Los Prisioneros: atrapados ahora por el amor (Entrevista LUN, mayo 1990)

Los Prisioneros, aún sin haber tocado los suficiente en Chile durante los últimos dos años de la dictadura, eran la banda más importante del país. Presentando su cuarto disco “Corazones” y apoyados por la maquinaria promocional de EMI y la maestría de Carlos Fonseca, el manager histórico del grupo, coparon los diarios y los programas de televisión aunque con una novedad: ahora eran dos tras el alejamiento de Claudio Narea por “motivos personales” (según explicaban al enfrentarse a cada micrófono).

De esas agotadoras ruedas de prensa se desprende la siguiente entrevista escrita por Lilian Vargas y  publicada en Las Últimas Noticias el 29 de mayo de 1990 como parte del suplemento Primera Fila.


Como dúo, los jóvenes entonan hoy melodías románticas que les da la madurez de los 24. “Corazones” es su nuevo escudo. 

Aunque ellos aseguran que no existe un vuelco en sus inspiraciones, llama la atención que “Los Prisioneros” le canten hoy a una amiga, a un tren en viaje al sur o a una “estrechez de corazón”, por ejemplo. Ahora como dúo – Claudio Narea abandonó la causa- los jóvenes han iniciado una nueva etapa, tal vez mucho más romántica que la anterior. Y el escudo es “Corazones”, una producción realizada en Estados Unidos y que acusa el “golpe” del amor.

Las cosas han cambiado para ellos, sin duda. Y la gestión que hoy toma prioridad es la de “ahuyentar los fantasmas”.

“Nunca hemos sido un grupo de protesta -dice Jorge González, el cerebro de las letras y composiciones. “Desde el comienzo hemos tenido canciones con distintos temas, de amor y otros con los que la gente se ha identificado; como “El baile de los que sobran” o “Muevan las industrias”, que casi siempre han sido como relatos de situaciones juveniles. No han sido intentos de mensajes o apoyos a partidos políticos. Y lo de ahora es lo mismo. Lo que pasa es que para el periodismo o la gente que miró a Los Prisioneros como un fenómeno muy grande e importante, lo que más le resalta es la cosa de protesta, sobre todo porque estábamos en la época de Pinochet; era muy curioso que un grupo juvenil de rock hiciera cosas que le molestaran al gobierno, porque los rockeros generalmente escapan de todo eso”.

-Por esos temas se dieron a conocer ustedes.
No, lo que a nosotros nos lanzó al éxito y a la fama fueron buenas canciones. Y eso lo sabe el público. Pero lo que nos significó aparecer en los diarios, más allá de las canciones, fue la onda puntuda. No las canciones de protesta.

-¿Por qué se bautizaron como Los Prisioneros, entonces? ¿No era una forma de protestar?
Porque teníamos que ponerle un nombre al grupo. Queríamos llamarnos primero “los”, como Los Ramblers, Los Beatles, Los Tin Top, en la onda antigua; y segundo, que nuestro nombre fuera duro y misterioso. Teníamos como 16 años cuando lo elegimos. Esto no significa que no estuviéramos en contra de esa forma de gobierno, pero no era la base de nuestro trabajo, ni nunca lo ha sido.

-Si les inspiró bastante.
La dictadura nos marcó. Teníamos siete años cuando salió Pinochet, crecimos en eso y toda nuestra vida está influenciada por eso. A mí, hablo como autor, me inspira todo lo que signifique la vida personal. Y la dictadura influyó, en varios aspectos: toda esa onda de consumismo que había nos marcó mucho. Si tú no tenías una moto o no andabas con la ropa de última moda, no te iba bien con las chicas. Eso era raro porque Chile no siempre fue así, según me cuentan. O sea, importaba mucho el dinero, tener una casa en el barrio alto, que fue una moda muy fuerte con toda eso de los programas estelares onda “Martes 13”.

-¿”Corazones” habla de la actual democracia?
Las canciones de este elepé fueron hechas antes del cambio de mando. Tiene que ver con una evolución personal. En realidad, tiene que ver con enamorarse… Llega un momento en que a uno le pega el amor y es difícil escribir de otra cosa que no sea eso. Tener 24 años es distinto que tener 18.

