Ases Falsos y el ‘último concierto’ en Chile: (de ahí) nos estamos viendo

Mañana de sábado y la capital de La Araucanía se mantiene tranquila, sin saber lo que ocurrirá esta noche. Hay un poema de un escritor local que asegura que “Temuco es la misma ciudad de mierda, si aún le interesa saber” pero esta jornada es distinta, 400 mortales serán testigos del ‘último concierto’ de los Ases Falsos en Chile.

El anuncio del ‘modo ninfa’ a principios de abril, que alejaría de las pistas por tiempo indeterminado al grupo que nació en Semana Santa del 2011, formó cita en un lugar atípico en el sur del país, conocido a diferencia de Valdivia o Concepción por no contar con una plaza musical. Pero este dato a Briceño y compañía no es algo que les preocupe, lo importante es tocar.

Quizás por eso asumen con rigurosidad su visita a Temuco de la misma forma que otros desafíos, tal como el Teatro Caupolicán en 2017 cuando Simón Sánchez agradeció al recinto por acompañarlo en “otro bar”. 

Pero concentrados en el show, la ‘hibernación’, que a estas alturas podríamos considerarla una buena campaña publicitaria, atrajo a sus fanáticos más acérrimos, los cuales desde distintos puntos del país llegaron a cantar como si fuera la primera vez.

Es cerca de las 17 horas y mientras los músicos aprovechan de almorzar los primeros mortales llegan hasta el lugar, acompañando a la banda incluso hasta en la prueba de sonido.

Si bien el concierto parte a las 20 horas, el resto de los asistentes llegaron 70 minutos antes a las puertas del patio en que se realizó el concierto. Las entradas están agotadas desde mitad de semana y pese a ello algunos curiosos se acercan a consultar si existe posiblidad de entrar. Nadie quiere perderse la epopeya.

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¿Para qué nos vamos a engañar?

Los Ases Falsos comenzó su despedida con “Venir es fácil” mientras que al mismo tiempo las primeras gotas comenzaron a aparecer; un hecho irónico para un grupo que detiene su marcha para sobrevivir al crudo invierno, tal como expresó su vocalista a distintos medios nacionales.

Séptimo cielo” y “Salto Alto” dieron forma al setlist de 14 canciones, las cuales provocaron los coros constantes de las 400 personas que llegaron al recinto. El patio trasero es tan pequeño que permite una intimidad única, creando una sensación que podría compararse con la de tener un concierto privado danda la próximidad con los artistas.

El show se mantuvo pulcro pese a los problemas ajenos a la banda (el clima para ser exactos). Entre los momentos más fuertes de la velada destaca “Simetría”, la cual comenzó al ritmo de “88” para que Briceño parara de cuajo exclamando “¿Para qué nos vamos a engañar?”. El rasgueo que da inicio al octavo track de Conducción entregaba el romance necesario para embravecer la noche.

El vocalista está feliz, “como en casa” mencionan sus organizadores. Es más, fue él quien insistió en cerrar el boliche en el local de Temuco, tras una gira al sur en febrero pasado cuando llenó el mismo recinto. Durante el concierto pide disculpas por la demora de dos años en regresar con los Ases a estas tierras, prometiendo un ‘comeback ‘ por la zona tras superar la hibernación.

Ya para la hora de show cuando “Gehena” enardecía a la pequeña masa que se congregó, el sistema eléctrico no aguantó más la lluvia. De un momento a otro el lugar estaba a oscuras, manteniendo la incertidumbre si el show continuaba.

Chimbe y Hermes Villalobos siguieron tocando sus instrumentos y el público se mantuvo cantando pese al desperfecto. Cristóbal se acercó al escenario como si fuese director de una orquesta a dirigir a los seguidores en su canto mientras que el resto de la banda miraba el cautivador escenario. Termina la canción, las luces volvieron a encenderse y los encargados comenzaron a desmontar, siendo un cierre opaco para los asistentes.

Si bien quedaban dos canciones en el setlist original (“Misterios del Perú” y “Subyugado”), en un acto no planificado Briceño vino a calmar a las masas que viajaron a disfrutar de su banda favorita. Con guitarra en mano regresó al lugar y acató la decisión popular de interpretar “Lobo Mayor”.

Al mismo tiempo Martín Del Real, Simón Sanchez y compañía tomaron distintos instrumentos de percusión para no dejarlo solo, dando muestra de la cofradía entre los integrantes que llevan más de una década como compañeros de aventura.

Tras una hora y 20 minutos de show, los Ases Falsos se despidieron por un ‘largo invierno’. “Blow away” de George Harrison suena para amenizar el ambiente a los presentes que permanecen tras el concierto.

Lo que viene después del show se puede comparar con un asado familiar. Mientras Chimbe se une a la venta de merchandising, Cristóbal sobrevive a la cacería de fotografías, la cual forma una fila del mismo tamaño que la de los presentes que esperan utilizar el baño del recinto.

Mientras tanto, Martín conversa con sus familiares que llegaron a visitarlo y Flaco aprovecha de conversar con algunos fanáticos. En el caso de Briceño el protocolo de fotografías se extiende por cerca de una hora, mientras el resto de los miembros aprovecha de descansar ante un inminente resfriado.

Ya para cerca de la medianoche, los muchachos solicitan al equipo de Palmera Music ayuda grabar un par de spots de cara a su visita a México, los cuales ya corren por las redes sociales. Tras ello, se despdidieron de beso y abrazo y agarraron sus instrumentos rumbo a la capital. El modo ninfa comenzó.

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En su último suspiro, Briceño conversó con un medio local, dando cuenta de que probablemente vuelvan para “las navidades”.

“La pausa está pensada en el futuro y el poder cimentar bases sólidas para fundar una nueva etapa. Vamos a seguir trabajando porque queremos volver con una gran sorpresa, va a ser algo apoteósico”.

*Las fotografías son cortesía de Nicolás Molina.

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