Toto en Movistar Arena: los viejos clásicos nunca mueren

En una época donde las Akriilas o los Jere Kleins parecieran ser el último grito de la industria musical y la masividad, los viejos grandes como Toto vuelven en gloria y majestad para recordarnos que los clásicos no solo sobreviven, sino que se imponen con autoridad, vendiendo y llenando arenas como pan caliente.

Este 20 de noviembre, un Movistar Arena completamente lleno fue testigo de una de esas noches de música que trasciende épocas, donde una banda con más de cuatro décadas de trayectoria demostró que ni la edad, ni los cambios en la industria, ni siquiera las barreras del lenguaje pueden apagar su brillo.

El sonido de Toto es innegablemente ochentero, pero no en el sentido desgastado de la nostalgia forzada, sino en una recreación auténtica y vibrante de lo que hizo grande a esa década. Esos órganos eléctricos, sintetizadores melódicos y vientos artificiales que parecen salidos de un teclado Casio son, en sus manos, los pilares de un estilo único. Melosos, exagerados, pero completamente irresistibles, estos sonidos todavía se escuchan tan frescos como en sus años de gloria, mostrando por qué Toto, sigue siendo un referente.

Foto: Jacqueline Riveros (@j.riverosph)

El público, una mezcla de generaciones, respondió con entusiasmo a cada una de estas melodías. No solo corearon los grandes éxitos como “Georgy Porgy”, “Hold the Line” o “Africa”, sino también aquellas canciones menos conocidas, demostrando que la conexión con la música va más allá de la popularidad o número de reproducciones. La barrera del lenguaje no fue un impedimento: cada coro, cada riff y cada nota se sintió como un idioma universal que unió a todos los presentes.

Uno de los momentos más íntimos y especiales de la velada llegó con el solo de piano de Greg Phillinganes. Sin ninguna instrucción previa, el público encendió las linternas de sus celulares, iluminando el recinto en un acto colectivo y espontáneo. Fue un instante donde la música y el público parecían estar en perfecta sintonía, creando una atmósfera mágica. Este solo incluyó fragmentos de “I Won’t Hold You Back”, arrancando suspiros y aplausos de quienes reconocieron el tema desde las primeras notas.

Otro punto destacado fue el cover de “Little Wing” de Jimi Hendrix. Aunque pasó desapercibida para algunos, la interpretación fue un recordatorio de que hay canciones que a pesar de perder su popularidad con los años, sobreviven el paso del tiempo a pura calidad, y en manos de Toto, este clásico tomó una nueva dimensión.

Foto: Jacqueline Riveros (@j.riverosph)

El virtuosismo de la banda también se manifestó en los momentos instrumentales. El solo de batería de Shannon Forrest y las secciones extendidas de temas como “Jake to the Bone” no fueron simples exhibiciones de técnica, sino piezas que añadieron dinamismo y profundidad al show.

¿Qué hace a Toto ser Toto?

El paso del tiempo ha cambiado inevitablemente a la banda. Muchos de los miembros originales ya no están, y esto plantea una pregunta interesante: ¿cuántos integrantes pueden irse antes de que una banda deje de ella misma? Es la paradoja de Teseo aplicada al rock, y aunque podría ser tema de debate, la respuesta se sintió clara en el Movistar Arena: mientras el sonido y la esencia permanezcan, Toto seguirá siendo Toto.

El desplante de músicos como Steve Lukather, cuya guitarra sigue siendo el corazón pulsante de la banda, y de Phillinganes, quien añade capas de emoción con su teclado, asegura que la esencia original sigue viva, a pesar de los cambios en la alineación. Lo importante, como quedó demostrado esta noche, es que la música sigue teniendo la misma capacidad de emocionar y conmover.

Foto: Jacqueline Riveros (@j.riverosph)

Toto ofreció una lista de canciones que cubrió toda su trayectoria, desde los clásicos inmortales hasta piezas instrumentales que dejaron espacio para la improvisación. Temas como “Rosanna”, “Pamela” y “Africa” fueron bien recibidos por el público, mientras que momentos más introspectivos como “I’ll Be Over You” equilibraron la intensidad de la noche.

En una noche donde los grandes clásicos se enfrentaron al paso del tiempo, Toto dejó claro que su música no solo sobrevive, sino que sigue conquistando con la misma fuerza de siempre.

Foto: Jacqueline Riveros (@j.riverosph)

Su presentación en el Movistar Arena fue un viaje por décadas pasadas (según algunos de mejores tiempos), pero también una declaración de que los verdaderos íconos nunca pasan de moda. Fue una celebración de una era, un recordatorio de lo que significa hacer música con el corazón y un tributo al poder de los clásicos para seguir inspirando a nuevas generaciones.

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