Asia Menor en Rojas Magallanes: Frenesí de un Enola Gay gritado a todo pulmón

No es de extrañarse el éxito logrado dentro de la escena independiente, por parte de Asia Menor

Con solo un álbum debut se ha instalado como una de las más fuertes propuestas del rock, art-punk y post-punk chileno, y por qué no, latinoamericano, de este último año. En efecto, “Enola Gay” les trajo una mitad de 2023 repleto de fructíferas tocatas de lanzamiento del disco en Concepción, en su natal Temuco, y ahora últimamente en la Sala Master en Santiago, donde agotaron sus tickets en menos de un día.

Es lógico pensar que la banda prácticamente está en su peak, al menos en la capital, tras agendar otra fecha, pero en el “coliseo del indie chileno” Centro Cultural Rojas Magallanes, en La Florida. Un lugar pisado por primera vez por los temuquenses en un festival realizado en pre-pandemia en 2020, con su nombre original (el del disco), en ese entonces.

Ahora, como Asia Menor, para esta ocasión no solo eran ellos, a diferencia del show en la sala de Providencia del pasado viernes. En la previa en el recinto floridano se presentó, desde Chillán, el noise pop de Osmiini, y el proyecto de rock y cueca experimental, Phuyu y La Fantasma, reconocido por su “Anticuecas subterráneas” (2021).

Foto: Hugo Hinojosa para Zumbido (@shicolugo)

A Osmiini, los 28 grados de calor de esa hora, no les impidió que sus ruidosas melodías se expandieran, creándose en el público la suficiente adrenalina en unos cortos pero potentes 20 minutos. Esto, para inmediatamente, como su banda comparte sus integrantes, iniciar con Phuyu y La Fantasma, con casi tres cuartos de hora de la más pura extravagancia composicional respetuosa a las raíces chilenas, y con unos pasitos de cueca en la pista, por parte del público.

“Baba O’Riley” de The Who, de fondo, hizo que luego subiera triunfalmente al escenario Asia Menor con Simón Campusano, en teclados. La cuestión era simple, ir en orden de todo el “Enola Gay”, tal como debe ser el evento de lanzamiento de un álbum. Así, se sabía lo que venía, y el público preparaba con antelación sus voces para aquellos memorables coros, y sus buenos mosh y crowd-surfing, donde usaban más de la mitad del Rojas Magallanes para darlo todo.

Foto: Hugo Hinojosa para Zumbido (@shicolugo)

Las letras de canciones como “Patio” y su “sellado al vacío, nada puede entrar ni salir” desataron la locura, como también lo hizo el “se pudo hacer mejor” de “Tesela”; el “fuera de control” de “Flores del Naranjo”; el “se pierde el fondo en la forma” de “Lento”; y como no, la emocionalidad a flor de piel que causaba “La Naturaleza”. Todas resonaron fuertemente con una enérgica fanaticada a su alrededor, pese a que la acústica del recinto no era la óptima.

El atardecer tuvo un significado: se aproximaba el final. Primero, con “1920” y su aplaudida intervención del trompetista de la canción, Víctor Hugo Madariaga, que además realizó un par de improvisaciones. Y luego, ya oscureciéndose, “Buenos noches”.

Foto: Hugo Hinojosa para Zumbido (@shicolugo)

Aunque, si bien, aquí el disco terminó, no fue todo. Se hizo un espacio para presentar una canción nueva sin nombre: “N5”, con una duración de casi 7 minutos, y un cover de “Restorán” de Los Tres al más puro y ruidoso estilo de Asia Menor para cerrar.

La presentación de Asia Menor en La Florida marcó un nuevo hito en la creciente y rápida fama que ha adquirido la banda dentro del indie chileno, así coronándose como la más frenética tocata en su trayectoria, repleta de unos gritados memorables coros. Llenar el Rojas Magallanes, sin duda, los sitúa como uno de los máximos exponentes de la escena actualmente.

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