La desgarradora confesión de Alice Glass: aseguró que fue violada por Ethan Kath de Crystal Castles

La ex vocalista de Crystal Castles confesó su más oscuro secreto en un extenso comunicado, en el que revela que fue víctima de reiterados abusos físicos y psicológicos de parte de Claudio Palmieri, más conocido como Ethan Kath, su compañero de banda.

“El momentum que se ha creado recientemente por muchas mujeres valientes que se han abierto sobre sus propias historias me ha inspirado a finalmente ser más directa, cual sea el costo” expresa la cantante, detallando que conoció a Ethan cuando tenía 15 años, momento en el que el sujeto comenzó a abusar de ella tras suministrarle alcohol y drogas.

Esta actitud continuó con el tiempo, cuando ya el proyecto musical estaba formado, periodo en el que el productor tomó el control total de su vida, ocupando incluso sus redes sociales y su tarjeta de crédito. “Me forzaba a tener sexo con él o, él dijo, yo no tendría permitido estar en la banda nunca más”, afirma.

Esta serie de abusos continuaron en todo el tiempo en que la artista se mantuvo como parte del proyecto, al que finalmente renunció en el 2014: “Por muy difícil que fuera, sabía que dejarlo fue una de las mejores decisiones que he hecho. Me ha tomado años el recuperarme por soportar casi una década de abusos, manipulación y control psicológico. Todavía me estoy recuperando”.

El desgarrador relato de Alice Glass, que impactó al mundo artístico este martes, fue realizado inspirada por la campaña #MeToo que ha llevado a muchas mujeres a revelar duros episodios de violencia sexual sufridos en el mundo del espectáculo, luego de las acusaciones contra Harvey Weinstein.

El texto completo traducido puedes leerlo aquí:

“Algunos de ustedes quizá están al tanto de que me he abierto sobre mis experiencias con el abuso en el pasado. He sido muy cuidadosa con la información que he dado y no he publicado nombres… ya que he tenido miedo. He sido amenazada y acosada y, como resultado del miedo, he sido silenciada.

El momentum que se ha creado recientemente por muchas mujeres valientes que se han abierto sobre sus propias historias me ha inspirado a finalmente ser más directa, cual sea el costo. Esto es por mi propia recuperación, por otras mujeres que han sido, siguen siendo o han estado en una situación similar con el hombre que abusó de mi por años, y por aquellos en relaciones abusivas que están buscando algo con qué apoyarse y hablar.

Conocí a “Ethan Kath” (Claudio Palmieri) cuando estaba en décimo año. La primera vez que se aprovechó de mi fue cuando tenía cerca de 15. Él es 10 años mayor que yo. Fui a la parte trasera de su auto extremadamente borracha (de tragos que él me había dado esa noche). No hablamos por meses después de eso. Él viajaba grandes distancias para encontrarme de nuevo, siguiéndome y conduciendo frente a mi colegio buscándome.

Él me ubicó y se presentó en lugares donde usualmente pasaba el rato y eventualmente reconectamos. Era muy joven e inocente y en una posición comprometedora en mi vida. Lo percibía como la estrella de rock local, ya que había visto a su banda Kill Cheerleader en televisión. Muchos de mis amigas de la escena punk también habían sido el objeto de aprovechamiento por hombres mucho mayores, entonces, para mí, era una situación que había sido normalizada.

Claudio era muy manipulador conmigo. Él reconoció mis inseguridades y las explotó: Él usaba las cosas que aprendía de mi en mi contra. Por un periodo de muchos meses, él me dio drogas y alcohol y tenía sexo conmigo en una habitación abandonada en un departamento que tenía. No siempre era consentido y él se mantenía sobrio todas las veces que estábamos juntos.

Cuando tenía 16 o 17, él me dio un CD de canciones y me pidió que escribiera y cantara sobre ellas. Tomé las canciones, las llevé a casa, escribí las letras y melodías y grabé los tracks que me gustaron. Pero aún con la música, él creó un ambiente tóxico que muchas veces sentí que tenía que aguantar. Mientras grabábamos nuestro primer disco, el ingeniero de grabación me acosó sexualmente mientras estábamos en el estudio. Claudio se rió de mi y me presionó para que siguiéramos. Él llamó a nuestro primer single “Alice Practice” y dijo que mi voz era de un test del micrófono. Él creó esa historia y le dijo a la prensa que fue una grabación “accidental”, intencionalmente disminuyendo mi rol en su creación. Fue otra forma de disminuirme y presionar mis inseguridades.

Poco después fuimos invitados a hacer una gira por el Reino Unido. Me sentía abrumada por lo rápido que las cosas estaban pasando para nosotros y Claudio me convenció de dejar el colegio a solo dos créditos de la graduación. Mientras ganábamos atención, él comenzó abusiva y sistemáticamente a apuntar a mis inseguridades y controlar mi comportamiento: Mis hábitos de alimentación, a quienes podía hablarle, dónde podía ir, lo que podía decir en público, lo que estaba autorizada para vestir. Él no me permitía dar entrevistas y sesiones de fotos a menos que él estuviera en control de la situación. Nuestra fama creció en Crystal Castles, pero él sentía que no estaba recibiendo el reconocimiento que él sabía que deseaba.

Él se volvió físicamente abusivo. Me sostuvo sobre unas escaleras y me amenazó con tirarme hacia abajo. Él me levantó por sobre sus hombros y me tiró hacia el concreto. Él tomó fotos de mis moretones y los publicó en línea. Intenté dejarlo y él juró que nunca pasaría de nuevo, que él nunca más abusaría físicamente de mi. Más severos abusos psicológicos y emocionales tomaron su lugar.

Él controlaba todo lo que hacía. No tenía permitido tener mi propio teléfono o mi propia tarjeta de crédito, él decidía quienes eran mis amigos, leía mis correos privados, restringía mi acceso a las redes sociales, regulaba cualquier cosa que comiera. Él me golpeaba y me gritaba, diciéndome que era un chiste, que toda la gente que iba a los shows solo estaba interesada en sus instrumentales y que yo estaba arruinando la banda. Él rompía los vidrios de las duchas para asustarme, me encerraba en habitaciones. Él me dijo que mi feminismo me hacía un blanco para los violadores y que solo él podía protegerme. Él me forzó a tener sexo o, él dijo, yo no tendría permitido estar en la banda nunca más.

Era miserable y las letras indirectamente hablaban del dolor y opresión que estaba aguantando. Pero como algunas veces pasa en las relaciones abusivas, su crueldad iba seguida por amabilidad. Él era muy bueno manteniendo su terrible trato conmigo en privado. Él era encantador a veces, él era muy protector y durante la mayoría del tiempo amé la banda que teníamos juntos. Pero él a menudo me decía lo reemplazable que era. Él incluso me decía que estaba buscando activamente a alguien para reemplazarme. Me mantenía insegura y al límite, y entonces me decía que él era el único en el mundo que creía en mi. Él me dijo que eramos nosotros contra todos, debido a que todo el resto decía que yo era una perdedora, una broma, un payaso bailarín y sin talento. Le creí. Estuve al borde del suicidio por años.

Dejar Crystal Castles fue la decisión individual más dura que he tomado, esa banda era todo para mi. Mi música, mis presentaciones y mis fanáticos era todo lo que tenía en el mundo. Renuncié a eso y comencé de nuevo no por querer hacerlo, sino porque debía hacerlo. Por muy difícil que fuera, sabía que dejarlo fue una de las mejores decisiones que he hecho. Me ha tomado años el recuperarme por soportar casi una década de abusos, manipulación y control psicológico. Todavía me estoy recuperando”.

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