Durante la madrugada de este sábado, falleció una de las voces más importantes de la Música Chilena, Ángel Parra, producto de un cáncer pulmonar que lo aquejaba hace tres años y lo mantuvo en un hospital en las últimas semanas en Paris, Francia.
Hijo de Violeta, y padre de Ángel y Javiera Parra, Luis Ángel Cereceda Parra no sólo fue una de las voces más reconocidas del folclor y la trova de los ’60, logro conseguido desde sus primeros años de carrera al ser parte del dúo que compartió con su hermana mayor, Isabel. También fue uno de los artistas más inquietos de nuestra música, girando cómodamente entre estilos como el bolero, el tango, la cueca y la chanson francesa.
Su extensa discografía es reflejo de su prolífica pluma, cuya creatividad abarcó también la literatura. Además de novelas como “El clandestino de la casa roja” (2008) y trabajos autobiográfico como “La Nueva Canción Chilena – Al pueblo lo que es del pueblo” (Catalonia, 2016), logró retratar como nadie la compleja vida y obra de su madre en “Violeta se fue a los cielos” (2006), libro altamente recomendable para comprender su figura más allá de lo que se vea en películas o compilados.
Su compromiso político y social estuvo fuertemente ligado a sus inquietudes musicales, las que se identifican en sus más de 70 discos (editados tanto en Chile como en Francia), de los cuales destacan “Canciones funcionales” (1969), “Cuando amanece el día” (1972), “Pisagua” (1973), y el reciente “Mi primer tango en Paris” (2015), trabajo en el cual supo dar colores propios a un catálogo tan revisitado como el de los tangos clásicos.
Una de las mentes más lúcidas de la nuestra historia cultural, y que se convierte en leyenda en el mismo año en que se cumplen cien años desde el nacimiento de Violeta Parra, efeméride que celebró con el documental “Violeta más viva que nunca”, estrenado hace poco más de un mes. Un farol que seguirá iluminando las nuevas generaciones, que seguirán su camino con la misma fuerza que “crece, se levanta y se agiganta”.
