“Turn on the Bright Lights”: Interpol y su cegadora melancolía

Quedan pocos días para el reencuentro de Interpol con sus fans chilenos. La banda neoyorquina tiene agendada dos presentaciones en el país. Una es en el Teatro Caupolicán el 31 de mayo, donde se presentaron en noviembre del 2019, en medio del complejo escenario social que vivía nuestro país en ese entonces. La otra fecha será un día antes, donde se presentarán de forma inédita en el Teatro Municipal de Viña del Mar.

Para ambas presentaciones (que se encuentran agotadas), los discos “Turn on the Bright Lights” y “Antics” serán los ejes de dos noches que prometen ser históricas. Por lo mismo, haremos un repaso de ambos trabajos discográficos, esenciales además para comprender la escena rockera de incios de milenio, partiendo por el debut.

Como contraste al juvenil impacto de “Is This It” (2001) de The Strokes, Interpol erigió en 2002 con “Turn on the Bright Lights, un disco cargado de oscuridad necesaria para la re-emergente escena neoyorquina.

Bajo una atmósfera sombría, Daniel Kessler, Paul Banks, Sam Fogarino y Carlos Dengler fueron hijos innegables de su contexto, configurando un disco cercano a las penurias de un Nueva York aún en estado de shock tras los ataques del 11 de septiembre.

Contaron el apoyo de Matador Records, aunque no fue amor a primera vista. El álbum alcanzó una aturdidora recepción entre la crítica y el público, aturdido en un principio por guitarras más festivas. Asó lograron no solo sumar adeptos en las calles de Nueva York, sino que también tuvo éxito en Inglaterra.

“Durante el proceso de grabación de aquel disco, bebí mucho. Bebía whisky escocés porque estábamos en invierno. Si hubiera sido verano, habría bebido vodka”, confesó, entre otras cosas, Paul Banks al libro “Meet me in the Bathroom”.

“Obstacle 1”, “NYC”, “PDA” y la movida “Say Hello to the Angels” fueron las principales cartas de presentación de la banda, y que aún se mantienen con regularidad en cada setlist.

Sin proponérselo, y evitando las comparaciones con Joy Division, Interpol ayudó a levantar lo que luego conoceríamos como “Post-Punk Revival” en los primeros años del nuevo milenio, influenciando a agrupaciones como The National y White Lies.

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