Javiera Mena en el Teatro Caupolicán: fiestera pero también melancólica

Fotos por @alicephotomusica

Al surgir la pregunta de quién es el ícono femenino del pop electrónico chileno del siglo XXI, muchos sin dudarlo responden Javiera Mena. Y es que la artista ha sabido cómo resonar en diversas generaciones con el álbum “Esquemas Juveniles”, mostrándose introspectiva, vulnerable y muy cercana, pero también muy poderosa, rítmica y energética como es el caso del disco “Otra Era”.

Vanguardia y un ser ecléctico en los sintetizadores es lo que define a Mena, quien este año deleitó con nueva música, y asimismo un show para estrenar en vivo parte de este reciente material que llamó “Inmersión”, en donde la balada vuelve a florecer desde una sonoridad más orquestada alejándose un poco del ambiente más fiestero, pero sin olvidarlo.

Para ello, un 31 de mayo en el Teatro Caupolicán armó una fiesta con electropop y synthpop, pero también se aisló de los sintetizadores y la euforia para dar paso a una guitarra o sentarse a tocar en el piano. El manifiesto de la melancolía de temas como “Absurda”, “Me gustas tú”, “Esquemas Juveniles” y “Cámara Lenta”, sumándose acordes de viento en un formato acústico. La respuesta, un público que iluminó el lugar y cubrió todo con resonantes coros.

Con invitados de lujo y una duración de un poco más de hora y media, logró ser uno de los conciertos más ambiciosos de su carrera hasta el momento. Todos los espacios del recinto repletos se sorprendieron ante la presencia de icónicas apariciones: Princesa Alba en “La Joya”; desde Argentina, Santiago Motorizado en “Mar de Coral”; y Francisca Valenzuela en “Yo No Te Pido La Luna”.

Cuando las luces se apagaron a eso de las 21:15, se sabía que sería un show especial. Luces y una enorme pantalla vertical con deslumbrantes visuales se encontraban precisamente en el sitio donde estaban fijados los sintetizadores de la intérprete de “Otra Era”, otorgándole una estética única.

La suavidad de “Na Na Na” del nuevo disco inició la jornada junto a “Palacio de Hielo”, aunque todo lo quebraría la locura por un “Hola gays de Chile” de Mena, que trajo consigo “Hasta La Verdad” y “Sincronía, Pegaso”, transitando a sonoridades más electrónicas que después del segmento acústico se intensificaron en house y techno al ritmo de “Culpa”, “Diva” y “Flashback”.

Euforia al mil por ciento cuando sonaron los primeros acordes de “Espada”. Imparable de inicio a fin, la cantante saltó, corrió de un extremo al otro, y se lanzó al piso como parte de la característica performance. La reacción de los espectadores fue de una exaltación que creció en el instante en que “La Joya” se puso sus emblemáticos lentes blancos de “Otra Era” para interpretar la canción de mismo nombre. Al finalizar los dejó de lado para interactuar.

“Ustedes son yo y mi música son ustedes”, una frase tan corta y precisa como poderosa recibió aplausos y gritos de gozo de los asistentes ya inmersos en todo el espectáculo. No había de qué preocuparse, todo en su lugar. Continuó como “Pez en el agua”.

“La Carretera” y “Que Me Tome La Noche” hizo que desapareciera todo rastro de tranquilidad previa, como si fuesen dos shots de energía, de saltos sin parar que después persistieron en un encore con “Luz de Piedra de Luna” y “Sufrir” del álbum “Mena”.

Es así como terminó el tercer Caupolicán de Javiera Mena. Un repaso a los casi 20 años de música, a seis álbumes, a los clásicos modernos de una artista que nos hace emocionar con su sensibilidad y nos hace bailar con sus mágicos sintetizadores.

 

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