Es el último lunes de abril, y hay discos que expresan o ambientan muy bien lo que es un inicio de semana. Uno de esos es Sea Change, el primer disco de bajón que un atormentado Beck sacó en el 2002, y en el que exploró su lado melancólico e íntimo, inspirado en un reciente quiebre amoroso.
Este año nos encontramos con una especie de secuela, el premiado Morning Phase, muy recomendado por cierto. Pero al menos hoy nos quedamos con las dulces melodías que canciones como “Lost Cause” y “The Golden Age”. Un lujo que hoy recordamos en nuestra sección de discos eternos.