Jorge Coulon de Inti Illimani: “Traducir la contingencia en canciones es un proceso largo”

Lo que comenzó como el reencuentro con los chilenos que viven en el exterior, muchos de ellos a causa del exilio, hoy se consolida como una tradición de fin de año. Este lunes Inti Illimani presentará “Re-Vuelta”, el concierto con el que se reencontrará con su público en el Teatro Nescafé de las Artes.

Desde el 27 al 30 de diciembre, la agrupación revivirá sus clásicos y retomará canciones menos conocidas para el imaginario colectivo.

Desde esas canciones, hasta la coyuntura reflexiona Jorge Coulon, uno de los fundadores de la banda. El músico, quien también milita en el partido Comunista de Chile, sabe que la música no puede quedar ajena a la actualidad nacional, desde la crisis social, pasando por las elecciones presidenciales, hasta la pandemia.

“Ha sido excesivamente larga, pero uno se acostumbra a todo. Lo complicado es desacostumbrarse. Ya me pasó una vez con el exilio, me lo banqué quince años y después el problema era salir de ahí. Uno adquiere hábitos y vive en función de la situación de emergencia, y cuando se prolonga mucho se vuelve contingencia“, señala.

¿La pandemia ha afectado y ralentizado el proceso creativo?

Esperemos que  la pandemia dure menos que el exilio (ríe). Los procesos creativos no van aparejados a la contingencia, tienen un tiempo de maduración. En un grupo como el nuestro, que tiene una historia creativa importante, lo nuevo no solo toma lo que está pasando, sino también cuenta con la estética y superar una barrera de satisfacción propia. Si quisiéramos repetir, por ejemplo, El Pueblo Unido o temas que han tenido alguna repercusión, estaríamos mintiendo. Lo más sagrado que tienen los procesos creativos es la autenticidad.

Todo eso toma su tiempo. Traducir la contingencia en canciones, salvo inspiraciones, pasa a ser parte del proceso creativo a través de una suerte de digestión largo, que va dejando lo que es sustantivo.

No me cabe duda que la crisis del 2019 también cambiará en lo creativo, ha sido importante y profundo como para que no lo haga. Se sumó la pandemia, en este cambio cultural que ha sido pasarse casi dos años frente a una pantalla, haciendo lo que generalmente hacíamos personalmente: conversar, reunirnos, crear y hacer música. Es un cambio cultural profundo que quizás hoy no nos damos cuenta.

¿Qué podremos esperar de Re-Vuelta? Ya han realizado algunas presentaciones en medio de las campañas presidenciales.

Este será el show en vivo con propiedad. Hemos tratado de estar presentes en la contingencia electoral, pero no ligado a nuestra agenda. Es parte de una tradición del grupo, que cada fin de año hacemos estos conciertos que nacieron dirigidos a los chilenos que viajan al país para pasar las fiestas, y queríamos hacerlo presencial. Hace un año lo hicimos desde el teatro pero vía streaming, sin público.

Siempre está el tema de los aforos, por eso presentamos cuatro conciertos. Lo bueno es que será una cosa más normal por recibir la respuesta de un público. Lo raro de los conciertos hechos desde la casa es que terminas, te ves en la pantalla y supones que hay gente detrás, pero no está esa sensación física.

¿Podremos encontrar alguna sorpresa en esta serie de presentaciones?

Estamos como los entrenadores de fútbol (ríe), no vamos a mostrar una alineación sorpresiva. Será un concierto bastante clásico, aunque sí hemos visitado parte del repertorio que tocamos poco y a nosotros nos gusta. Tenemos más de 500 canciones y muchas pasan a reserva sin instrucción. Se grabaron y no se volvieron a tocar más en vivo. Pero hemos seleccionado temas que nos gustan mucho y creemos que valen la pena. No se trata de nosotros solamente, sino que también hay un compromiso con la audiencia.

Sobre este compromiso, también estuvieron presentes en varios escenarios para la campaña de Daniel Jadue y posteriormente con Gabriel Boric. ¿Cómo observó la reacción de la gente en este proceso?

Si fuera desde mi experiencia, de cuando se hace campaña uno recibe lo que espera recibir. Pero tengo varias en el cuerpo así que tengo algún tacto para percibir. Durante mucho tiempo, aquí en los cerros de Valparaíso, era complicado porque la gente no quería saber nada, que no estaban ni ahí con los políticos, hasta el estallido que dijo basta a todo.

Pero la sensación que tuve, es que hay una aceptación tremenda a Gabriel Boric. Estuve en Las Cañas haciendo puerta a puerta y los indiferentes o contrarios fueron casos muy excepcionales. La experiencia de uno es como cuando haces encuestas en twitter, te va re bien (ríe).

¿Qué opina de la brecha generacional? ¿Siente que la generación actual se confió en primera vuelta?

