Fármacos se aventura con “Cuarto”: “Cada canción tiene su propia vida”

“Cuando pasa algo fuerte cuesta sacar conclusiones al respecto”, confiesa Diego Ridolfi de Fármacos. Son los primeros análisis que puede hacer tras el lanzamiento de “Cuarto”, disco estrenado hace un par de semanas y con el que ya prepara su gira de estreno.

Se trata de su primer trabajo discográfico hecho íntegramente en México, su nuevo hogar desde hace un par de años. Un disco ecléctico en el que cada canción le despierta distintas emociones. “Antes era muy controlador con la música. No sé si lo dejé de ser, pero sí pude darle espacio al error y la casualidad”, señala.

Entre agosto y septiembre Fármacos volverá a aterrizar en Chile, meses después de presentarse en Lollapalooza 2024. Esta vez la visita tendrá tres escalas: el 29 de agosto en el Teatro Biobío de Concepción, el 31 de agosto en el Teatro Coliseo de Santiago y el 1 de septiembre en el Teatro del Parque Cultural de Valparaíso.

Para hablar sobre su nuevo disco “Cuarto”, y su próxima visita a nuestro país, conversamos con Diego Ridolfi, desde México.


Es tu primer disco “Made in México”, ¿cómo fue el proceso?

Me cuesta tener un análisis al respecto, porque es un proceso que acabo de liberar y que comenzó desde que empecé a vivir en México. La sensación general al estar acá era de cierta libertad y de una aventura. Era primera vez que componía e iba sumando, produciendo, y si no estaba tan buena la dejaba guardada. No me encariñaba con una maqueta. Llegué con un repertorio armado, y creo que también como cierta etapa de madurez, de sentir el oficio de ser artista.

¿Es un trabajo más paulatino el armar estas canciones en comparación a los anteriores lanzamientos?

A lo que me refería es que iba soltando canciones, lo descubría a medida que iba sacando singles. Hay algo que los une detrás, que es justamente la libertad de que cada canción tenga su propia vida. A diferencia de discos pasados en que aunaba un sonido, yo quería que pasara como una playlist, una selección ojalá buena de canciones para la gente. No lo quería limitar a nada. En cada canción me llevó mayor tiempo en la producción que en la composición, cada una tenía su singularidad, era encontrar un mundo nuevo en un disco que en sí es un mundo nuevo.

Cuando lanzaste “Cuarto” señalas que las canciones están desde un rol de observador, que puede asociarse a tu nueva vida en este nuevo país. ¿Qué tanto de México hay en “Cuarto”?

El ser inmigrante, y olvidándose de ser artista, desde un país latino a otro latino, pero con otras costumbres, nuevos códigos. No sé si me llevo a escribir las letras de esa forma, pero sí esa posición de estar todo el día aprendiendo, porque es distinto musicalmente ir de gira o de viaje a algún lugar, a estar viviendo. Desde legalidades y protocolos hasta llegar a comprender a la gente y hay códigos que debes adquirir.

Todo el tiempo es aprender, al menos esa es mi posición. Yo vengo integrándome a México, así que me tengo que adaptar y aprender, especialmente un país tan hermoso desde muchos aspectos. Quizás esa observación se ve en el disco, o justo conjugó porque nunca lo había visto desde los dos observadores: el que está en el disco y el que está cuando salgo a comprar agua.

Ese rol de observador en el disco también se fue dando de manera genuina. Me di cuenta, a medida que iba escribiendo las canciones que el relator siempre es un espectador pero que es partícipe porque habla no de algo que está mirando desde afuera, sino que está viviendo. Pienso en la letra de “Somos Errantes” que es muy romántica y tiene sus lados sensuales, pero siempre es “permíteme”, “déjame”. No está proponiendo como en otros discos quizás lo hacía.

El final del proceso del disco fue súper rápido, las trabajé con Fernando Herrera, ingeniero chileno que está acá en México. Terminamos dos canciones días antes de masterizar, y eso en mi vida me lo habría permitido. Fue muy cool liberar eso. Es un ciclo nuevo del cual soy partícipe y estoy espectando. No sé cuándo llegarán las conclusiones, pero lo estoy disfrutando.

Llama la atención esa dualidad que hay en el “espectador” pero que habla dirigiéndose a un tú, y que logra ser parte

Es un personaje que está observando, siendo partícipe pero sin interrumpir mucho la situación. Nunca irrumpe, no es alguien que está proponiendo o conduciendo, está ahí pero está viendo las causas y efectos que están sucediendo en ese mismo momento. Hablar en tercera persona me ha costado. Tengo que pensar en discos anteriores que quizás no lo sea, pero yo siento que antes era más onírico o metafórico, por así decirlo y ahora soy quizás más concreto pero siempre era como de mí.

