Amor y tecnología: Una lectura conjunta de “Her” y “Reflektor” de Arcade Fire

Hace un mes, “Her” (2013) volvía a ser noticia tras el anuncio de la publicación de su banda sonora el próximo 19 de marzo. Una película de la cual se ha hablado y escrito mucho, que invitó a reflexionar y se ha llegado a interpretarla como una carta de amor del director a su ex esposa.

Amor y tecnología. Esos son los conceptos que engloban el filme dirigido por Spike Jonze. Una historia ambientada en un futuro cercano, que nos muestra a Theodore (Joaquin Phoenix), un escritor de cartas de amor que, tras una turbulenta ruptura, se enamora de Samantha (Scarlett Johansson), su sistema operativo de inteligencia artificial.

Solo semanas antes de su estreno en el festival de Cine de Nueva York, Arcade Fire, banda que protagoniza el soundtrack del largometraje, sacaba a la luz “Reflektor”, su cuarto álbum. Un disco producido junto a James Murphy (LCD Soundsystem) y que incluyó nuevos elementos sonoros a la agrupación como la percusión influenciada desde Haití y el protagonismo de sintetizadores. Todo bajo dos conceptos que se desarrollan a lo largo de los trece tracks: amor y tecnología.

¿Es una casualidad que hayan salido casi al mismo tiempo? ¿Es Reflektor una lectura complementaria a la película? ¿Es posible parafrasear la lírica de Butler, Chassange y compañía a la vida de Theodore?  ¿Representan una misma forma de observar las relaciones en un mundo tan conectado?

Atención: si todavía no has visto “Her”, búscala en tu servidor pirata favorito antes de seguir leyendo, porque habrán spoilers.

Tomando como referencia el análisis de Polyphonic, para componer el álbum, Win Butler se inspiró en “La Época Presente” de Soren Kierkegaard, filósofo danés del siglo XIX. Éste aseguraba que “nuestra era es esencialmente una de entendimiento y reflexión, sin pasión. Una era que viaja hacia el entusiasmo por un momento solo para declinar en la indolencia”. Un postulado del que el vocalista lo aterriza a nuestros tiempos, situándolo como tesis del disco.

We’re still connected, but are were even Friends?

El primer track nos advierte que estar conectados permanentemente es una trampa. Los vínculos que se generan son, en su mayoría virtuales. Hoy, en gran parte, las redes sociales crean, forman y también destruyen las relaciones. O generan placeres inmediatos, venden la ilusión de satisfacer necesidades como sucede cuando Theodore chatea y fantasea con una mujer que conoce en ese instante y exhibe su fetiche por los animales muertos.

El propio personaje interpretado por Phoenix lo admite: “A veces siento que ya he sentido todo lo que voy a sentir jamás. Y de aquí en adelante nunca voy a sentir algo nuevo. Solo versiones más pequeñas de lo que ya he sentido”. Esto no solo tiene que ver con su divorcio, sino porque las variantes que la tecnología le ofrece hasta ese momento no lograban llenar su vacío. Ni siquiera un asistente que busque canciones meláncolicas, ni tampoco un videojuego donde lo acompaña una criatura buena para echar chuchás.

Tras la ruptura con Catherine, el protagonista, aunque continúa con su vida y tiene amistades, se nota aislado, ajeno a su entorno. Está pendiente solo de su equipo en el ascensor, en la calle, en el metro. Una actitud para nada ajena a nuestra realidad que se traduce en los primeros versos de Reflektor: “Trapped in a prison, in a prism of light. Alone in the darkness, darkness of white”. Las pantallas de nuestros celulares son nuestras prisiones, la oscuridad traducida en su luz.

¿Cuál es la promesa del internet? Romper fronteras, conectarnos y poder comunicarnos. Pero en las relaciones humanas actuales los problemas de comunicación persisten, incluso se agudizan. Así sucede con Theodore con sus dos parejas. Principalmente, en el filme vemos con mayor detalle las etapas que vive el escritor con su sistema operativo: conocimiento, confianza, intimidad, desconfianza, celos, falta de comunicación.

En este setntido, Samantha comienza a sentir inseguridades por la falta de un cuerpo, mientras Theodore se instala en una zona de confort hasta que la propia Catherine lo hace tambalear: “Siempre has querido estar con una mujer sin tener que enfrentarte a nada real”. En “Reflektor”, principalmente en temas como We Exist, Normal Person y Porno vemos la temática del conformismo de la sociedad en la era reflexiva. Cómo la alienación nos produce esta comodidad, la ausencia de conflictos que a fin de cuentas llega a afectar a otras personas.