-¿Por qué fueron censurados en televisión?
Por imbecilidades, principalmente. Hubo casos tan aislados como que en Canal 13 nos censuraran porque había una canción que se llamaba “Sexo”. O en Canal 7 que, antes de conocer nuestras canciones, nos censuraron porque nos llamábamos Los Prisioneros. Las censuras son más bien por una cosa de forma que de fondo.

-¿Eso les hizo daño?
Económicamente, sí. Significaba no poder promocionarnos como debíamos. Pero espiritualmente nos hizo muy bien, porque significó aprender a trabajar en condiciones difíciles y eso fortalece.

-¿Cómo resumirías una visión del gobierno anterior?
Creo que la canción “El baile de los que sobran” habla de eso. Darte cuenta de que cuando sales del colegio -los dos estudiamos en colegio fiscal- que tu educación no sirvió de nada, que era un chiste. Solamente si venías de un colegio del barrio alto y tenías dinero para pagar la Universidad podías realizar la vocación que tú tenías dentro. Eso es lo más siniestro, más todo lo que tiene que ver con los hospitales, con la salud y la educación. La pérdida de cultura tan grande que tuvo la gente. Somos una generación con escasísima cultura y con muy poco medios para defenderse.

-¿Creen que ahora serán más privilegiados?
Sí, de hecho ya nos hicieron una entrevista en Televisión Nacional. Pensamos que va a haber más facilidades, pero no por nosotros que ya tenemos un nombre, sino para los que recién empiezan. Si nosotros tenemos algo especial, será lo justo. Pero ser privilegiados porque fuimos afectados directamente en la dictadura, no nos interesa.

-¿Hoy inician un nuevo camino?
Es una etapa nueva, como en cada disco que hemos sacado a medida que pasan los años hemos tratado de hacer algo distinto y de acuerdo a la edad que tenemos. Sobre todo, evitando convertirnos en una caricatura de nosotros mismos. O sea, si ahora que hay democracia, nosotros hubiéramos aparecido, como mucha gente esperaba, con canciones en una onda como que fuimos heroicos durante la dictadura, habría sido muy feo, como un oportunismo.

-¿Se sienten héroes?
No, no. Nosotros colaboramos en una conciencia de que en Chile se podían hacer cosas que resultaran en Chile mismo. Fuimos los primeros artistas nacionales que vendieron discos acá después de muchos años.


Como contenido adicional les dejamos la crítica del álbum -publicada por el mismo medio- el 8 de junio de 1990. No salió firmada por ningún autor.

Los Prisioneros y su buena “corazonada”

La nueva casete de Los Prisioneros, “Corazones”, más que una producción que retrata la madurez musical alcanzada por Jorge González, constituye el anuncio de una nueva era para la escena nacional.

Porque las condiciones técnicas con que se trabajó, le dará la oportunidad por primera vez a un grupo chileno para competir de igual a igual, con otras bandas en el contexto internacional. Y porque lo mostrado en esta casete representa un gran desafío para las demás bandas chilenas que pretenden ser consideradas dentro de la “primera división” de la música de vanguardia.

Algunos de los temas de “Corazones”: Tren Al Sur, bien elegido como single promocional; Amiga Mía, una composición ero-poética con un arreglo maravilloso; Con Suavidad, un tema discotequero que, según nos enteramos, es favorito como single en México y en los Estados Unidos; Corazones Rojos, ¡tiemblen raperos!, para nosotros, lejos el mejor tema de la casete.
Un rap-rock con mucha fuerza interpretativa; Estrechez de Corazón, “No te pares frente a mí, con esa mirada tan hiriente…” el Camilo Sesto no quiso quedarse fuera de este bailable prisionerístico; Por Amarte, lindo tema de amor, aunque sea para lamentarse; Noche en la Ciudad, imposible no mover el cuerpo al escuchar este tema, y Es Demasiado Triste, otro referente de la música popular que inspira a Jorge.

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