Judy: la caída de una estrella

Protagonizada por Renée Zellgewer, la cinta retrata algunas de las vivencias de la reconocida actriz y cantante Judy Garland, quien sufrió hasta sus últimos días las consecuencias de la explotación por parte de la industria cinematográfica.

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En el año 1968, Judy ya es una estrella absolutamente consolidada. Sin embargo, teniendo ya 46 años, su fama se apaga y el dinero no es suficiente para darle una buena vida a sus hijos en un hogar establecido. Dada su desesperación, toma la decisión de viajar a Londres dejando a sus hijos en EE.UU con su padre, quien lucha por su custodia. El constante consumo de pastillas de Judy la mantiene drogada durante todo el día y le trae recurrentes bochornos.

A través de saltos al pasado que en ocasiones carecen de mucho sentido, podemos conocer a una Judy de 16 años que sufría las exigencias de encarnar a Dorothy de El Mago de Oz. Mediante escenas como estas es posible ver situaciones de explotación y abuso que desencadenaron en su depresión y adicción una vez mayor. El suministro de pastillas por parte del equipo de producción de la película era una práctica constante que le generó dependencia de por vida.

Dirigida por Rupert Goold, el biopic contiene en su reparto a figuras como Renée Zellgewer, Jessie Buckley, Finn Wittrock, Rufus Sewell, Michael Gambon, Richard Cordery, Darci Shaw, entre otros. 

El argumento de la película es débil, ya que consiste en una biografía que se enfoca únicamente en la debacle que sufre la reconocida artista. También se caracteriza por seguir una línea más bien simple, ya que no introduce acontecimientos muy llamativos. Por otro lado, los personajes que rodean la vida de Judy carecen de interés alguno, siendo además inconsistentes en la narrativa.

El relato transcurre seis años antes de la muerte de Judy Garland, evidenciando las diversas causas que la condujeron a ello. Se retrata así a una mujer en decadencia, incapaz de tomar decisiones y que al mismo tiempo causa problemas a quienes le dan nuevas oportunidades. Alejada de sus hijos, en Londres, recibe el gran cariño de sus espectadores en un principio, el que se transforma muchas veces en odio debido a su impuntualidad en los shows. Su talento, sin embargo, hace que pese a todos sus problemas logre reconquistar a su público más fiel. 

La actuación de Renée Zellgewer es quizás el único elemento a destacar de la cinta. Su capacidad para interpretar a una Judy que da lo mejor y lo peor de sí misma arriba del escenario es magnífica. Las escenas más memorables de la película son aquellas en las que se le ve cantar “The Trolley Song” y la mundialmente conocida “Over the Rainbow”. Cabe destacar, además, que la actriz interpreta por sí misma cada una de las canciones. Todo ello da cuenta del gran talento y esfuerzo que puso en representar a la cantante.

Su interpretación le ha merecido el Globo de Oro, el Critics Choice Award y el Screen Actors Guild Award. Actualmente, Judy posee dos nominaciones a la edición número 92 de los Oscars: Mejor Actriz Principal y Mejor Maquillaje y Peinado

Así, el reciente biopic se encarga de evidenciar principalmente los peores momentos de una de las actrices más emblemáticas de Estados Unidos. Una vez más, se reflexiona sobre el fuerte abuso de la industria del cine durante el siglo XX y las consecuencias para los famosos. Un problema que continúa en la actualidad, aunque quizás en menor medida.

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