Conociendo el lado más rosa de BLACKPINK en “Light Up The Sky” de Netflix

Cuando hablamos de BLACKPINK hablamos de éxito. Desde su debut en 2015 rompen todos los récords que se ponen por delante, incluso los impensados: este año lograron dos récord Guinness al transformar “How You Like That” en el video más reproducido en sus primeras 24 horas en toda la historia de YouTube y el más visto del K-Pop en un solo día.

Pero más allá de números, lo de BLACKPINK es un fenómeno. Son las líderes de la tercera generación del K-Pop y las primeras en aterrizar en suelo americano para promocionar su música. Una publicidad justa y precisa, la sinergia de las cuatro integrantes y un riguroso trabajo musical parecen ser las claves del éxito que en cinco años lo ha logrado todo.

Ese camino recorrido es lo que muestran en Light Up The Sky, su primer documental junto a Netflix lanzado el pasado jueves y que ya se posiciona como lo más visto en Chile en estos días. Dirigido por Caroline Suh y grabado entre 2018 y 2020, el film se adentra en los inicios de Jennie, Rosé, Lisa y Jisoo como trainees de YG Entertainment hasta llegar a su comentado show en el festival Coachella en abril del año pasado.

Con imágenes de archivo nunca antes reveladas de las cuatro chicas audicionando para la compañía y del proceso de grabación de su último disco, la crónica muestra el lado más sensible del grupo, donde en pequeñas cápsulas reflexionan sobre lo que significan estos cinco años de carrera y los momentos más memorables: desde los obstáculos que presenta el rubro, hasta los récords, ventas y arenas llenas de fans.

Y aunque todo en este mundo parece color de rosa, la realidad no es así. De hecho, el documental se presenta como un producto fácil de digerir, con escenas actuadas, guiones aprendidos y poco naturales. Además, evita entrar en las críticas a la industria que rodea a este género, como los entrenamientos excesivos, rutinas llenas de sacrificios y difíciles ritmos de vida para adolescentes que recién se integran a esto.

La única alusión a este tema la presenta Rosé, cuando reflexiona: “Al principio no sabía a lo que me enfrentaría. Yo pensaba que sería todo emocionante y entretenido, pero en el camino me di cuenta que no tenía vida personal. Básicamente, estoy viviendo por el concierto de mañana”.

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Gran oportunidad perdieron los realizadores de mostrar algo distinto a lo ya visto en otros documentales del mismo género, donde los momentos gloriosos son lo típico. Sabemos de los shows, los récords alcanzados y la fama a nivel mundial, pero muy poco de cómo vive cada una, qué hacen cuando no están en el escenario y cómo piensan. El documental parece ser una recopilación del lado pink y poco del black.

Una pieza hecha a la medida del marketing y lo vendible, alcanza para satisfacer al fan ansioso de más música, pero no convence al que busca conocer más detalles de quienes están tras esas personalidades. Los colores de BLACKPINK están en la música y es mejor que sigan ahí.

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