Don’t turn around, i can found you

Uno de los elementos fundamentales del cuarto álbum de los canadienses es el mito de Orfeo y Eurídice. Incluso ilustran su portada, representados por la escultura de Auguste Rodin. Este relato griego cuenta la historia de amor entre ambos personajes, en donde, en resumen, Orfeo, debe bajar hacia el inframundo para convencer a Hades, a través de la música, de que Eurídice pueda volver a la vida, tras ser mordida por una serpiente. Este acepta con una condición: en todo el trayecto de vuelta no debe voltear a ver a su enamorada hasta llegar a la superficie. El poeta acepta, pero apenas pone un pie en la luz, mira hacia atrás, condenando a la ninfa.

Arcade Fire asocia la tragedia griega con los tiempos de hoy. Dedican dos canciones para ambos personajes. Win Butler toma el rol de Orfeo en “Awful Sound (Oh, Eurydice)” y Regine Chassange personifica a Eurydice en “It’s Never Over (Hey, Orpheus)”.

El primero habla sobre una enfermedad mental de su amada, o el silencio y la indiferencia como el sonido horrible, y también acerca de que hay un precio que pagar para amar en los tiempos actuales. En proyectar, en crear un personaje o un ideal en redes sociales, o en estar tan conectados que en realidad agotamos, y terminamos más aislados que nunca.

La siguiente canción puede entenderse a la pérdida del amor, al final de una relación. Cuando Eurídice dice que nunca se acaba puede entenderse, literalmente, como el camino para salir del inframundo y volver a conectar con Orfeo. Pero también se refiere a que las rupturas amorosas pueden nunca superarse, pero se aprenden a vivir con ellas.

El mito se puede vincular con Theodore. Tras la ruptura, sigue personificando el amor ajeno en cartas llenas de emoción, tal como Orfeo con su lira conmoviendo bestias y plantas. En soledad buscan llenar su vacío. Por otro lado, la mirada hacia atrás del hijo de Apolo, que condena su amor, también puede representarse en la película, en el momento Samantha le confiesa que ama a otras personas, comprende que evolucionan a ritmos radicalmente distintos. Al término de la película, Theodore decide escribirle una carta a Catherine, dando el primer paso para aprender a vivir con la ruptura. Y la esperanza, de que nuevos caminos se abrirán.

Afterlife, oh my God what an awful word

Si la energía no se destruye, sino que se transforma, ¿ocurre lo mismo con lo que uno siente por otra persona? Es la pregunta que deja Afterlife, ya al cierre del álbum. Interrogante que a lo largo del filme también queda en entredicho. En la soledad, y junto a Samantha, el protagonista recuerda los momentos que vivió con su ex pareja. Luego, cuando su sistema operativo se apaga, Theodore comprende que parte de ellas vivirán en él, traduciéndolo en la carta a Catherine.

Finalmente, tanto en el álbum como en los créditos, aparece la canción Supersymmetry, una idea que puede entenderse como diferentes versiones de un mismo concepto. No importa dónde esté la partícula en el universo, seguirá unida a la otra y tendrá efectos inmediatos en cada una, tal como Spike Jonze nos quiere convencer en aquella última misiva.

La película y el disco no solo nos cuentan una historia de amor, sino que nos invitan a pensar en cómo nos conectamos hoy. Las preguntas nunca faltarán: ¿Cuál será el límite que le pndremos a la tecnología en nuestras relaciones afectivas? ¿La necesidad de conectarse 24/7 satisface nuestras necesidades, o expande el vacío? ¿Cómo superaremos la era reflectiva?

“Her”, en su futuro no tan distante, deja muchas lecturas para interpretar el afecto actualmente. Pendiente queda alguna lectura sobre la propia música del filme, por ejemplo en el contraste entre Photography (como Samantha idealiza el tener un retrato con Theodore) y Flashbulb Eyes (canción que retoma la creencia de que las fotografías nos raptan el alma).

No basta la premisa de estar siempre conectados, de querer todo de inmediato si es que, a la vez, nos aislamos en nuestras propias expectativas. Y la importancia de sentir, de valorar cada momento, de querer, pero a la vez comunicarse íntegra y sinceramente, compartir los deseos, alegrías, penas y miedos. Porque finalmente, hasta que ese futuro no llegue, ninguna forma de comunicarse será tan honesta como mirarnos a los ojos.

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