En un disparate de aquellos, PedroPiedra llegó a remecer el Trotamundos de Quilpué con el Tótem Tour. Una noche de verano que dejó al público del artista nacional conectado y pasajero.

Poco pasadas las 22:00 se encienden las primeras luces en el escenario. Una de ellas tiene rostro, la telonera también chilena, Emilia Borlone, quien cuenta entre sonrisas y entusiasmo, que trabajó con Pedro en México.
Presentando una exclusiva en la Ciudad del Sol, se encarga de armonizar la espera de los asistentes, envueltos en un calor digno de enero. Canta una exclusiva, y un cover de HENTAI de Rosalía -artista que además sabemos, tuvo gran influencia en la creación de Tótem, nombre del disco y tour que hoy nos reúne aquí-.
A las 23:00 comienza a sonar VALOR, y con la acústica en mano, PedroPiedra y parte de su banda se toman el escenario. Empieza una fiesta entre percusión, bajo, guitarra y teclado.
Se percibe energía a chorros y las cervezas podrían refrescarnos más, un poco más. Pedro trae el verano de lleno a la ciudad. Una pausa de merecidos aplausos da paso a Aquello que llaman Amor, una de las más aclamadas de Tótem.
Presenta a Cata Rojas en la guitarra y Leo Saavedra en teclas para seguir con Pasajero, la clásica del disco Emanuel, que lanzado en 2013 bajo el la compañía discográfica Quemasucabeza, posicionó la mística conceptual del artista por aquellos años. Hoy se mantiene como uno de los clásicos.
Aún queda más de Emanuel, pero por ahora nos interesan las nuevas, que de a poco también se vuelven las infaltables de un público motivado por lo que ha sido la trayectoria del cantante. Tótem explora, en una seguidilla de canciones diversas y experimentales, uno de los proyectos más ambiciosos del artista, aclamado por la crítica y denominado por él mismo -según sus palabras para Rock&Pop- un proyecto en que “encontrarán mis alegrías más intensas, mis temores persistentes y mis frustraciones más profundas”.

Se abre paso entre silbidos del público -y el escenario- Planetas Vecinos. Pedro toma el bajo y una atmósfera roja que podría ser el inframundo nos vuelve, en realidad, extraterrestres. De a poco, siguen apareciendo sorpresas, porque termina la canción con Pedro uniéndose a la percusión y prendiendo lo que va quedando de noche en el Trota de Quilpué.
Avanza la noche y suena 10 minutos, canción producida por Sebastián Aracena. Antes ya ha llamado la atención y el mismo artista ha explicado de qué va. Algo así como “el vértigo de sentir que la vida se juega en el presente”.
Esta noche saludamos y nos despedimos, pero aún queda tiempo. Damos bienvenida al metrónomo que hace a todos corear Eclipse Total, una de las más poéticas del cantante, que él mismo ha descrito con anterioridad como una canción de “dibujos con palabras”.
Sol mayor llega con notas acústicas, en un no sábado, pero viernes de estilo independiente. Una de las infaltables del disco homónimo, lanzado en 2008. A continuación, con un poco de historia, Pedro realza la participación de los hermanos Durán de Los Bunkers en Acero Chino, canción inspirada en la clausura de la siderúrgica Huachipato en Concepción, Chile.

Y aunque creo que nunca sabremos realmente qué querrán las niñas, PedroPiedra en el bajo y junto a su banda, hacen un intento espectacular de saberlo con una versión rocanrolera de Las Niñas Quieren.
Hasta ahora hace lo que mejor sabe hacer, un artista que considero muy poco predecible -un gusto para estos días-, convierte la jornada en una fiesta de eclipses y tótems, que acompañan a Quilpué en esta noche que aún no termina.
“MAR PARA QUILPUÉ”, se viene escuchando durante toda la jornada, pero ahora tiene su paso en Vacaciones en el Más Allá. ¿Y qué si todo se acaba? Con “todas las manitos en el aire” cierra Inteligencia Dormida, me atrevería a decir una de las canciones más populares del artista e infaltable de nuestra generación.
Pedro y su banda se despiden de un público sediento por más música -y tal vez cerveza-. Luego de que los asistentes aún inquietos, pidan “otra”, como muchos esperábamos que sucediera, siguen las rolas. Para Ti fue la penúltima de la noche. Y al final, La Balada de J. González, una emblemática publicada en el disco “Ocho”.