Este disco es muy primera persona pero no por algo de ego ni que se trate de mi vida, puede a veces tener una inspiración, pero a mí lo que me dicta es la música y siempre la hago primero antes que la letra. Muchas veces desde eso me dibuja un paisaje, como si estuviera viendo la escena de una película, y ahí empiezo a escribir.

Hay dos elementos llamativos: nuevamente estás trabajando con Cristián Heyne y por otro lado con Virgin Music. ¿Significó mucho cambio?

Virgin es una agregadora y no un sello, por lo que no exigen nada, sino que uno como artista propone los tiempos. En un momento fue ponerle fecha al disco con meses de antelación, porque para mí era un “esto ya se acaba”, porque en un momento me pasó que estuve muy metido trabajando en él. Entre mi equipo y yo decidimos las fechas, y está bueno, sino todavía estaría en mi primer disco aún.

Es el disco más introspectivo que he hecho, pero en el proceso. El trabajo con Cristián fue en un inicio, su aporte más importante fue cómo conducirlo y seleccionar las canciones y decirme cómo juegan, porque por primera vez llegué a él con un repertorio completo. Me dijo “las canciones ya están listas hace rato”. Siempre digo que Cristián, al menos el rol que ha tenido conmigo, es de guía, con un oído y sensibilidad a la cual no puedo llegar, pero que me muestra cosas básicas como las voces del demo, que para él tenían más onda que las de la grabación, a cosas más complejas. Es una escuela trabajar con él, más allá de los discos, como artista en general.

Tu nuevo disco será una excusa para volver a Chile, que además de las fechas en Santiago y Valparaíso tendrás un show en conjunto con los argentinos El Zar, ¿cómo se logró ese crossover?

Nos habíamos topado en algunas tocatas y justo van a andar de gira. Queríamos calzar en más shows pero el único que se pudo fue Concepción y me pareció genial tocar con una banda que admiro mucho y tiene buen público en Chile. Considero que hace muy buena música de la escena actual argentina. Y volver a Conce es saldar una deuda, ya que la última vez que iba a ir, a la Manu (bajista) le dio Covid días antes y tuvimos que bajar el show. Había gente que reclamaba y decía “qué irresponsables” pero no iba a llevar una presentación a medias. Si voy a Chile a hacer shows los doy bien, sino no los doy.

Es una nueva etapa y para mí lo que quiero ir comunicando es que se familiaricen con el disco. Para mí presentarlo en vivo es un nuevo proceso, pero también voy a reformular todo el show de Fármacos. Me han pedido muchas canciones como “Un Gran Final”, que la dejé de tocar como el 2015. La otra vez la escuchaba y la Pau (baterista) me pedía tocar esa canción. Tengo cuatro discos, y singles entre medio, y es difícil hacer un setlist porque no puedo tocar tres horas como The Cure. Hay que elegir con pinzas y es refrescante.

Y sirve dejar canciones pendientes como excusa para otra vuelta

Creo que sí. He dejado pendientes algunas que para la gente eran muy valiosas y me las pasan pidiendo. Otras que le he dado mucha vida es rico dejarlas descansar, así las pueden extrañar un poco, y crea ese misticismo. Cuando volví a ensayar “Palacio Mental” genera una emoción, y lo mismo con las canciones del nuevo disco. Desafíos nuevos y encarar canciones nuevas años después.

Imagínate el caso de Liam, guardando las proporciones, reencontrarse con himnos mundiales que hizo hace años, cómo debe ser para él. Keane también, luego de 20 años, sobre todo su primer disco que estaba lleno de hits. Uno se siente viejo, hay que aceptarlo no más (risas).

Una cosa es hacer un disco nuevo, y otra es tocarlo en vivo. Otra es revisitar canciones con otras formaciones, músicos, otro yo. No soy el mismo que la escribió en su momento. Son muchos estímulos y que da vida al final.

Hablemos del video de “Besar” y la participación de Lucas Espinoza

Con Lucas somos re amigos. Mi primer acercamiento con él fue para “Tiempos Mozos”, que me pidió “Lento”. Para “Proyecto Lupa” le hice una música original para una de las partes del capítulo, y luego hablamos para hacer un video juntos.

Al principio, el videoclip era para “Somos Errantes” porque tenía una idea pensada. De repente le mostré “Besar” y le encantó. Al día siguiente me mandó un whatsapp y me dijo “te va a parecer una locura, pero, ¿por qué no me dejai hacer el video de esta canción?”. Dio vuelta la idea y fue bacán.

Quizás se sale de una línea narrativa que había antes, pero por lo mismo me gusta. Me llevó a no ser el weón serio del video y no tenía la presión de actuar, porque nos estábamos cagando de risa todo el rato. La única parte en donde siento que actuó es en la parte donde estoy cantando. Nunca era fingir nada. He actuado en otros videos pero en este no. Le entregué toda la confianza a Lucas en la dirección.

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