El pasado fin de semana, el Ecoparque Corcolén fue el epicentro de la sexta versión del Festival Temuco Suena, un evento que, sin duda, dejó la vara alta para lo que venga en La Araucanía.
El sello Humo de Temu se arriesgó con gran esmero a entregar un nuevo estándar a la hora de hacer festivales en La Araucanía.
Fueron tres días intensos, llenos de música, teatro, talleres y un montón de actividades, donde lo artístico se robó los sentidos de todos los asistentes.
Con un cartel tirado a lo indie, el encuentro logró convocar a las juventudes en un espacio único, bello e irrepetible, con un cálido clima que acompañó a la actividad, como raras veces pasa en este espacio en el sur del país.
El domingo fue el día clave. Esa parrilla final, sin desmerecer al resto del line-up, con nombres como Déjenme Dormir, Asia Menor y Chini.PNG, fue un despegue total, con una marea de gente abarrotando el escenario.
Uno de los aspectos interesantes del festival es que logró convocar a diferentes personalidades provenientes del ecosistema cultural independiente de la ciudad para organizar el evento. Un equipo de 50 personas, repartido entre sonido, producción y comunicaciones, se la jugó y sacó la cara por este proyecto.
La calidad de esta edición hace que Temuco Suena empiece a soñar con niveles como los de Fluvial y a mirar hacia lo que hoy son Rockódromo o Rock en Conce.
Y es que, siendo honestos, no hay precedentes recientes de un festival con este nivel en la región: tres escenarios, feria de emprendedores, un espacio limpio y libre de alcohol, tabaco y basura que, para sorpresa de muchos, funcionó perfecto y fue respetado sin dramas.
Temuco Suena 2024 nos dejó un mensaje claro: las regiones merecen tanto como Santiago, y el talento local tiene todo para lograr grandes cosas.
Esta versión fue la prueba de fuego para mirar hacia el futuro, y lo que venga promete ser igual o incluso mejor.