Tres monstruos, una postal que no volvería a repetirse jamás. Pasó en una noche de agosto de 1983. James Brown, como casi todos los días, tenía una actuación en un lugar del mundo (el Beverly Theater de Hollywood), aunque sin pensarlo se convirtió en un hito en la historia de la música popular.
En un momento del show, tras una larga introducción, el Padrino del Soul presentó a Michael Jackson a subir al escenario. Le bastó tomar el micrófono para demostrar cuánto había influido Brown en la música de Jackson, logrando que todos quedarán histéricos.
Pero esto no sería todo: al minuto, Michael le susurra algo al oído de Brown, quien lo comenta a toda la audiencia mientras la banda sigue con su jam instrumental: “Michael acaba de insistir en que llame a subir a Prince. ¡Prince!”. Aunque tarda, el músico hace su aparición con más timidez que sus otros colegas. Toma la guitarra y hace lo suyo, sorprendiendo con un solo.
Así fue el encuentro de tres grandes del funk y el soul que se reunieron por única vez en un escenario aquel 1983. Mucho se hablaría después de los celos de Jackson con respecto a Prince, pero eso será materia para otra historia.
