Car Seat Headrest vuelve con nuevo disco: “Fue un proceso mucho más abierto, más colaborativo”

Tras años de silencio, Car Seat Headrest vuelve con nuevo disco. “The Scholars” es el título, un disco ambicioso, que se acerca más a un trabajo extenso y conceptual, que a lo convencional para los tiempos que corren.

Mientras el algoritmo manda y las canciones duran lo justo para no scrollear, la banda liderada por Will Toledo se lanza con una ópera rock universitaria llena de personajes, emociones, guitarras y estructuras narrativas complejas.

Conversamos con Ethan Ives, guitarrista, compositor y coprotagonista del álbum, sobre cómo ha sido crear música larga en plena era TikTok, el inesperado fanatismo juvenil por la banda y por “Twin Fantasy”, y las ganas eternas de traer su intensidad escénica a Chile.


Ethan, un gusto saludarte. ¿Cómo están las expectativas con el lanzamiento del nuevo álbum?

¡Mucho gusto! La verdad, lo emocionante es que no sabemos qué esperar. Hemos estado fuera por tanto tiempo que no estamos seguros. Creo que a la gente le va a gustar, pero no tengo expectativas concretas. Estoy entusiasmado, me emociona ver qué va a decir la gente al respecto.

Ya han publicado un par de adelantos. ¿Cómo llega esta idea de armar una ópera rock?

Fue una idea que Will (Toledo), que trajo muy temprano en el proceso de composición. Él había estado asistiendo a muchas funciones de ópera y teatro musical, cosas como The Nutcracker Suite, y le fascinó esta estructura de una hora o más, dividida en actos, con temas musicales distintos para cada personaje.

Nos inspiramos en álbumes como “Tommy” o “Ziggy Stardust”, que nos encantan. Empezamos a trabajar en distintos personajes, temas, canciones, y tratamos que cada una funcionara por sí sola pero también como parte de una narrativa más amplia.

Leí que este disco fue más colaborativo que los anteriores. ¿Qué elementos nuevos pudiste aportar tú en este proceso?

En este disco en particular pude contribuir bastante a la composición. Will sigue siendo quien más material aportó, claro, pero yo venía escribiendo mucho por mi cuenta y tenía ganas de compartir eso dentro de la banda: escribir más, cantar más, sumar letras. Y como ya teníamos esta estructura conceptual, con una historia en mente, había espacios por llenar, canciones por completar, y todo lo que sonara bien era bienvenido.

Fue un proceso mucho más abierto, mucho más colaborativo. Muchas ideas nacieron de jams en el estudio, de probar cosas, de tocar por una hora y ver qué salía. Incluso trabajé junto a Will en las letras. En general, las letras que yo canto son mías, y las que canta él son de él. Me encantó poder aportar más que en discos anteriores.

¿Estas contribuciones fueron más bien técnicas o creativas desde el desarrollo de personajes?

Un poco de ambas. La mayoría de los personajes ya venían con ideas claras de parte de Will, pero sí hablamos bastante sobre los temas, las emociones, el estado mental de cada uno. Por ejemplo, si yo estaba escribiendo la letra de una canción, conversábamos de forma bastante abstracta sobre qué sentía ese personaje, dónde estaba en su vida. También hubo mucho trabajo técnico: yo me encargué de casi todas las guitarras, y pasé mucho tiempo diseñando sonidos, texturas, buscando qué tipo de guitarra “encajaba” con cada personaje, como si cada uno tuviera un color sonoro distinto.

“The Scholars” tiene una temática universitaria, de fraternidades, y todo ese ambiente. ¿Tuviste alguna experiencia personal en ese contexto?

No mucho, al menos en mi caso. Mi experiencia escolar fue bastante rara. Me educaron en casa hasta los 15 o 16 años, después fui a un community college, nunca estuve en un colegio tradicional. Y tampoco terminé la universidad porque empecé a girar con la banda. Así que no viví nada de eso del nerd o del jugador de fútbol universitario. Solo lo conozco por películas.

Cuando escribía, no me enfoqué tanto en el “mundo escolar” como tal, sino que traté de escribir desde un lugar más emocional. Pensé más en quién era ese personaje, cómo me relacionaba con lo que estaba viviendo. Escribo de forma bastante egoísta: hablo de cosas que me importan a mí.

Después de la pandemia volvieron con una base de fans más joven, más conectada con redes como TikTok, más acostumbrada a consumir contenidos rápidos. ¿Qué tan desafiante es para ustedes hacer canciones largas, conceptuales, en este contexto?

La verdad es que fue una sorpresa para nosotros. No lo esperábamos. De pronto hubo una oleada de fans muy jóvenes, completamente nuevos. Y claro, todos nos decían: ¿cómo es hacer canciones tan largas para una audiencia que vive de contenidos cortos? Pero sinceramente, no lo pensamos demasiado cuando estamos componiendo. No es una decisión consciente. Simplemente, las canciones se desarrollan de esa forma, de manera natural.

Pero también hay un lado interesante: esta generación joven, que sí consume cosas rápidas, también es súper obsesiva. Les gusta meterse a fondo, investigar, analizar, encontrar pistas. Y siento que la música de Car Seat Headrest siempre ha tenido ese aire de misterio, de referencias crípticas, que conecta bien con eso. Así que, paradójicamente, encajamos bastante bien.

Lo hemos notado con Twin Fantasy, que sigue generando una conexión muy fuerte con gente joven, incluso más de una década después. Vemos a muchos con la polera del disco

¡Es increíble! En mi calle, en Seattle, todavía me cruzo con gente que anda con esa polera puesta. A veces me dan ganas de saludarlos, pero trato de no molestar. Creo que a veces es difícil entender por qué ciertas cosas conectan o perduran. Puede parecer aleatorio. Pero definitivamente ese disco ha sido muy difundido de boca en boca. Se ha convertido en algo con cierta mística, como si fuera un secreto que se comparte entre fans. Me hace muy feliz saber que ha tenido ese tipo de vida.

¿Y saben algo sobre Chile? Sé que es complejo por Will, pero ¿han habido planes para venir a Sudamérica?

Ha sido una gran espinita clavada el no haber ido nunca. Siempre ha estado en nuestra mente. Antes del COVID se habló de hacer una gira por Sudamérica y estábamos muy emocionados. Pero todo cambió con la pandemia, y desde entonces no hemos podido retomarlo seriamente.

Este año estamos haciendo una serie de shows en Estados Unidos, no tantos, pero los estamos usando como un test para ver cómo responde todo. Si va bien, quizás podamos hacer algo más ambicioso el próximo año. Nos encantaría ir.

Acá hay mucho público rockero, muy intensos, con una energía única. ¿Conoces algo de nuestra música o cultura?

No tanto como me gustaría. Pero cuando era adolescente escuchaba mucho thrash metal. Y siempre me llamaban la atención los discos en vivo grabados en Sudamérica. Sonaban salvajes. Siempre quise vivir eso. Me acuerdo especialmente de ese disco en vivo de Iron Maiden grabado en Chile.

Para cerrar, Will usó alguna vez el seudónimo Nervous Young Men. ¿Tú tendrías uno?

Hubo un tiempo en que casi me tatúo una palabra que inventé: “Skrang”, con K. No significa nada, pero tenía una energía que me gustaba. Tal vez usaría ese. Suena medio heavy metal, ¿no?

Total
0
Shares
Previous Post

Dani Ride se prepara para su primera Blondie: “Ahora me reconocen por mi música”

Next Post

Los Perros de Pavlov recorren las líneas de EECNCLD, canción por canción