La muerte de Eduardo “Gato” Alquinta: dolorosa y eterna despedida

El 15 de enero del 2003 un inesperado hecho marcó parte de la historia de la música popular chilena. Eduardo “Gato” Alquinta culminaba una tarde familiar, con una súbita despedida que se hizo eterna. La característica voz de Los Jaivas se apagaba repentinamente para decir adiós, sin embargo nunca fue olvidada.

Hacia finales de 2002, el cantante y guitarrista de Los Jaivas se encontraba en una fase de experimentación, mirando hacia el futuro, organizando nuevos proyectos para la banda y dando esos primeros pasos que lo llevaron a experimentar y conocer diferentes lugares de La Araucanía y el país. La banda gozaba de gran éxito luego de dejar en el pasado ese oscuro episodio ocurrido años atrás, respecto a la muerte de su baterista original, Gabriel Parra.

Ansioso por el futuro y tras concretar una parte de sus planes, el “Gato” decide tomarse una pausa antes de iniciar una gira de verano junto a Mario Mutis, Claudio, Eduardo y Juanita Parra. Lejos de sus compañeros pero acompañado por su familia, decide descansar en la cuarta región.

Nadie imaginó que después de navegar en una “canoa” en un sector de La Herradura, en Coquimbo, su cuerpo entregaría señales que nadie escuchó. Un “inmenso calor” lo llevó a querer tirarse al mar para disfrutar una simple tarde de verano. Nadie pensó que en un acto tan común, el Gato Alquinta sufriría un paro cardiorrespiratorio, perdiendo la vida de manera súbita para ser encontrado minutos después entre las rocas.

La triste noticia voló rápidamente desde el lugar de los hechos, recorriendo el país y llegando al extranjero, donde sus amigos, familiares y seguidores quedaron devastados frente a las diferentes versiones de su defunción, pensando que todo era una pesadilla.

Tras rescatarlo del mar, el Gato Alquinta ingresó al Hospital San Pablo donde los médicos intentaron reanimarlo sin éxito. Luego de decretar su muerte por un infarto, se realizó una autopsia que esclareció los hechos que determinaron en primera instancia que el cantante había muerto por asfixia tras caer al mar. Después de crudas horas comenzaba la dolorosa travesía de viajar para velarlo en la capital.

Las fuerzas aéreas emprendieron el viaje en avión desde La Serena a Santiago junto a la familia, a través de recursos que fueron proporcionados por el gobierno de Ricardo Lagos como una medida para agilizar el proceso. Una vez en Santiago, el Gato fue velado en una sala del Hogar de Cristo donde tuvo una íntima despedida protagonizada por sus más cercanos. Pero eso no era suficiente.

Entre la rabia y el llanto

Su muerte traspasó las fronteras de la intimidad. Horas después que la prensa anunciara el deceso del vocalista de Los Jaivas, sus seguidores se estremecieron buscando desesperadamente la manera de decir adiós. La pena del público fue mutando en el apoyo de miles de personas que se unieron para despedir al Gato en una potente ceremonia llevada a cabo al interior del Centro Cultural Estación Mapocho durante el viernes 17 y sábado 18 de enero.

Junto a largas filas de espera, ramos de flores, música, bailes y dolor comenzó la despedida del Gato Alquinta. Una jornada particular donde su familia y su círculo cercano lloraban su partida junto a más de 400 mil personas que participaron día y noche al interior y exterior del recinto.

El día sábado, tras la ceremonia religiosa a cargo del sacerdote Felipe Berríos, ocurrió el climax del funeral. El hecho se grabó en la memoria de todos los que estuvieron presentes y los que lo pudieron observar a través los medios.

Entre ira y penam Los Jaivas interpretaban con fuerza y sin aguantarse las lágrimas “Sube a nacer conmigo hermano”, como una manera de decir adiós a su amigo de toda la vida. Tras abandonar el recinto se llevó a cabo el largo trayecto hasta el Cementerio General, donde culminó su masiva despedida que pasó a la historia.

La muerte del Gato Alquinta remeció a la escena musical nacional aunque tal como en 1988, el show debía continuar. 22 días después del velorio Los Jaivas se presentaron en el Teatro Municipal de Valparaíso junto a Aurora, Ankatu y Eloy Alquinta, quienes tomaron el lugar de su padre en la banda, dando nuevos aires a sus presentaciones e intentando superar en conjunto el doloroso momento.

Meses después se llevó a cabo una multitudinaria despedida musical al cantante. “Gato Presente” fue un concierto llevado a cabo en el Estadio Nacional, donde artistas como Congreso, Illapu, Joe Vasconcellos, Isabel y Javiera Parra -entre otros- entonaron las clásicas canciones de la banda ante aproximadamente 25 mil personas que se unieron para recordar y despedir nuevamente al exponente.

Tras experimentar diversas situaciones, la banda con el tiempo fue despidiéndose y adoptando nuevos miembros que los mantienen activos hasta la actualidad.

A más de tres lustros, Los Jaivas continúan presentándose en vivo y cuentan con más de 55 años de trayectoria, siendo considerados como una de las bandas más importantes y trascendentales de la música latinoamericana, mientras que la imagen y voz del Gato Alquinta vive más que nunca entre sus seguidores, quienes mantienen presente su legado a pesar del paso de los años.

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