Fotografías por Diego Gamboa / @cabroamurrao
Brett Anderson tiene 57 años. Pasó por muchas, de la difícil separación de su partner creativo en los primeros años de la banda, episodios con drogas y hasta la incomprensión de los medios después de una temprana gloria. Y ahí está, vivo y entregado al público, con la misma energía de esos videos borrosos de mediados de los 90 donde lucía como un performer impactante, como un nuevo Bowie caído del cielo.
Y ahí estamos nosotros. A 30 años de ese sucio cassette que te prestaron con el debut homónico en un lado y el segundo en el otro, y esforzándonos por seguirle el pulso a Brett.
Los británicos jamás perdieron su esencia y siguen proyectando esa luz con el material con el que demostraron que se podía tener una segunda vida tan interesante como la de su legado anterior.
A 13 años de su primera y única visita a suelo chileno, Suede firmó su retorno por partida doble: una cita especial para sus fanáticos de larga data en el Movistar Arena, más un show gratuito y al aire libre en Concepción, en el marco del Festival REC.
La excusa para esta visita no era algo menor, ya que es la primera vez que Anderson y compañía presentan sus obras más recientes: los discos Night Thoughts (2016), The Blue Hour (2018) y Autofiction (2021), trabajos que sumaron nuevos himnos para sus seguidores, como los temazos “Life is Golden” o “She Stills Leads Me On”. No son hits supremos, pero Suede nunca fue una banda de éxitos, sino creadores de obras de largo aliento. De paso, estrenaron “Antidepressants”, un tema de su próximo álbum con fecha de salida para septiembre.
En esta primera noche en Chile, la banda se entregó por entera a repasar su pasado y presente, intercalando con esas furiosas y sugerentes piezas que se volvieron legendarias entre los pirateos y las noches sudadas en clubes como Blondie, Misery o El Máscara. No pocos deben haber recordado los clips de “Metal Mickey” o “Filmstar” proyectadas en la pista dos del club de Metro U.L.A. apenas sonaron esta noche.
A diferencia de algunos de sus coetáneos, Anderson mantiene el vigor y la fuerza de su voz intacta, haciendo latir con fuerza el corazón de quienes esperaron a Suede todos estos años. Un tipo incombustible que sabe que el espectáculo también está en la pasión con la que se interpreta letras como “we’ll be the wild ones running with the dogs today”.
El resto de la banda hace labor con firmeza y dejq que Brett pueda brillar a sus anchas. No deja de ser destacable cómo logran acercarse en vivo al sonido prístino y pastoso de sus discos, con esa especie de muro de guitarras heredero del glam setentero, que lograron convertir en una marca de la casa.
En poco más de hora y media, Suede cumplió con casi todo. Esa acelerada versión de su hit más popular (“Beautiful ones”) cortó (en una baja medida) el espíritu de una noche inspirada y memorable, que tuvo a Anderson paseándose constantemente entre las primeras filas, y un show impecable, que no necesitó de pantallas laterales para que pudiera ser apreciada hasta en el último lugar del recinto de Parque O’Higgins.
Con las cuentas saldadas, el primer grupo que puso al britpop en el mapa se prepara para su show en el Festival REC. Prometieron hacer setlists distintos, por lo que podríamos esperar algún hit perdido del disco con el que se despidieron de los 90: Head Music.