Hay algo de eso, y soy de una generación que vivió toda su vida sin twitter, y tiene otros sensores. La generación actual siente, palpa la sociedad a través de las redes, y estas son bien mentirosas porque no te da una sensación de la sociedad, sino de la gente que te rodea o tus contactos. Esa cadena es mentirosa, porque se produce a través de tu familia o nivel cultural, económico. La sensación que se genera debe tomarse con muchísimo cuidado.

Ya la sinceridad de redes sociales es bastante cuestionable. Hay equipos de profesionales que buscan cambiar la manera de pensar de la gente, saben cómo llegar a distintos estratos de la sociedad con mensajes diferenciados y dirigidos a modificar las conductas. La publicidad lleva muchísimo tiempo en esto y ahora la manipulación de las conciencias como lo vimos en Estados Unidos, Brasil y en tantas partes.

¿Cómo observa el fenómeno de las fake news?

Siempre han sido usadas en la política y en conflictos internacionales. Ahora estas están super potenciadas en redes sociales. Antes habían códigos en la democracia y algún arbitraje para decir “esto es verdad o mentira”. Esos frenos están muy debilitados hoy, y se miente impunemente.

Por poner un ejemplo: tú acusas a alguien de acoso sexual, sabiendo que estás mintiendo y ya la instalaste. Después te puedes disculpar, pero ya está instaurada y las redes sociales se encargan de multiplicarla. Usar las fake news como táctica política corrompe el sistema democrático.

Volviendo a los procesos sociales, hoy estamos en pleno camino a una nueva Constitución, ¿qué espera?

Mi confianza está puesta en el proceso constituyente, ya que de alguna manera fue la válvula que evitó que Chile explotara. Hay que cuidarlo muchísimo, y si bien es cierto se ha contribuido a la mala fama, desde antes que empezara había una intención de destruir ese proceso, de quitarle legitimidad.

¿Cómo espera que esté consagrada o aparezca la cultura?

Tengo esperanza pero también hay que ser cuidadoso. Hay que ser delicado con los límites y la estructura. La Constitución tiene que ser muy protectora de las diferencias culturales, de que el ser humano tiene el derecho y la riqueza de ser diverso, y no ser sometido a cánones temporales ni de ningún tipo.Si protegemos mucho los derechos individuales, desproteges los derechos colectivos.

Debemos entregarle a las comunidades esta independencia y el caso más patente es el de los pueblos originarios. Cómo protegemos su derecho a tener su identidad propia, y el derecho de que no serán sometidos. No es un tema fácil, pero sí apasionante. Muchos están preocupados sobre las libertades en materia económica, de salud, educación, pero en los temas de creación, arte y cultura estamos yendo a temas realmente sutiles y delicados.

La Constitución que conozco mejor es la de Italia, que tiene un comienzo que es genial y que bastaría con solo eso y no tener más (risas). “Italia es una república democrática fundada en el trabajo”. Es un país de creadores, y con un patrimonio cultural inmenso e histórico. Me encanta como comienza la norteamericana cuando dice “Nosotros el pueblo”, también ese comienzo es todo un programa. La sociedad tiene que protegerse, pero no de sus propios habitantes. Protegernos de la inteligencia propia es complicado.

Volviendo a lo musical, ¿qué nuevas voces le generan interés o incluso le gustaría trabajar con ellas a futuro?

Como para los ultraderechistas, que todo lo que no sea cercano a ellos es ultraizquierda, desde mi edad todos me parecen jóvenes (ríe). A mí me interesa mucho la generación de Manuel García, Nano Stern. Las mujeres como Ana Tijoux, que me parece extraordinaria, o Mon Laferte, nuestra Edith Piaf. Hay una parte de los nuevos nuevos que se me escapan un poquitito. Conozco a Pablo Chill-E, aunque esa generación se me arranca un poco, debo dedicarles un poco más de tiempo.

Chile siempre está produciendo, y a nivel internacional hay mucho interés en lo que se hace aquí. Somos un país bastante innovador. Cuando nosotros partimos, no éramos muy conocidos en el mundo por la música. Teníamos a Lucho Gatica, claro. Pero toma importancia con propuestas originales como Violeta, Victor y la nueva canción chilena. Quizás las nuevas generaciones tienen menos identidad, pero al mismo tiempo son más universales, son música del mundo. Podrían estar acá o en Nueva York.

El fenómeno de la migración lo afectará. Es muy luego, pero me parece súper interesante. Estamos comiendo y bailando mejor , yo creo que también influirá en la creatividad, muy favorablemente.

Me encanta ver jugadores afromapuches chilenos como Beausejour. Me da mucha esperanza. A Umberto Eco le preguntaban por los riesgos de la cultura italiana con la inmigración africana y él respondía “no hay ningún riesgo. Vamos a ser hermosos como los sudamericanos” (ríe).

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