Las Chaquetas Amarillas diseccionan “Salen otras diez”, canción por canción

Fotos por: Fabian Suspensivo (@suspensivofotografía)

Cinco años tuvieron que pasar para que los hombres tras Las Chaquetas Amarillas llegaran con nueva música.

El cuarteto, cuyo germen fundador radica en otroras aventuras como Fother Muckers y Ases Falsos, dejó macerar un trabajo que empezaron a idear al poco tiempo de lanzar aquella lejana primera aventura, en 2013.

Lanzado en las navidades de 2018, pero estrenando su versión definitiva en el streaming bajo en el calor de febrero, “Salen otras diez” supone un siguiente paso para la banda que volvió a juntar en un estudio a Cristóbal Briceño junto al guitarrista Héctor Muñoz.

Reunidos en el departamento de Hugo San Juan, bajista y productor del proyecto, ubicado cerca de la desembocadura más céntrica de Vicuña Mackenna, dos de sus elementos se dieron el trabajo de sintetizar la placa.

Briceño, de residencia en la quinta región, aportaría su análisis días más tardes vía correo electrónico. Sus palabras están reproducidas íntegramente.

En aquel departamento de Santiago se grabó casi la totalidad de un álbum que también contiene registros capturados en Paine a mediados de 2015 –Daniel “Chimbe” de la Fuente registró baterías- y Limache, donde fueron añadidas algunas voces a sólo días de su lanzamiento en diciembre de 2018.

“La grabación fue super desordenada. Grabamos artesanalmente, lo que tiene un montón de ventajas pero está la contra de que es más difícil mantener el orden”, explica San Juan.


Ministra de la comunión:

Hugo San Juan: Es un tema directo. Acá quisimos preservar esa naturalidad pero, a diferencia del primer disco, doblamos algunas guitarras y voces. Nos dio otra facilidad estética y por ejemplo está el coro: la voz es doblada y tiene distinta ecualización, lo que la hace sonar más sucia.

El orden del tracklist, generalmente, pasa por Cristóbal aunque siempre pensamos en esta canción para abrir. El riff es bien putero, popero y potente.

Héctor Muñoz: Es una canción “gancho”, agarra altiro. Se nota que hay más trabajo de producción por parte de Hugo. El tema apareció en los primeros ensayos, en diciembre de 2014, y la estructura estaba hecha.

Cristóbal Briceño: Mi abuela y mi tía son ministras de la comunión, como el cargo señala se dedican a entregar la comunión a los enfermos y aquellos demasiado viejos para ir a misa. Entonces, la idea de la canción es la de un desesperado que se siente, o que se sabe poseído, en un pueblo que no tiene sacerdote (como el pueblo de mi abuela). Recurre a quien cree la persona más piadosa, la más capacitada. La fórmula de la medalla de San Benito, utilizada en los exorcismos y que seguramente la señora guarda entre sus amuletos, también está incluida en la letra.


Afuera la mejor

C.B: La idea central es la de un compilado que deja afuera tu canción favorita. Suele suceder. Es obviamente también una metáfora, pero luego, toda palabra es una metáfora. Al centro del tema construimos un collage de diversas fuentes, con el hambre como eje. No quisiera profundizar demasiado en los versos porque me parece que hay referencias divertidas y para qué develarlas. Me gusta ese verso “Una bendición /eso es lo que es / no tener la foto juntos”.

H.S.J: Parecía ser una de las primeras en estar listas, surgió en la sala de ensayo, mientras improvisábamos una secuencia de acordes. Cuando terminamos de mezclar el disco, en diciembre, fue que se nos ocurrió agregar los diálogos del solo.

El primero es de la película Stand by me y el segundo de una adaptación animada de Hansel y Gretel, cuento alemán, adaptación japonesa, traducción mexicana.

H.M: Desde el comienzo, asumí la guitarra rítmica. Me gustó el rol de Keith Richards o de esos guitarristas rítmicos que usan harto la escala de Sol para ir tirando acordes y arpeggios. Tanto la secuencia de líneas de la intro como el solo de Cristóbal son superlativos y me encanta el hecho de que los audios de doblaje que Hugo incorporó en esa sección jueguen con la tensión de lo que va tocando. Un verdadero deleite para los oídos.


