras. Por eso, poco sabemos de su vida, como sucede con otros románticos como Julio Iglesias y Raphael, que se han guardado menos del ojo público.
Se comienza así a escribir la leyenda de una de las voces más emocionantes de la música en español. Un artista que, si bien consiguió sus mayores éxitos en los 70 y 80, se convirtió en un esencial de la balada pop que se mantendrá por muchos años más en radios o en listas de Spotify.
