“El Club de las Malas Madres”: las mamás también pueden decir “fuck”

Si “El Club de las Malas Madres” representa el empowerment femenino que a Hollywood tanta falta le hace, entonces éste consiste en emborracharse, decir un montón de groserías e intentar tomar la asociación de padres-profesores del colegio local. Porque esas tres cosas definen prácticamente todo lo que sucede en esta película escrita y dirigida por el hombre que escribió las tres “¿Qué Pasó Ayer?”. Y destaco que sea un hombre, porque aunque esta película se ha promocionado como una especie de nueva “Bridesmaids”, una comedia que muestra que las mujeres pueden ser más que personajes de relleno y objetos sexuales, rara vez sale del molde que tanto critica.

Mila Kunis representa a una joven madre que echa de la casa a su marido cuando descubre que está teniendo un affair por internet. Cansada de tener que lidiar con la vida de madre que debe mantener todo en orden con sus niños a la vez que con su trabajo, se reúne con la mamá soltera borracha interpretada por Kathryn Hahn y una amiga maltratada sicológicamente por su esposo (Kristen Bell) para derrocar a Christina Applegate como jefa del comité de padres y maestros. Hay algo de fiesta, un uso excesivo de dick jokes, y no mucho de trama.

Aunque intenta romper el molde (o creo que lo intenta, porque en pantalla eso no se ve jamás), “El Club de las Malas Madres” solo muestra cuan conservativo se ha vuelto el cine hollywoodense. Tener a tres mujeres hablando durante cuatro minutos sobre cómo tener sexo con un hombre que no esté circuncidado no es una manera de demostrar empowerment femenino, es solo decir “mírennos, somos mujeres y también podemos hacer chistes obscenos”. Bad moms 2

Como el feminista que me declaro, en muchos momentos me sentí derechamente ofendido. En su afán de ser una película que muestra que “las mujeres también podemos ser divertidas”, se termina cayendo en el hembrismo fácil; si siempre critico cuando en una comedia similar a esta los personajes femeninos no tienen personalidad y son meros objetos sexuales, no puedo evitar decir que esta película hace exactamente lo mismo pero con los hombres. Todos son o estereotipos u objetos de deseo, y eso no es más que cometer el mismo error pero hacia el otro lado.

Para ser una comedia, “El Club de las Malas Madres” se cae a pedazos tras cada chiste. No recuerdo más que una broma que haya sido previamente establecida de manera que de verdad produzca risa. El resto son los chistes fáciles de las clásicas comedias estadounidenses: caídas, groserías, groserías, y sobre todo groserías. Es como si el hecho de ver una mujer lanzando chistes sobre penes constantemente fuera en sí gracioso. Lo es… la primera vez, pero después de 20, 25 chistes iguales… No es que me moleste este tipo de humor -al contrario, bien hecho es muy entretenido de ver- pero la película nunca toma esa ruta como propia tampoco y siempre se siente como si nos estuvieran haciendo notar que las mujeres también son capaces de emborracharse y decir garabatos. Y en verdad, nadie duda de eso.

El mensaje final de la película (que no hay madres perfectas, y que ser mamá es un trabajo realmente duro) no termina de cuajar con lo que pasó durante la más de hora y media de película. Es como si fuese un reboot de “Chicas Pesadas” 20 años después, pero sin gracia. Si películas como “Los fantasmas de mis exnovias” o “El cambiazo” (ambas escritas por el mismo Jon Lucas) te lograron sacar risas, probablemente esta tambén lo haga, pero no esperes encontrar con una comedia inteligente ni memorable.

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