Traición:

C.B: Obviamente trata sobre la leyenda de Judas y la escribí después de leer el libro Judas Iscariote de Leonidas Andreiev, que me causó honda impresión. De niños nos lo muestran como el malo, el débil y el cobarde. Y como pasa con casi todo lo que nos enseñan, la tortilla se da vuelta.

H.S.J: En la mezcla, dejamos el bajo bien fuerte y eso dio fuerza para que otros temas tomaran la misma sintonía. Eso no fue por un tema de resaltar más el bajo que los otros instrumentos, si no una decisión sonora.

H.M: Las guitarras igual cambiaron en el proceso, mi primer arreglo era muy sucio pero al final dejé las cuerdas mucho más limpias y claras. El resultado final quedó mejor y es mucho menos invasivo.


Era:

C.B: Canción antigua también, debe tener unos cuatro años por lo menos, acaso más. Me gustó el momento cuando la juventud pasó del “fue” al “era”, de “ya fue” a “ya era”. Sí, es una muy curiosa evolución verbal. Los chilenos tenemos gracia para eso me parece, hablamos feo, pero muy dinámica e interesantemente. Una fealdad hermosa, puedo identificarme.

H.M: Me he puesto a pensar que esta canción tiene un outro, en la parte del coro en adelante. Ahí viene un solo que, cuando uno lo hace en vivo hay partes que improvisando te salen muy bien pero luego se te olvidan, así que hay que darle un orden definitivo, en tal compás, etc. Uno puede hacer mucho, pero para el disco tiene que ser la que tiene que ser.

H.S.J: Lo que dice Héctor lo dicen muchos músicos. Al grabar, matas la canción un poco. Héctor es un animal del vivo, yo me dedico a la producción y me siento más cómodo en mi casa. A veces es difícil rescatar a ese Héctor del escenario pero creo que en este disco lo logramos.



Uno al fin:

C.B: El año pasado le di muchas vueltas al tema de tener relaciones con un alma en pena. Me resultaba fácil al vivir solo en una cabaña, bastante alejado del ruido. Ésta es una de las letras que resultaron entonces de esos pensamientos recurrentes, como digo, de ser atacado por un espíritu y de poseerlo sexualmente.

H.M: En un principio, tenía de nombre código “Arpegiada” por su comienzo. Fue una de las últimas a las que se grabó voces en diciembre y contra el tiempo. Había que lanzar el disco y aprovechamos todas esas ventanitas tipo vortex. Los arreglos crecieron mucho y va a ser entretenido distribuirse esa pega en vivo.

H.S.J: Un dato interesante: Cristóbal la grabó primero junto a las baterías de Chimbe, pero la parte de al medio está en cierta armonía y recién cuando armamos la maqueta nos dimos cuenta. Aunque la re grabamos dejamos una parte distinta. Entonces, empieza, hay una progresión y luego vuelve a ser la misma con una progresión en otro tono.

Al principio tenía en mente que fuera como “There She Goes” de The La’s pero agarró otra onda.


Hostil:

H.J.S: Tiene harto detalle este tema. Una guitarra está afinada en un tono más grave, por eso suena tan “metalera” esa inserción. Cristóbal la grabó al último, lo mismo que poner el bajo con ese slap. Es una de esas canciones en la que todo termina de cuajar.

H.M: El tema se defiende solo, ha sido de los mejores recibidos. La canción es rica, tiene un cambio de tono que siempre es un buen recurso. Bien directo.

C.B: Soñé que estábamos en una casa con la Monse, una antigua amiga, estaba atardeciendo y sonaba un disco de Charly García, creo que era morado. Cuando desperté me quedó pegado el coro de la canción, “eres hostil / porque sí”, solo que en la realidad no era de Charly García. Así que matanga, la completé y aquí está.


La cagué:

H.J.S: Jugamos en el estudio. Hacia el final, le fuimos dando reverb a todos los instrumentos por separado y se empezaron a saturar entre ellos. Costó harto mezclarla porque tiene partes muy ruidosas y luego muy calmadas. Encontrar ese ajuste es la parte más difícil.

H.M: Nunca la hemos tocado en vivo. Todos los arreglos los definimos con Hugo en el estudio, por lo que no se parece mucho a cómo era en principio. Me gusta la parte de bajo y voz como preámbulo para el gran cierre. Acá, como en gran parte del disco, está presente el recurso de las “guitarras gemelas”. En el solo, aunque quería que sonara a Radiohead, terminé recurriendo a Wilco. Es una de mis canciones favoritas del disco.

C.B: Es una letra muy circunstancial, también tiene muchos años, como seis. Una relación tormentosa, muy demandante, esas que se caen y se levantan y se caen y se levantan. Bonita, pero muy cansadora. “Lo que tarda en florecer / no demora en marchitar”. A propósito, tengo unas calas en mi jardín, demoraron 2 años en florecer y duraron como una semana. Volviendo al tema, la letra tiene demasiados verbos, cosa que trato de censurarme, pero creo que se sostiene, en parte, porque hay un constante juego de reordenamiento de las palabras.



Métele ganas:

C.B: Quise hacer un tema afirmativo, entre tanta cosa negativa que escribo. Igual quedó bastante oscura la letra. Supongo que mi habitual pesimismo preñado de optimismo es acá optimismo preñado de pesimismo. Bueno, eso de “quedar mal solo es quedar mal y no significa nada” está bastante bien, me gusta como corre y habla claro de cómo me ha afectado esta tontera de la exposición pública, cuñas mediante. Hay que puro darle, que por sus frutos los conoceréis.

H.J.S: Acá también vimos harto la distorsión de las voces. El tema tiene un detalle con Cristóbal tocando la armónica, haciendo una sola nota. Hay un destinatario claro: cualquier persona que se entrampa en sus propias cosas, en un autoboicot.

H.M: Escucho el slide y me da risa pensar que se lo robé a Rod Stewart. Me gusta ese “dramatismo” que tiene al cerrar.


Auto de mi calle:

H.J.S: Tuvo un cambio de estructura. Primero lo grabamos y tocamos de una forma, hasta que nos dimos cuenta que tenía demasiados cambios de intensidad. Originalmente empezaba donde ahora entra el bajo y la batería.

H.M: Fue el primer adelanto del disco y es una de las más representativas. La disfrutamos mucho cuando la tocamos en vivo.

C.B: Muy sugerentes los autos tirados en las calles. Tienen algo respetable y digno, casi que dan ganas de hacer una reverencia al pasarlos por al lado. El óxido y el abandono me recordó también las plazas viejas y los resbalines en mal estado que tienen el latón agujereado y puntiagudo, verdaderas trampas para niños. Al final hay unos versos que me parecen bastante logrados, “una roca fue dinamitada y se volvió / millones, mil millones de rocas nuevas / algo cambió / nada cambió”. Eso tiene sentido para mí.


Hay un lugar:

H.M: La he mostrado a amigos y me dicen “Que buena el tema nuevo”. Y es cómo… ¿No cachaste cuál era? ¡Es de The Beatles! La pasamos por ese “filtro Pixies” que nos gusta a todos. El resultado es la raja.

H.J.S: Uno pensaría que es un tema reconocido de The Beatles y no. La idea fue de Cristóbal y la materializamos. Nuestro gusto por la música es una adicción, algo que raramente se te pasa.

C.B: Esta canción me la pegó Simón Sánchez (Ases Falsos), harán 15 años atrás. Le encantaba y hacía que la cantásemos a dos voces. Me acuerdo que luego, en las sesiones del “Justo y Necesario”, esbocé un arreglo para el tema. La traducción del título era obvia, “haaaay… un lugaaar” sonaba muy bien. El resto del tema me costó bastante, hice muchos borradores. Como siempre, más que traducción es una adaptación, pues a veces es más importante salvar el sentido fonético que el literal.



Escucha “Salen otras diez” de Las Chaquetas Amarillas a continuación:

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